Capitulo 25

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"Maldita sea... me importas."


Mi pulmones parecía que iban a explotar. Mis piernas empezaban a flaquear y me daba la sensación de que no iba a aguantar mucho mas corriendo a ese ritmo. Era demasiado deprisa.

Pero tenía que hacerlo.

Tenía que correr.

Esa era mi única salvación.

El aire abandonaba mis pulmones mientras salía por mi boca tan deprisa que apenas podía respirar mas. La vista se me estaba nublando. Empezaba a ver todo a cuadraditos, como si me fuera a desvanecer en ese mismo momento en el suelo.

No podía permitirme el lujo de parar de correr ahora. Tenía que seguir.

Mi aliento salía al exterior, haciendo que se formara humo de la baja temperatura que había en ese preciso momento en la ciudad.

Salté algo que había en el suelo, mi pierna falló pero me estabilicé de nuevo y seguí corriendo, esta vez mas despacio. Mi velocidad bajaba mientras los segundos pasaban. Miraba a mis espaldas para asegurarme de que Jason no me estaba pisando los talones, pero estaba equivocada. Cada vez estaba mas cerca.

Estaba todo hecho. Este era mi fin.

Nunca había imaginado morir de esta forma. Siempre piensas que vas a morir de viejo. Por alguna enfermedad, o por un accidente o descuido, pero no piensas que un psicópata te va a seguir por la noche en un callejón y va a intentar matarte. Porque eso era lo que pretendía Jason, matarme. O al menos, hacerme daño.

No se escuchaba nada en la calle, solo nuestros pasos contra el suelo de la acera. Y nuestras respiraciones agitadas por correr tan deprisa. La oscuridad era lo único que estaba presente en esa calle. Se me estaba haciendo interminable.

Apreté mi mandíbula, para hacer un último esfuerzo en correr, intentando que no me alcanzara, y justo en ese momento un coche paró en seco en la calle, justo en frente. En la esquina que iba a cruzar para pasar a la otra parte de la calle. Era un coche negro. Lo conocía.

La ventanilla se bajó mientras intentaba llegar a aquel coche, por lo menos para pedir ayuda. Pero se me hizo demasiado conocido. La ventanilla se bajó rápidamente y pude ver el rostro de alguien, oscurecido por las sombras de la noche. Era él.

"Sube!" Su voz era furiosa, se notaba que estaba enfadado... demasiado. "Vamos!" Exigió con su voz ronca.

Ni siquiera lo pensé dos veces. Corrí hacia el coche, después de mirar a mis espaldas, y darme cuenta de que estaba a unos metros de mi. Me daría tiempo a subirme al coche y dejarle atrás.

La puerta estaba abierta ya cuando llegué a la parte del coche por la que me metí. La cerré rápidamente y el coche arrancó tan rápido que mi cuerpo se pegó contra el asiento de cuero. Seguramente abría dejado marcas de neumático en el asfalto. El sonido de las ruedas derrapando en el suelo hizo enviar escalofríos por mi espina dorsal.

Miraba al frente, a la carretera por la que íbamos. Di un vistazo al retrovisor y comprobé que lo habíamos perdido. Su figura, se desvanecía en la oscuridad mientras nos alejábamos de aquella maldita e interminable calle.

Ni siquiera me atrevía a voltear mi rostro para mirarle. El aliento salía de mi boca tan deprisa, que mi respiración y jadeos era lo único que se escuchaba en el silencio del coche, a parte del motor acelerando como si fuera una carrera de coches.

Mi pecho subía y bajaba. Tragué saliva, humedeciendo mi garganta y mi boca. Mi garganta estaba a este punto tan fría por culpa del aire, que parecía que estaba sufriendo una hipotermia. Me apoyé en el reposabrazos del asiento. Mirando por la ventanilla y de nuevo al frente intentando recomponerme y recuperar mi respiración. Cerré mis ojos y mientras cogía aire para tranquilizarme, miré al suelo. Mi pecho dolía. Mi vista se estaba desvaneciendo.

As Long As You Love Me ● JustinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora