XXVI. Karl Loves Nikki.

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— ¿Estás seguro de qué deberíamos ir a un bar irlandés para qué se encarguen de nuestra barra en la boda? No deberíamos tener alcohol siquiera, a Finn se le sale su loca interior cuando bebe.

—Sí, sí, muy graciosa, Nicole.

Aunque, lo que dijera su prometida no era más que la verdad, Finn nunca se atrevería a decirlo en voz alta.

Heath caminaba en frente de ellos hacia la entrada de aquel bar irlándes, donde el planificador tenía un amigo que podría encargarse de su barra en la boda.

—Es por el mismo motivo de las raíces irlandesas de Finn que he decidido venir aquí. Creo que la familia de Finn estará encantada. —Heath se detuvo en frente de la puerta del bar, para mirar a la pareja con una sonrisa divertida.— Si la loca interior de Finn puede aguantar hasta que la velada termine, se le agradecerá.

Nicole soltó una carcajada, mientras Finn rodaba los ojos ante el comentario. Heath abrió la puerta del bar, adentrándose al mismo con la pareja.

Olía a alcohol por todo el lugar y había varios hombres y mujeres bebiendo en las esquinas, comiendo y conversando en las mesas o jugando billar.

Heath se acercó a la mesa del bartender, empezando a hablar con un hombre con una resta anaranjada. Al lado de Heath, estaba Finn. Nicole iba a acercarse a ellos cuando un silbido y un lascivo comentario la hicieron detenerse.

— ¿Qué demonios fue lo que dijiste? —Le preguntó Nicole a aquel sujeto. Era un hombre calvo y de mediana estatura, el cual usaba una camiseta gris que dejaba lucir sus tatuajes en los brazos.

—Yo solo dije que si querías pasar un buen rato con un hombre de verdad y no ese afeminado, siempre puedes acecarte a mí, preciosa. Mi nombre es Karl Anderson, por si cuando se dé la ocasión, quieras gritarlo.

—Eres un imbécil. —Espetó ella, prefiriendo seguir caminando e ignorar lo que el sujeto había dicho.

Sin embargo, una dolorosa y fuerte nalgada en su trasero, hizo que se deteniera nuevamente.

El cuerpo de Nicole se tensó por la ira, ya fuera por la nalgada que había recibido o por las risas burlonas que estaban saliendo de las bocas de esos borrachos que parecían ser amigos de Karl.

Cuando Nicole se volteó, brinco sobre sus zapatos al ver como uno de los sujetos brincaba sobre Karl, empezando a golpearlo de una manera que hasta a Nicole le dolía.

— ¡Oh, Dios! ¡Ustedes dos… Basta! —Exclamó ella, sin saber que hacer mientras veía como lo dos sujetos se molían a golpes.

La mayoría de las personas en el bar gritaban para alentar la pelea, solo algunos se dispusieron a detenerla.

Si Nicole estaba conmocionada, cuando los griterios entre los hombres, sus piernas temblaron de tal manera que pensó que caería al suelo.

— ¡Eres hombre muerto, Cabana! ¡Cuídate las espaldas, maldito idiota!

— ¡Cuándo quieras y dónde quieras, Anderson! ¡Te enseñaré a respetar a las mujeres, maricón de mierda!

Ni siquiera supo como pudo, pero Nicole corrió en sus zapatos de tacón, desesperada, hacia Colt. Su cuñado estaba lleno de sangre, pero muy poco le importo a ella en ese momento, abrazando el cuello del hombre de cabellos azabaches.

—Colt... joder, estás tan lastimado. —Murmuró ella contra el cuello de su cuñado, sintiendo como la sangre se pegaba a su rostro y ropa.

—Uf, deberías ver como quedó él, tetas.

Y Nicole rió ante el comentario. Ignorando lo enojada que ella estaba con su cuñado en aquel momento.

Boys Loves Nikki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora