De a tres

67 5 0
                                    

El teléfono sonó precipitadamente en el pequeño apartamento; una y otra vez, sin cesar. Esperaba una respuesta que se hizo desear, generando la intriga en aquel momento. Su sonido era agudo y ensordecedor pero aun así, no encontraba quien respondiera. Finalmente, una pequeña mano con las uñas pintadas de un rojo intenso, tomó el aparato telefónico.

—¿Diga? —Una delicada voz respondió al llamado.

—¿Señorita Vale? Habla el detective Gordon. —Su voz sonaba áspera a través del teléfono.

—¿En qué puedo ayudarlo, detective? —preguntó cordialmente.

—Tengo los archivos que me pidió que buscara. Aquellos que hablan de la denuncia de Thomas Wayne contra quien se había postulado para la alcaldía hace muchos años atrás, el señor Lew Moxon.

—¿Y bien? ¿Ha encontrado algo?

—Créame que mucho, y podríamos poner su plan en marcha... ese de atacar a la mafia a través del asesinato de los Wayne. Tal vez si lográramos atrapar a Moxon, podríamos hacerlo hablar.

—¿Y cómo inculparíamos a Maroni en todo esto?

—Bueno, podríamos negociar con el detenido. Tal vez decirle que si no coopera podría terminar preso de por vida, y si tiene fortuna, podría acabar como su primo.

—Suena a que podría funcionar —Dijo Vicky esbozando una pequeña sonrisa— ¿Cree que podría echarles un vistazo a los archivos?

—Desde luego —asintió Gordon—. Pero usted sabe, no pueden desaparecer mucho tiempo ¿Qué tal si se da una vuelta esta noche por mi casa?

—Allí estaré.

Bruce estaba realizando su habitual rutina de ejercicios. Ésta consistía en dar una vuelta alrededor de toda la mansión Wayne, luego realizar una serie de abdominales, levantamiento de pesas, todo lo que lo mantenga bien entrenado. Sentía como el sudor recorría cada parte de su cuerpo de manera incansable. Pero él no se detenía, nada iba a hacerlo. Salvo su mayordomo Alfred.

El hombre mayor entró en la habitación de forma apurada. Se detuvo junto a la puerta y esperó a que su amo le prestara atención. El joven Wayne notó su presencia y se detuvo. Tomó una toalla y se secó la transpiración, empapándola por completo.

—¿Qué sucede, Alfred? —preguntó.

—La señorita Vale está al teléfono, amo. Dice que tiene cierta información por la que usted ha preguntado.

—Bien, esas son buenas noticias, Alfred.

Bruce dejó el gimnasio y caminó hasta llegar a las escaleras. Bajó tan deprisa como podía y se acercó al teléfono. Lo tomó, y antes de responder, suspiró esperanzado.

—Aquí estoy, señorita Vale.

—Vicky —dijo ella de forma decepcionada.

—Vicky —asintió.

—Bruce, tengo noticias sobre Lew Moxon, y al parecer, podría estar seriamente involucrado con el... —tragó saliva— asesinato de tus padres. Podríamos llegar a él.

—Estas son buenas noticias, sí.

—Hoy iré a buscar los archivos de la denuncia al departamento del detective Gordon ¿Cuándo crees que podríamos vernos y, así, mostrártelos?

—Cuanto antes. Yo te estaré esperando.

—De acuerdo, me haré algún tiempo libre e iré a visitarte.

Batman: El Lado Oscuro De La JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora