Encontrado

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-¿Eso es whisky?

Gordon levantó la vista y encontró a su ex compañero, Harvey Bullock, envuelto en un sobretodo color negro y con un sombrero al mejor estilo Sherlock Holmes.

-Es inevitable. -Fue lo único que se le ocurrió.

El detective se encontraba sentado en la escalinata del hospital con una botella envuelta en una bolsa de cartón. Su cara lo decía todo: estaba pasando la peor noche de su vida, estaba sin dormir y, para rematarla, su hija se encontraba luchando por su vida. Entonces, después de todo, no estaba mal un poco de alcohol para ahogar las penas, unas penas que desbordaban de su cuerpo.

Harvey se sentó junto a él y le quito la botella, pero no para arrojarla bien lejos, sino que para beberla sin culpa.

-Podrías haber comprado uno de mejor calidad -protestó.

-¿Has encontrado algo acerca del Guasón? -interrogó Jim, luego, bebió otro trago amargo.

-Estoy en eso, tengo a varios patrulleros merodeando Ciudad Gótica. Encontraremos a ese maldito.

-No sabes cuánto deseo tenerlo frente a mí. -Chocó su puño derecho contra su palma izquierda.

Ambos policías se quedaron en silencio, aguardando impacientemente a que los médicos terminaran de operar a Bárbara. Debían extraerle la bala y hacerle una transfusión de sangre; para su fortuna, ya habían encontrado un donante.

Gordon estaba sumido en sus pensamientos cuando un joven médico se asomó por la puerta giratoria del hospital. Traía el pelo atado y una barba sobresaliente, vestía un ambo color celeste.

-Detective Gordon, hemos terminado. -Hablaba con acento inglés y demasiado rápido para un cuasi ebrio James-. Suba y le contaré la... -hizo una delicada pausa- situación.

Escuchado esto, Jim intento ponerse de pie a toda prisa pero trastabilló al intentarlo. Bullock le dio una mano y juntos recorrieron la escalinata hasta la entrada.

-Soy el doctor, Goodman -dijo tendiéndole la mano. James se la tomó y la apretó suavemente-. Síganme.

Recorrieron un extenso pasillo hasta llegar al área restringida. El doctor Goodman caminaba a toda prisa sin decir palabra alguna.

-Dígame que está bien -pidió el padre de la hospitalizada.

-Está a salvo.

-¿Eso que significa? -Gordon, enfervorizado por el alcohol ingerido, habló a los gritos. Ya tenía suficiente por una noche-. ¿Está bien?

Goodman dio media vuelta y quedó cara a cara con el policía más famoso de la ciudad. Suspiró como si estuviera contando hasta diez dentro suyo, y luego dijo:

-Está a salvo. Eso es todo, ¿y sabe por qué? La bala entró en su cuerpo por debajo del ombligo de su hija, pero, desgraciadamente, no ha salido. Así que tuvimos que abrirla para poder sacarla. Y lo que descubrimos hace que ella esté a salvo y no bien.

-Oh por Dios. -Las lágrimas comenzaron a escaparse de nuevo por los ojos de James. Bullock lo tomó por los hombros-. Dígame, doctor, ¿la bala se detuvo donde yo creo?

-La bala fue detenida por su espina dorsal.

Un silencio se generó a raíz de la respuesta de Goodman. Gordon sintió que iba a desmayarse. Su hija había quedado parapléjica.

-Lo siento, detective. Pero ya puede pasar a verla si así lo desea.

-Desde luego, ¿ha despertado?

-Está consiente pero está descansando.

En ese momento el teléfono de Bullock sonó. El policía de disculpó por no poder asistir a ver a la hija de su amigo, y se alejó contestando la llamada.

Batman: El Lado Oscuro De La JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora