Sorpresa

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El silbido de la pava indicó que el agua estaba lista. Tomó la pava y sirvió agua hervida en dos grandes tazas. A continuación, colocó en ellas dos sacos de té, y caminó hasta el living con las dos infusiones.

-Bebe esto, te calmará los nervios -explicó la muchacha de cabellera rubia mientras le entregaba una de las tazas.

Tomó asiento junto a ella en un bello sofá de color carmesí. Luego, tomó el control remoto y encendió un viejo televisor que, al encenderse, hizo un fuerte sonido; la imagen tardó varios segundos en aparecer, y cuando lo hizo, lo que era emitido estaba en blanco y negro.

Una introspectiva periodista recorría la ya desalojada comisaría explicando por qué estos ataques habían ocurrido. Según ella, la gente sentía miedo a causa de Batman; repetía una y otra vez, como un loro parlante, que el murciélago debía ser eliminado. Intentó en vano ingresar a ésta pero un bombero le impidió el paso indicando que no era seguro estar por allí cerca, que, de un momento a otro, el edificio entero podría desmoronarse.

Vicky Vale suspiró profundamente y observó a la bonita joven que tenía a su lado. Aún llevaba puestos sus delicados lentes, y movía sus manos formando círculos con sus dedos índices.

-Traquilízate -volvió a hablar-. Al parecer no hay noticias de tu padre aún y, quieras o no, no es del todo malo. Batman lo rescatará, ya verás.

-¿Batman? -preguntó sarcásticamente-. ¿Hablas en serio?

-Confía en mí.

Bárbara Gordon se puso de pie de un salto y bebió un largo trago de té antes de apoyar la tasa sobre una pequeña mesa de madera. A continuación, dejó la habitación y se encerró en el baño.

Vicky, en silencio, observó una vez más el viejo televisor. Ahora la reportera interrogaba a algunos sobrevivientes que informaban acerca de dos criaturas gigantes. Una razón más para que se le echara la culpa a Bruce.

De pronto, la puerta del baño se abrió y una Bárbara hecha una furia cruzó toda la habitación hasta llegar a la puerta de salida.

-¿A dónde crees que vas? -interrogó Vale.

-A buscar a mi padre.

La hija del detective tomó de un perchero, una campera de cuero y antes de irse volvió a mirar a su acompañante.

-No sueñes con detenerme -amenazó-. Pero me vendría bien un poco de ayuda.

Tardó en responder, sabía que iban a tomar la decisión equivocada, pero, finalmente, aceptó. Después de todo, se la debía a Gordon.

Bárbara abrió la puerta de golpe, decidida a salir volando de allí, cuando se encontró con alguien en particular. Estaba con la mano levantada y el puño cerrado como si hubiese intentado llamar a la puerta. Traía puesto un sombrero de paja y unas ridículas gafas de sol, por supuesto, también tenía pintada su cara de blanco y una espeluznante sonrisa roja.

-Que servicial eres que has abierto antes de que llamara a la puerta -dijo sonriendo-. ¿Vas a invitarme a pasar o hasta allí llegan los buenos modales?

Bárbara no comprendía nada, no conocía a aquella figura pero, apenas la vio, le transmitió terror. Sintió un escalofrío recorrer su espalda a toda prisa.

-Tú -alcanzó a decir Vicky al tiempo que su corazón dejó de latir.

-¿Lo conoces? -Las palabras de Bárbara parecieron detenerse en su boca, apenas se oyeron.

-¡Sorpresa! Ja, ja, ja -Esa risa demencial fue el único sonido que se oyó por encima del disparo.

*

Batman acompañó a Gordon hasta el batimovil agarrado de su hombro. Ambos estaban malheridos, pero el detective no estaba preparado para recibir esos golpes.

-James, -el murciélago rompió el silencio- Maroni no puede ir a prisión.

-¿Cómo dices?

-Lo que has escuchado. Debe ir a otro sitio, lo mandarás al asilo Arkham. Allí, lo tratarán médicos especializados. Ha ingerido una buena dosis de Venom, y además en la cárcel lo matarán, allí tiene enemigos. En Arkham será tratado como se merece. -Gordon asintió cuando el nuevo héroe terminó de hablar.

-Gracias por salvarnos, Batman -dijo entre suspiros.

-No agradezcas todavía. Falta atrapar al Guasón.

-Lo sé, pero ya has hecho algo enorme capturando a Maroni. -Tosió suavemente-. ¿Sabes? Yo atrapé a Carmine Falcone, yo le limpié el camino a esa rata asquerosa. Creí que pondría fin a las mafias, que mi imagen infundiría terror, pero nadie le teme a un simple mortal con bigotes anchos y un sobretodo gris. En algún punto...

-No lo digas -intentó detener el discurso.

-En algún punto fue todo mi culpa.

-Gordon, has hecho bien en detener a Falcone, como también has hecho bien en confiar en mí para atrapar a Maroni. Todo ha sido gracias a ti. Ahora tu imagen puede descansar, juntos trabajaremos para limpiar esta ciudad; yo los encontraré y tú los encerrarás.

-Quizás tengas razón. Llévame a mi casa, por favor.

Se subieron al batimovil de puertas automáticas y juntos emprendieron camino hasta el nuevo departamento del viejo detective de Ciudad Gótica.

Al llegar, descendieron a duras penas del súper vehículo, pero, para su desgracia, hallaron lo peor.

La puerta de entrada estaba entre abierta. Gordon sacó fuerzas de donde ya no había e ingresó a toda velocidad. Entonces lo vio. Ahogó un grito y sintió su cuerpo sucumbir bajo sus pies. Se mareó y, si no fuera por Batman, hubiese terminado en el suelo.

Precisamente allí, en el suelo en medio del living, yacía el cuerpo inmóvil y lleno de sangre de Bárbara y Vicky Vale estaba desaparecida.

Jim se arrojó encima de ella. Entre llantos, lamentos y gritos, intentó en vano reanimarla. Bárbara había perdido mucha sangre y no había nada que el experimentado hombre de la ley pudiera hacer. Pero Batman sí.

La tomó entre sus brazos e indicó a Gordon que debían ir al hospital más cercano. Entonces, de la mano de la moribunda joven cayó una carta. James se agachó, aún con los ojos abogados en lágrimas, y la tomó.

-Maldita sea, mira, Batman.

Era un naipe. Era un comodín.

-James, mírame. -El caballero oscuro clavó los ojos en los de Gordon-. Llama a Bullock. Averigua si alguien ha visto al Guasón o si se ha avisado de otro ataque. Ayuda a salvar a Vicky, debemos encontrarlo antes de que sea tarde. Yo salvaré a tu hija, confía en mí.

No esperó respuesta alguna y huyó de la escena dejando a un desorientado Gordon con el corazón hecho añicos y con la desesperación a flor de piel.

Se subió al batimovil una vez más con Bárbara a su lado, y emprendió viaje hacia el hospital más cercano. La vida de esa chica estaba en sus manos y pendiendo de un hilo.

Batman: El Lado Oscuro De La JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora