Eternidad

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Había vivido más de lo que él había esperado, su juventud había sido difícil, pero con el paso del tiempo había logrado confrontar aquellos problemas. Al final se había casado y había formado su familia, había seguido su vida y ahora veía todo de otra forma, era más sabio, y una persona ejemplar, un buen padre y esposo, a pesar de su carácter fuerte.

Pero ante todo siempre recordaba ese día, cuando tenía 22 años, aquél domingo en el que había despertado y había leído todos esos mensajes de despedida, pero no era un adiós normal, en verdad no volvería a verla o a hablar con ella, lo había dejado cuando más necesitaba a alguien. Su perdida le había dolido, sentía que le habían arrebatado una parte de él de la manera más cruel, no supo contenerse y se había refugiado en la oscuridad para sufrir. Nunca entendió como fue que ella había tomado aquella decisión, ella pudo haber pedido ayuda, lo tenía a él, pudo haberlo buscado y ambos enfrentar su problema, esto siempre lo había pensado una y otra vez, la había soñado durante una semana entera hasta que al final ella le pidió que la dejara descansar, con mucha tristeza y resignación, él al fin la había dejado ir.

Eso hace 70 años, ahora tenía 93, una edad bastante avanzada pero bien aprovechada, ya era abuelo y vivía jubilado, disfrutaba de su edad adulta y de la compañía de la que ahora era su esposa, la chica que le había ayudado a olvidar y a salir del lugar en el que estaba metido, lo había cambiado bastante.

Estaban listos para dormir, él se sentía más cansado, sabía que algo pasaría pero no le tomo importancia, dándole las buenas noches a su esposa se recostó en su lado de la cama y cerro los ojos...

Estaba en el aeropuerto, se veía con 22 años de nuevo, no sabía como había llegado ahí, miro a todos lados y sombras tenues se miraban a su alrededor, fue hasta que la figura nítida de una joven de 20 le llamo la atención, conocía esa cara. Esta chica sostenía en sus manos un cartel con su nombre y la palabra "bienvenido", su sonrisa era amplia y el vestido blanco contrastaba con su piel morena. Era la joven que lo había dejado hace tiempo.

Corrió hacia ella y la abrazo fuerte, la extrañaba y parecía que ella a él también, ambos se miraron y ella sólo acariciaba su rostro.

-Te estaba esperando- dijo con voz suave la mujer.

-No sabes lo que he vivido- exclamo emocionado. Ella sonrió

-Me tienes que contar todo-

Ambos caminaron a la salida, caminaron a la eternidad.

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