En alguna parte del cielo, un niño de alas blancas iba caminando entre las nubes, su mirada estaba concentrada en un libro grueso entre sus manos, lo leía con mucho interés, la trama de la historia lo tenia atrapado e ignoraba lo que sucedía a su alrededor. Cerca de aquel camino, arriba de una nube, una niña de 9 años jugaba sola, hasta que su mirada capto la figura del niño, no pensó dos veces y bajo de donde estaba para seguirlo.
Durante el camino el niño avanzaba perdido en la lectura, mientras la niña lo seguía unos cuantos pasos atrás, jugando, bailando, dando vueltas, pero sin perderlo. El niño sintió la presencia de la niña, paró su andar y la niña lo imitó, este volteo a verla algo confundido.
-¿Porque me sigues?-
Pregunto en voz alta el niño, la pequeña no dijo nada, sólo se encogió en hombros con una sonrisa en la cara. Él puso los ojos en blanco y dando media vuelta siguió caminando, retomando su lectura, la niña hizo lo mismo, camino detrás de él jugando, divirtiéndose.
Después de algunos minutos, el pequeño decidió bajar la velocidad de sus pasos, para que la chiquita lo alcanzara, pero esta lo imito, yendo más lento, él al darse cuenta de que no avanzaba paro de nuevo para verla
-¿Vas a venir o no?-
La niña asintió y dando brincos logró llegar a él, así ambos siguieron caminando uno al lado del otro.
El chiquitín seguía leyendo, mientras la niña jugaba aun lado de él, a veces miraba que leía tan apasionadamente el otro, o él la miraba divertirse entre las nubes, haciendo formas con estas o desasiendo algunas a su paso.
El camino fue silencioso, algunas veces él reía de las ocurrencias de la pequeña, otras se escuchaba la lectura que le hacia él sobre las partes que más le gustaba de su historia.
El sol estaba por ocultarse, las nubes se teñían de rosados y naranjas llamativos, ellos aun seguían caminando sin rumbo fijo, juntos. Fue hasta que el chico noto el azul oscuro del cielo, la luna en su punto y las estrellas brillando con gran intensidad
-Creo que es mejor que nos regresemos a casa-
Diciendo esto desplegó sus alas y alzándose en el aire estaba a punto de regresar, pero no sintió a la niña detrás de él, al voltearse vio a la pequeña aun abajo, mirándolo fijamente.
-¿que pasa?- dijo mientras regresaba a ella -¿sucede algún problema?-
Ella miro tristemente su ala izquierda, la cual estaba lastimada y le faltaban algunas plumas. Él entendió al instante.
-Vaya- suspiro -No te dejaré sola, ven, vamos a dormir arriba de esa nube, mañana nos vamos-
Subieron a la nube y se acostaron en ella. Miraban las estrellas y buscaban las constelaciones, reían y disfrutaban del momento. Él con pequeñas partes de nubes le curo el ala, haciéndole un vendaje para que sanara normalmente
-Sabes, algún día espero bajar con los otros ángeles- dijo él mientras señalaba a la tierra - Dicen que allá se aprenden muchas cosas y que sirve para forjarse y ser más fuerte - Miro a la niña, la cual miraba el suelo tristemente -¿que pasa?-
La niña miro sus ala, y luego regreso su vista a la tierra
-¿Allá perdiste tus ala?- ella asintió y suspiro -pero, ¿como?-
A la pequeña se le salieron unas cuantas lagrimas de sus ojos, lo cual era raro de un ángel, así que el niño asustado la abrazo
-Tranquila, si no me puedes contar no pasa nada, pero no llores- la chiquitina lo alejo y entre lagrimas lo miro
-Allá abajo no es un buen lugar, sabes, tienes mucho que aprender pero duele aprenderlo- se limpio la nariz con su brazo -lloró porque ya he ido, no duré mucho, y eso es lo que me entristece- dijo la angelita con voz quebrada
-¿Y volverías a ir?- pregunto con curiosidad
-¡No!, me da miedo- dijo la niñita.
El angelito se quedo pensativo, no le gustaba ver a la chiquitina así, por su cabeza pasaron muchas ideas, hasta que encontró la indicada
-¿ Y si bajamos juntos?- dijo entusiasmado agarrándole una mano -así allá te cuido y crecemos juntos, además, me enseñas las cosas que ya sabes y puede que yo aprenda otras cosas para enseñarte a ti-
La niña lo miró dudosa, luego miro a la tierra
-¿Me protegerás de las cosas malas y peligrosas?- él asintió frenéticamente y con una sonrisa en su cara
-Prometo que cada vez que tu bajes a la tierra estaré contigo, aunque estemos lejos te voy a buscar, aunque seamos diferentes se que te voy a encontrar- el extendió su mano y levantando el meñique hizo una promesa de amigos con ella.
Dicen que pasaron los años, las eras y las vidas, y no importaba como, donde o cuando, él la buscaba a ella por mar y tierra, pero su lazo de amistad y protección lo mantuvo vivo hasta el final de la historia.
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Pequeños universos
Short StoryMe gustan las historias cortas pero con mucho significado, salen sencillamente de mi cabeza, y son especiales para mi porque son pequeños universos hechos entre mis manos...