¿Historia o declaración?

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Mi madre había insistido, después de confesarle mi "pequeño problema", no había dejado de decir que asistiera a este lugar. Un grupo de ayuda para gente con diferentes problemas, algo súper religioso que todo lo soluciona con un "sigue el camino de dios".

Llegue algo tarde, ya habían empezado, me senté en una de las sillas que se encontraban hasta el fondo para pasar desapercibida, intento inútil.

-Por lo que veo, tenemos una nueva integrante, acércate muchacha, ven a presentarte- dijo el señor de bigote y barba con ropa ochentera.

Subí lentamente al podio, miré a las quince personas que estaban allí aparte de mi y suspire nerviosa

-Hola, soy Marta, tengo 20 años...- hice silencio, ¿que hacia aquí?

-Cuéntanos querida, ¿cual es tu problema?- ¿problema?

-Mi problema es...- mire mis manos sudorosas e inquietas -Mis ganas de suicidarme- susurre

-Oh, no te preocupes, aquí con la palabra del señor, te ayudaremos- dijo mientras aumentaba la voz a cada palabra, religión, todos aplaudieron.

-Pero cuéntanos, ¿porqué quieres cometer suicidio?-

Sentí a la gente más atenta, morbosa, ¿y si todos estaban aquí por eso?, nos mueve la morbosidad y el chisme. Suspiré y me cambie de posición, balanceando mis caderas para el lado opuesto.

-Pues, la vida, mi pasado, la presión, en realidad, no sé si es todo o nada, si es algo que en realidad quiero hacer, es todo tan confuso, tan raro, creo que puede ser el mundo en general, ¿no?, no lo odio en realidad, pero a veces sus pensamientos hacen que lo detestes, las personas nos basamos en cosas "normales" cuando la "normalidad" es sólo cotidianidad, ¿que demonios es normal?, sólo hacemos caso a aquello que hace la mayoría, pero qué si lo normal es lo que la minoría dice, hace, o como actúa. Creo que deteste eso, que me etiquetaran y me quisieran acomodar en estándares demasiado altos, todos dicen "¡Debes de ser feliz!", pero, y qué si no quiero o qué pasa si no lo consigo o qué pasa si no es mi condición, si en realidad, no puedo ser feliz, ¿enserio tengo que aparentar serlo?-

Comenzaba a divagar, pero sacaba lo que tenía adentro, ¿para esto es ese maldito grupo no?, miré a la gente, todos sólo estaban quietos, viendo.

-Seguro mi pasado o mi problema no es peor que el de muchas personas, de hecho, me lo repiten, me dicen que no debo de ser una malagradecida, que muchos quisieran tener mi vida, que otros la aprovecharían, que estoy dejando ir los mejores años, pero nadie se pone a pensar que es MI problema, me afecta, me daña, me transforma y no me deja pensar, será tan diminuto como quieran, pero no puedo con él, pesa como si fuera el mundo. Y aunque me digan que me ahogo en un charco, la verdad es que aguanto tanto como puedo, doy todo de mi, intento todo de mi, pero no salen las cosas, simplemente... todo suele verse inútil-

Un nudo en mi garganta comenzaba a formarse, era molesto, pero no iba a llorar, no me sentía así, era simple impotencia.

-No sé cuando comenzó este pensamiento, sólo puse una fecha en la que cambió todo, un agosto del 2009 si mal no recuerdo, aquel día algo me golpeo tan fuerte que termine en el lugar que estoy ahora, mi propio infierno, recuerdo la soledad, el trato diferente, las alucinaciones, la ansiedad, depresión, aislamiento, todo aquello que aun tengo y que me oprime el pecho, son palabras que salen fácilmente si confías en alguien, pero simplemente no lo hay, no confió en nadie porque mi autoestima no me lo permite, no es porque no tenga amigos, familia, todo eso, es porque siempre me siento igual, una carga, una molestia, un estorbo. Nací para cuidarme y ayudarme, no para depender, eso me enseñaron-

Escuche a alguien aclarando la garganta, levante la mirada, unos ni siquiera me miraba, otros estaban viendo el celular, y no faltaba el despistado en turno que se había dormido, las únicas personas que me miraban, más no sabía si me escuchaban, eran el anfitrión y dos señores de avanzada edad. Termine cruzando los brazos y molestándome un poco, pero igual no era algo que me sorprendiera, así que tuve que concluir, era suficiente por este día.

-El mundo insiste que puede ayudarte, que siempre habrá alguien para escucharte, que podemos ser mejor si hacemos un cambio, pero cuando alguien intenta abrirse y dar su idea, su sentimiento, su pensamiento, simplemente lo suprimen, lo ignoran, lo sacan de la sociedad por ser diferente, siempre es juzgado- suspiré fastidiada -Sólo vine porque mi madre lo pidió-

Terminé y baje del podio, nadie se percato de esto, me senté en donde había dejado mis cosas.

-Gracias por tu aportación, bien compañeros, comencemos con la charla- todos prestaron atención al señor, termine derritiendome en el asiento.

La charla duraba una hora y media, pero era eterna, todos decían las cosas que los perturbaba, unos parecían sacados de novelas o programas de ese estilo, termine por asustarme y ver que todo era peor conforme avanza la edad, más al ver a los señores quejándose de su vida, ¿enserio voy para esa dirección?, que horror.

Al finalizar salí casi corriendo del lugar, no me había ayudado en nada. Era tarde, la noche ya estaba, camine en dirección diferente de mi casa, no iba a volver, ya había dado mi declaración, ya había platicado pero todo seguía igual. Seguí con mi plan, no tenía nada que perder, sólo me iba a librar.

-Cobarde- susurre en la noche, con destino a la nada.

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