Capitulo 50

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"El karma es una perra."


Hacía apenas dos días que habíamos acabado las clases. Era verano. Tan solo habían pasado unas tres semanas desde que empecé a estudiar para los exámenes finales y por fin, de una vez por todas, había acabado el instituto.

Ese lugar horroroso en el que pasas los últimos años de tu adolescencia, en el que vives cosas que hubieras querido olvidar y enterrar en lo más oscuro de un sótano para no tener que recordarlas nunca más. La gente dice que la adolescencia son los años mas bonitos de la vida de una persona.

¿Bonitos? Ha, venga ya, siguiente chiste, por favor.

Son de todo menos bonitos. Por favor, seamos sinceros. Cada vez que caminas por los pasillos de ese edificio grande lleno de adolescentes, no paras de sentir miradas por todo tu cuerpo e imaginas lo que pueden estar hablando las personas mientras te miran. ¿Me odiarán? ¿Mi jean se habrá roto? ¿Llevaré algo en la espalda? ¿Habrán creado un rumor falso sobre mi?

Esas y miles de preguntas más surgen por tu cabeza cada vez que tienes que atravesar un pasillo y unos cuantos alumnos, a los que puedes conocer, están fuera de clase, haciendo el idio*ta mientras miran pasar a toda la gente que va por los pasillos del instituto para cambiar de clase.

Te puedo asegurar que eso no es precisamente bonito. Llegas incluso a coger miedo porque no sabes si a alguno de esos adolescentes con las hormonas alteradas, se le va a ocurrir algún tipo de chiste para vacilarte en medio de la clase y hacer que todos se rían de ti.

Si, se como se siente. He pasado por eso.

Y ahí es cuando te das cuenta que todo lo que te decían de "el instituto es muy bonito, harás muchos amigos, disfruta." Era solo una mentira mas de las tantas que te contaban. Y no culpo a las personas que dicen eso. Yo también lo haría, por que si realmente te dijeran la verdad, saldrías corriendo y cogerías el primer avión con destino a la Antártida.

Por lo menos allí no habría adolescentes y listillos que hacen bromas para reírse de ti.

Al final, todo esto te hace aprender. Te das cuentas de quiénes son realmente tus amigos. En quien puedes confiar y en quien no. Te defraudan--más de lo que te esperabas--, discutes con personas, pierdes supuestos amigos, te quedas con los verdaderos, sufres, te gusta el tipo guapo del instituto --el que no te hace ni caso-- y al final... cuando te das cuenta, todo se ha pasado y te tienes que ir de ese jodido edificio, lleno de profesores obsesionados con que hagas los deberes.

Una etapa de tu vida se cierra, y tienes miedo de empezar otra nueva... tienes miedo a lo desconocido. A lo que no puedes controlar. Tienes miedo de dar un paso en falso y que todo que habías pensado, se derrumbe y se haga trizas.

Realmente no me sorprendería que todo se viniera abajo, mi suerte no era la mejor.

"______." Escuché una voz intentarme distraerme mientras sentía una mano delante de mi rostro agitándose. "Hey, chica."

Tragué saliva y sacudí mi cabeza aturdida para centrar mi mirada en mi amiga. "S-si."

"¿Estas bien?" Preguntó frunciendo su ceño.

Asentí con mi cabeza. "Si, claro." Sonreí inmediatamente.

"¿Seguro?" Arqueó su ceja sin quedarse convencida.

"Seguro." Sonreí intentando tranquilizarle.

"¿En que pensabas?" Dijo con curiosidad mientras daba un sorbo a su frapuccino. "¿En Justin?" Preguntó con diversión.

As Long As You Love Me ● JustinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora