XIV. Brock Loves Nikki.

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—Así que... —Murmuró Colt, tan incómodo como nunca lo había estado en su completa vida. Estaba recostado de la isla de la cocina, con su taza de porcelana blanca. A su lado, estaba Nicole, la cual estaba preparada para ir a hacer ejercicio como todos los sábados y se servía cereal en su bol lleno de leche— ¿ustedes no piensan hablarse?

Brie alzó la mirada de su desayuno, para mirar a su marido y acto seguido a su hermana. La cual había llegado muy tarde la noche del viernes y que había vuelto a ver esta mañana, cuando iba con dirección al baño y en ese mismo momento, su gemela iba de salida. Por más que Brie hubiese querido hacer una conversación con ella, Nicole había seguido de largo y su orgullo no le había permitido emitir palabra alguna.

—No tenemos nada de que hablar. —dijo Nicole, para después meter la cuchara al bol donde estaba su desayuno y tomar una porción del mismo, empezando a comer— Ella tiene una disculpa que ofrecer y yo tengo que hacer ejercicio. Y sinceramente, no tengo tiempo para aguantar el orgullo de Brianna. Así que, Brianna, ¿tienes algo qué decirme?

Brie miró a su hermana, con una mirada cruda y ruda, que posiblemente hubiera hecho las piernas de Nicole temblar unos años atrás. Su hermana era sorpresivamente intimidante. Pero ya no más. Ya estaba harta de Brie, ya eran muchos años aguantándola y estaba harta. Harta de ser protegida del odio por la persona que más lo manifestaba hacia ella.

—Brie... —Murmuró Colt, mirando a su esposa, la cual no decía nada en lo absoluto.

— ¿Ves, Colt? —El mencionado miró a la castaña, la cual no dejaba de mirar a su hermana gemela sentada en la mesa— No tenemos nada de qué hablar.

Nicole terminó de tomar y masticar lo que quedaba en su bol, para ir con dirección a la puerta de la casa. Tomo el pomo de la puerta y abrió entonces esta, para acto seguido, salir por la puerta.

Todo estaba muy incómodo en su casa, pero no iba a hacer nada al respecto. Era momento de que Brianna tomará y sobrellevará las consecuencias de sus actos y de que ella dejará de exigirse tanto a sí misma. Era momento de poner los papeles sobre la mesa.

Empezó a correr alrededor del parque que solía visitar todas las mañanas. Iba cantando una canción de Fall Out Boy mientras veía a la gente pasar por su lado, viviendo sus vidas cómodamente. Cuando empezaba a sentir que entraba en calor, vio cierta melena pelinegra que le hizo sonreír apenas reconoció a la dueña de la misma. Nikki aceleró su paso y cuando estuvo cerca de la pelinegra, brincó a la espalda de la misma, haciendo que Paige tuviera un pequeño ataque cardíaco. Nicole empezó a reír mientras se alejaba de ella.

—Oh por Dios, que bueno que eres tú. Estaba a nada de darte una paliza. —Sonrió la pelinegra, mirando como la castaña seguía carcajeando.

—Buenos días para ti también, Paige. —dijo Nicole, haciendo que la mencionada soltara una risita.

—Hola preciosa. —Saludó la inglesa, tomando las mejillas de Nicole entre sus manos y acercándola para besar su frente.

—Hola. —Saludó de vuelta la castaña, sintiendo como sus mejillas se teñían de rosa ante la cercanía de Paige.

No entendía en lo más mínimo nada de lo que estaba pasando. No sabía que pensaba ni que sentía Paige después de que se hubieran besado en el hospital, ayer habían pasado gran parte de la noche juntas hablando tonterías, y aunque hubiera cierta coquetería entre ellas, ninguna se había atrevido a hablar con respecto a que pasaría ahora.

Paige simplemente pasó su brazo por encima de sus hombros, acercándola a ella y empezando a caminar por el parque. No importo cuantas veces Nicole le dijo que debía seguir haciendo ejercicio, Paige se dispuso a ignorarla y contarle que hacía en el parque.

— ¿Natalya? ¿A la qué le eche el café el otro día? —Preguntó la castaña, mirando a la inglesa.

—Esa misma. Está colocando su tienda de camisetas y me dijo que la ayudara. Aunque la verdad es que no necesita mi ayuda, ¿sabes el muchacho ese con el qué estabas cuándo chocaron? —Nicole asintió a la pregunta— Al parecer desde entonces esos dos se han mantenido en contacto y tienen... algo entre ellos.

—Oh, que adorable. —murmuró Nicole, con una sonrisa. Era lindo que eso estuviera pasando, había tenido a Cesaro como un chicle por al menos todo un año y se sentía mal de rechazarlo, había sido de los pocos que había sido lindo con ella. Estaba feliz de que la hubiera superado— Cesaro merece ser feliz.

—Natalya también. Salió de un matrimonio muy complicado y estoy contenta de que haya encontrado a alguien que la respete... aunque son demasiado cursis, ugh. —gruñó la inglesa, haciendo que Nicole soltara una risita.

Risita que se detuvo cuando una voz masculina se escuchó.

—Oh, nena. Que lindo trasero tienes. —Nicole simplemente rodó los ojos, y se dispuso a seguir caminando, sin embargo, oyó un golpe seco que se le hizo brincar sobre sus pies. Cuando volteó a ver lo que pasaba, vio a un hombre de quizá unos dos metros tirado en el suelo, mientras veía como Paige tomaba una pose que decía que estaba lista para la pelea— ¡¿Cuál es tu maldito problema?!

— ¡Paige! ¡¿Qué estás haciendo?! —Chilló la castaña, acercándose a su amiga de cabello oscuro, tomándola por los hombros para que no le cayera encima al hombre de piel blanca que se disponía a levantarse.

— ¿Acaso no tienes hermanas, primas o alguna mujer en tu familia? ¿Qué pensaría tu madre? ¿Qué pensarías tú si le dijeran eso a tu madre en la calle?—Exclamaba la inglesa, luchando por ser liberada por Nicole, la cual trataba de procesar la situación y pensaba en una manera de controlarla— ¡Debes aprender a respetar a las mujeres!

—Este no es tu asunto.—Exclamó el hombre, levantándose del suelo y parándose en frente de Paige. Nicole perdió brevemente el control sobre la pelinegra, haciendo que esta casi le saltara encima al hombre. Sin embargo, Nicole había logrado volverla a tomar de los hombres, aunque eso no había impedido que el hombre cayera nuevamente al suelo por el susto.

— ¡Paige, basta! —exclamó Nicole, alejándola lo más rápido que podía del hombre— No es para tanto. Ven, vayámonos de aquí.

—Por supuesto que es para tanto... te faltó el respeto, Nicole. Eso no debería ser así.

—Lo sé, pero tampoco puedes andar por la vida tratando de golpear a todo el mundo.

Paige rodó los ojos, para después murmurar por lo bajo: —Aburrida.

Nicole simplemente negó con la cabeza, divertida, al mismo tiempo que golpeaba con el codo a la pelinegra.

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¡hola, amorcitos míos! lamento no haber subido la semana pasada, pero caí en un bloqueo emocional súper fuerte y no pude escribir absolutamente nada la semana pasado porqué no tenía ánimos ni para existir. Gracias a Dios, ya he superado esta mini-depresión que he sufrido :)

Les deseo una feliz navidad atrasada y un próspero año nuevo <3 Un millón de besos pervertidos y gracias por sus bonitos comentarios. Espero sus comentarios, que quizá no respondo, pero siempre leo.

Amor eterno, Evelyn.

Boys Loves Nikki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora