Capitulo 36

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"Todo el mundo que esta conmigo es dañado..."


¿Alguna vez has sentido la necesidad de decirle a alguien como te sientes en realidad, pero luego no lo haces porque piensas que te dirán pesada?

Esas veces que te sientes tan mal por algo que ha pasado, un comentario, una simple mirada que te ha destrozado por dentro, una palabra... un gesto. La mas mínima cosa te podría destrozar por dentro y los demás ni siquiera se darían cuenta.

Ellos simplemente seguirían con sus vidas, mientras tu cargarías a tu espalda el peso y el dolor de todo lo que ellos te han hecho. Y lo peor es que... ni siquiera les importa.

Es curioso como una simple mirada te puede cambiar el día. Como una simple sonrisa te puede arreglar los segundos, minutos, horas que pasan. Te hacen mas feliz de lo que crees que serías. Esos pequeños gestos son los que realmente valen la pena.

No quieres llamar la atención, porque piensas que los demás pensarán que solo lo haces por interés, para que seas el centro de atención... cuando en realidad el dolor te come por dentro. Y al final, un día, explotas, con todo, por aguantar tanto... y eso es incluso peor.

Todo se acumula en tu interior y piensas que estas perdida, que no hay ya una luz en tu camino que te lleve a la felicidad. Pero déjame decirte que todo tiene solución. Tarde o temprano las cosas se arreglan. El karma es una perra.

Todos tienen su merecido al final.

Suspiré mientras miraba al techo de mi habitación. Eran las siete de la mañana. Había dormido poco, pero tenía fuerzas para levantarme. Hacía bastante rato que estaba despierta, así que estaba mas despejada de lo que creía.

Caminé por la habitación, hasta llegar a las cortinas de una tela fina en un verde claro que cubrían la ventana alargada que conducía hacia el balcón. El so salía por el horizonte, y alumbraba las ventanas, haciendo que los rayos de sol me cegaran por completo. Entrecerré mis ojos y me aparté rápidamente de la ventana para dirigirme al cuarto de baño.

Necesitaba una ducha.

Me había terminado de vestir y había bajado a la planta baja para entrar en la cocina y coger algo de comer. Al abrir la nevera me sorprendí. Había bastante comida. ¿Quien demonios la había llenado? Sacudí mi cabeza cogiendo una botella de agua y un poco de zumo con unas galletas.

No tenía tiempo para detenerme a desayunar tranquilamente. Así que dejé la mitad del desayuno encima de la encimera de la cocina y cogí mi bolso con libros dentro para dirigirme hacia el salón, buscando mi chaqueta. Mi padre se había ido temprano, mientras me estaba duchando, de la casa.

Trabajo.

Mi blackberry vibró en el bolsillo de mi jean negro rasgado y rápidamente la cogí, comprobando que era un mensaje de Justin. Sonreí ante la pantalla como si fuera una niña de cinco años y me acabaran de dar una piruleta.

De: Justin

Estoy aquí. Y sabes que no me gusta esperar... ;)

Reí divertida caminando por la casa, a la vez que miraba a la pantalla de mi teléfono. Miré a mi alrededor la nueva casa y suspiré. Era tan grande que no sabía como había logrado encontrar las habitaciones. Rápidamente salí por la puerta y cerré con llave detrás de mi.

El coche de Justin esta vez estaba solo en la calle. Solo estaba él. Había alguna casa cercana, pero la calle estaba desierta por lo general. Caminé hacia la otra acera, mientras el sol lucía en su esplendor a esas horas de la mañana. Hacía algo de calor. Me quité mi chaqueta y la colgué sobre mi mano. En mi otro hombro iba mi bolso.

As Long As You Love Me ● JustinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora