Un nuevo comienzo

87 5 4
                                    

—No veo nada.

—Cállate... No grites, hombre. Tú aceptaste el trabajo, ahora no hay reproches ni marcha atrás.

—Pero... yo iba a hacer esto por el dinero, por mi esposa embaraza. Pero ella... ha... muerto.

—Bueno mírale el lado positivo, mañana la enterrarás siendo un hombre rico ¿Tienes la capucha puesta al revés?

La capucha fue acomodada en su cabeza, ahora podía ver lo que tenía adelante. Un hombre bastante subido de peso y con un sombrero ridículo, se encontraba junto a él. Aquel sujeto estaba armado, y eso no le hacía gracia.

—Tú conoces el camino hacia la compañía de naipes Monarch, andando.

El hombre de capucha roja caminó a paso torpe. Delante de él había un alambrado no muy alto pero con alambres de púas en la parte superior. Miró al hombre regordete y le hizo señas para que lo cortara en la parte más cercana al piso.

—No sonará la alarma si lo haces justo aquí. Una vez dentro, ya no habrá seguridad que nos impida pasar. —Se acomodaba la capucha cada vez que intentaba hablar—. ¿Debo usar esta ridiculez?

—Por supuesto. Debe usarla el hombre más valioso de la banda... para mantener su anonimato —explicó haciendo un esfuerzo para cortar el alambre—. Listo, vamos.

Cruzaron el alambrado mirando hacia todos lados. Una vez dentro, avanzaron por una plataforma que dividía dos piletones químicos. Caminaron lentamente, subieron escaleras y bordearon tanques. Iban directo hacia a la compañía de naipes con el objetivo de robar todo el dinero y dejar un mensaje de parte de Maroni.

—¿El otro no vendrá? —preguntó capucha roja.

—No, se quedará en el auto haciendo de campana.

Caminaron por un tiempo más. Para él hombre que había trabajado allí durante gran parte de su vida, todo parecía muy diferente. Habían hecho algunas remodelaciones y, por lo visto, la fábrica se había puesto al día con los mantenimientos. No extrañaba este trabajo aunque le había traído grandes recompensas económicas. Recordaba muy bien por qué lo había dejado: había apostado por su humor característico, y se había dedicado a dar pequeños shows humorísticos. Desafortunadamente para él, no era demasiado bueno en el escenario, los nervios lo traicionaban. Poco a poco, su economía fue empobreciendo, y todo se complicó con el embarazo de su esposa. Debía buscar la manera de conseguir dinero, así fue que recurrió a la mafia de Maroni para poder obtenerlo. La mafia estudió su pasado y lo vieron como una posibilidad para asaltar Monarch, dado que él había trabajo en la planta química que se hallaba justo detrás. Desde la fábrica se podía acceder al techo de la empresa de naipes, y era precisamente por allí por donde entrarían a robar. Para su desgracia, su esposa falleció el día anterior al atraco en un accidente automovilístico, y ya no tenía sentido para él el dinero, su vida. Pero no tenía opción y debía actuar de todos modos. Y allí estaba, guiando a un mafioso a través de la fábrica química. Sólo esperaba que todo marchara según el plan.

—Allí está Monarch —anunció el hombre de capucha roja.

—Perfecto, ya estamos aquí. Vamos, deprisa.

De pronto, oyeron pasos detrás y voltearon con cara de terror. El hombre gordo apuntó con su arma desesperadamente hacia la oscuridad de la noche. Entonces, una figura apareció de las sombras.

—¡No disparen, soy yo, Ramiro!

—¿Qué haces aquí?

—Debemos salir de inmediato, la policía ha llegado.

Batman: El Lado Oscuro De La JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora