Ana y su madre entran en la sala del té de la condesa. Esta las saluda cortésmente y las invita a sentarse.
-Enhorabuena Ana. Me alegro de que hayas aceptado formar parte de nuestra familia -comienza diciendo la condesa a modo de saludo.
-El placer es nuestro, Cristina -responde su madre por ella.
Cristina se sienta en uno de los sillones, Rita a su lado y Ana frente a ellas.
-Por cierto, ya me enteré de lo del barco pirata. Espero que los barcos de tu marido estén a salvo.
-De momento no tenemos que lamentar perdidas. Gracias por interesarte, Cristina.
Después de las formalidades iniciales, las dos mujeres se sumergen en los temas del día. Ana escucha en silencio preguntándose que hace ella allí.
- ¿Habéis pensado una fecha? -pregunta la condesa.
-Si, el próximo verano. Preguntamos al alcalde y nos dijo que tenía todo comprometido hasta entonces.
-Seguro. Con el calendario que maneja, tienes que avisale con meses de antelación para cualquier evento. ¿Has recibido la invitación para el baile de otoño?
-Nos llegó ayer. Este año creo que se ha pasado un poco. Bailes los viernes y sábados, fiestas del te todos los días, y el taller de costura de su esposa.
-Yo creo que es porque se aburre. Ya lleva muchos años en el cargo y no sabe cómo matar el tiempo.
La condesa da un sorbo a su taza de té y a continuación sigue hablando.
-Bueno, aclarado ese punto centrémonos en lo importante. Tenemos cuanto, ¿nueve meses?
-Sí, más o menos. Seria a principios de verano, ya concretaremos más cuando el alcalde reorganice los bailes de primavera y verano.
-Entonces el siguiente punto importante es el vestido. Me gustaría que mi modista se encargase de ello, si no te importa Rita. Considéralo mi regalo para tu hija.
-Muchas gracias Cristina. No hacía falta. Pero será un placer dejar a mi hija en tus manos.
-También he preseleccionado un muestrario de telas. Había pensado en seda, es lo mejor para una novia.
Cristina hace sonar una campanilla que tiene junto a su taza y, al instante, una doncella entra llevando consigo varios pedazos de tela blanca.
Las dos mujeres comienzan un debate sobre las telas que tienen delante ignorando cualquier intento de intervenir por parte de Ana. Finalmente, resignada, decide sumirse en sus propios pensamientos dejando que las dos mujeres decidan solas cómo será el día más importante de su vida.
* * *
Ana suspira al tiempo que mira por la ventana del carruaje.
La condesa la ha hecho ir al palacio con su madre para hablar ciertos aspectos sobre la boda.
Desde un inicio ambas dejaron claro que su opinión no contaba en absoluto. Por lo que en realidad no sabe que pinta ella allí. Pero no puede negarse a ir.
La ceremonia tendría lugar el siguiente verano, concretamente en un año. Ellas se encargarían de la decoración, de la música, de la comida en el banquete, de las invitaciones, de los invitados, e incluso, de escoger la tela del vestido de novia. Ella solo tendría que posar para la modista y dejar que le tomase las medidas para el vestido, así como luego probárselo para los retoques finales. Es su boda, tendría que poder escoger al menos el vestido. Pero no podía hacer ni eso. Su padre pondría la dote y el conde el palacio para la ceremonia.
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La Rosa Blanca
Teen FictionAna y Nicolás son más parecidos de lo que ellos creen. A ambos les une un mismo sueño: poder ser ellos mismos y elejir su propio destino. Acompañales en sus aventuras en esta historia de piratas y secretos familiares, tesoros enterrados y amores se...