Lo que queda

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Batman continuaba mirando la hierba. Amarillenta, verdusca, embarrada. Aún recorría la adrenalina por sus venas; la furia, la ira, se agolpaban por escapar una vez más. Vicky Vale estaba muerta, y nada podía cambiar el pasado. Cerró sus puños y aspiró hondo. Podría correr, golpear a los policías y secuestrar al payaso. Podría llevárselo a su guarida y molerlo a golpes sin que nadie se lo impidiera. Él podía. Pero así, estaría demostrando que el Guasón tenía razón, de esa forma aquel sujeto ganaría: ambos serían iguales; pero él no sería así, no. Volvió a abrir sus manos ya sin la tensión de hace un instante atrás.

-Era una bonita mujer, sin dudas. Y con un futuro brillante por delante.

La voz del detective Gordon irrumpió aquel momento de soledad, quizás era lo mejor. El caballero oscuro giró para verlo. Su rostro había cambiado, ya no estaba sucio y malherido, ni preocupado y agotado. Había vuelto a ser la misma persona que él conocía.

-Quiero que me prometas que encerrarás a ese lunático en el Asilo Arkham, nada de la penitenciaria Blackgate. Quiero que lo encierres en el ala de máxima seguridad, y asegúrate de que no vuelva a ver la luz del día. Pagará por lo que hizo.

-Sí, lo que tú digas -dijo quitándose los lentes-. Confío en ti.

-Es sumamente peligroso. Ese hombre colocó bombas en el centro comercial, allí se encuentra Bane, además, mató a los Grayson.

-Iremos tras él. Pero hay algo que debes saber acerca de los Grayson.

-Dime -habló expectante.

-El joven que hallaste en la jaula... Él ha sobrevivido. -Gordon vio como el murciélago levantaba la mirada-. Su nombre es Dick Grayson, y si no fuera porque has encontrado al Guasón, habría muerto también.

-¿Qué harán con él?

-Bueno, tú sabes, al quedar huérfano lo llevaremos a un hogar. Quizas...

-No -Batman interrumpió-. Bruce Wayne se hará cargo de él. Me debe un favor, y no hay nadie mejor que él para comprender su situación.

-Dile que pase a verme -contestó Gordon antes de ver como el nuevo héroe se alejaba con su batgancho de la escena, dejándolo hablando en soledad. Giró y se dirigió hacia sus muchachos -Éste va para Arkham, señores. Ustedes, síganme. Tenemos que dar una vuelta por el centro comercial.

Los autos se pusieron en marcha y se alejaron del parque de atracciones.

*

Mientras Gordon y sus hombres llegaban al centro comercial de Ciudad Gótica, otro vehículo policial ingresaba en el hospital penitenciario en las afueras de la ciudad.

El Asilo Arkham se trataba de una enorme casona de la antigua época victoriana, y había sido adaptado para concentrar a aquellos reclusos que se creyeran perturbados mentalmente. Ahora sería el nuevo hogar del Guasón.

Gordon descendió del vehículo. Se hallaba impaciente puesto que sus hombres no habían encontrado rastro alguno de Bane, ni de nada que indicase que allí hubieron bombas. Todo era demasiado extraño.

-Necesito un café. -Habló en voz alta aunque nadie se encontraba por allí cerca, luego caminó hasta internarse dentro de una aventajada cafetería de poca monta.

Mientras las puertas del asilo se cerraban con un leve chirrido, un hombre observaba como el auto policial se perdía al doblar en la esquina de la enorme casona hospitalaria. Un vaho abandonó su boca al suspirar. Luego, se retiró pasivamente bajo la atenta mirada de una preciosa luna llena.

Batman: El Lado Oscuro De La JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora