Capitulo 4

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"Tranquila, no te voy a hacer nada."


El agua de la ducha caía por mi cuerpo, relajando mis músculos a su paso. Era como si me olvidara de todo y me sintiera mucho mejor. Me pasaría toda la vida en la ducha. Nadie me molestaba, se sentía bien estar allí, sola, con tiempo para pensar. Sin ver a nadie.

Aclaré mi pelo mientras abría los ojos poco después de haber acabado. Busqué mi toalla y la envolví en mi pelo para luego poner otra toalla en mi cuerpo dejando bastante parte de mis piernas al descubierto. Empecé a secar mi cuerpo delicadamente a la vez que los pensamientos de la anterior noche venían a mi mente.

A pesar de todo ... estaba agradecida a aquel chico de pelo claro y ojos mieles que me había ayudado, cuando el mundo parecía haberme dado la espalda, nuevamente.

¿Travis? Recuerdo que así se llamaba el chico que intentó llevarme a su coche. Solo recordar sus ojos y su sonrisa de triunfo por lo que me iba a hacer, me estremecía, haciendo correr escalofríos por mi espina dorsal.

Suspiré intentando tranquilizarme. Me puse ropa interior y unos short con una camiseta sin hombro, ancha. Tampoco tenía ganas de arreglarme demasiado. Eran apenas las diez y media de la mañana. No tenía nada que hacer. Salí del baño después de recoger todo.

Me tumbé en la cama mirando al techo mientras el aroma de mi pelo llegaba a mi nariz. Aspiré oliendo el suave aroma a frutas. Sonreí al recordar que desde pequeña me encantaba ese olor.

De nuevo vino a mi mente el rostro de aquel chico de ojos mieles que se había cruzado en mi camino. Su cara mirando atentamente al frente mientras conducía concentrado y algo molesto. Su mandíbula apretada marcando su expresión perfectamente. No podía negarlo, era lindo. Pero sus palabras me habían dejado confundida y con miedo.

"¿Quieres estar en problemas?" Arqueó su ceja, su ceño se frunció, apretando su mandíbula a la vez que esta se le marcaba. Negué con mi cabeza. "Entonces no te conviene saber mi nombre... ni siquiera conocerme."

Me incorporé en la cama al escuchar de nuevo el teléfono en mi mesilla, interrumpiendo mis pensamientos. Lo cogí y contesté sin mas. "¿Si?"

"______. Soy Ash."

"Pensé que no llamarías de nuevo." Mi estómago rugió por el hambre. No había comido desde la noche anterior.

"Pensaste mal. ¿Todavía esta tu padre ahí?"

"No. Se fue a arreglar unos asuntos, creo que algo iba mal." Negué con mi cabeza, levantándome para bajar por las escaleras y coger algo de comer.

"Te llamé miles de veces a tu móvil. ¿Porque co*ño no lo coges?" Fruncí mi ceño por la confusión. Dirigiéndome hacia la nevera mirando en el interior lo que había.

"No recibí ninguna llamada." Respondí confundida. Cogí una botella fresca de zumo de piña y mermelada. Me dirigí hacia la mesa y dejé todo antes de coger tostadas para preparar mi desayuno.

"¿Estas segura ____? Te llamé en la noche cientos de veces y esta mañana no lo cogías, por eso tuve que llamarte al teléfono de tu habitación." Estreché mis ojos mientras me servía zumo. Pensando en toda la información que estaba recibiendo.

"No lo se, Ash. No reviso mi móvil desde..." Me quedé helada. Tragué saliva con dificultad, sintiendo como mi estómago caía al suelo.

"¿_____?" Preguntó algo preocupada. "¿Estas bien?"

"Oh dios mío. Ya vuelvo." Dejé el teléfono sobre la mesa mientras empezaba a correr por las escaleras con toda la rapidez que podía. Mier*da, mier*da, mier*da y mi*erda. No puede ser. Por favor, que no sea lo que estoy pensando.

As Long As You Love Me ● JustinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora