¿Por qué no fui invitado al show?

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Los cuatro hombres liderados por Ramiro recorrieron de manera silenciosa, el pasillo que conducía hasta el departamento del detective James Gordon; los cinco iban armados hasta los dientes. El plan era acabar con el detective, y dar un golpe más contra la débil Ciudad Gótica, así, demostrarle a la gente que el gobierno no podía hacer nada para protegerlos de los criminales. De esa manera, Maroni sería un hombre clave para postularse como alcalde, la gente lo vería como alguien capaz de detener el crimen.

Llegaron hasta la puerta, Ramiro se acercó y utilizó una ganzúa para abrirla; ésta dio resultado, y ante ellos, la puerta se abrió lentamente. Entraron silenciosamente, uno a uno, y se separaron para dirigirse a las diferentes habitaciones de la casa. Pero algo andaba mal, Gordon no se hallaba allí dentro; no podía ser posible.

—Jefe, no hay nadie aquí —dijo uno de los hombres de Ramiro.

Entonces, la puerta se cerró de golpe. Todos los hombres giraron asustados, y apuntaron sus armas en esa dirección.

—¿Qué rayos ha sido eso? —preguntó otro.

De pronto, uno de los hombres se vio abatido por algún extraño objeto. Todos se alejaron de la escena, dejando al mafioso tirado en el suelo. Entonces, Ramiro se acercó hacia el malhechor caído, y halló un objeto metálico en el suelo. Lo levantó, estaba frío al tacto. Lo llevó hasta la luz de la luna, y allí vio un murciélago de metal.

—¿Qué significa esto?

Sin previo aviso, del techo descendió el terror de los criminales. El hombre murciélago, comenzó a arrojar patadas y piñas contra los hombres de Ramiro. Las metralletas sonaron dentro de la habitación, pero nada podía impedir que fueran atacados por Batman. Los hombres contraatacaron y comenzaron a golpearlo, pero el encapotado se cubría con sus manos. Recibió golpes por doquier, y nada lograba detenerlo.

Ramiro, que se había quedado en un rincón observando la escena, tomó un walkie-talkie y le pidió a un sexto hombre que se había quedado fuera del edificio, que devolviera la luz. De pronto, todo se iluminó, y pudo ver a un hombre vestido con una armadura gris con un símbolo de murciélago en el pecho, igual al artefacto metálico que tenía en la mano, llevaba, además una máscara que finalizaba en dos cuernos gigantes, y una enorme y larga capa negra. Aquel hombre parecía no cansarse y combatía sin piedad contra sus hombres. Decidió entrar en acción, y se arrojó sobre Batman, pero éste se lo sacó de encima con una patada en su pecho.

Quedaban en pie sólo dos hombres, Ramiro se incorporó y se unió a ellos. Anunció que había llegado la hora de retirarse, entonces, los tres mafiosos corrieron en dirección a la puerta. Batman, arrojó otro artilugio contra el último hombre, haciéndolo caer de bruces al suelo, seguido a eso, se puso en movimiento y salió corriendo tras ellos. Los hombres estaban a sólo unos pasos de las escaleras de emergencia, cuando de pronto, algo inesperado ocurrió.

No muy lejos de su posición, el ascensor hizo un sonido, y sus puertas se abrieron. De éste emergió la figura de un hombre que se reía sin parar. Vestía un lujoso traje violeta, pero lo más extraño era su pelo verde, y su cara que estaba pintada de blanco con una sonrisa dibujada de color rojo. Aquella figura traía consigo dos ametralladoras que comenzó a disparar sin pena contra todos aquellos que se encontraban en el pasillo. Ramiro fue quien primero llegó a las escaleras de emergencia y logró salvarse la vida, mientras que los tiros impactaron contra el hombre que venía detrás de él. El pasillo se tiñó de sangre mientras el hombre de Ramiro era baleado por todas partes. Batman recibió disparos pero se cubrió con su capa, al tiempo que retrocedía y volvía a ingresar dentro del departamento.

Los tiros cesaron, y el recién llegado, sorteó el cadáver hasta llegar a la casa de Gordon. Encontró al hombre murciélago arrojado en el suelo; estaba aturdido por lo que acababa de ocurrir.

—Hola, Batman —dijo—. Quiero presentarte a dos amigas mías, vamos, no seas tan descortés.

Sacó entonces dos revólveres de dentro de su traje, y comenzó a disparar. Batman rodó por el suelo esquivando los alocados disparos. Llegó hasta el hombre de pelo verde y lo derribó con todas sus fuerzas. Se colocó encima de él y comenzó a golpearlo. Solamente hacía que aquel hombre se riera con más fuerza, hasta que tomó un cuchillo y se lo clavó en la armadura grisácea. Batman gimió de dolor mientras caía al suelo.

-Ja, ja, ja, ja. —Reía—. No podrás detenerme. No, señor. Ja, ja, ja, ja. —De pronto cambió su tono burlón para hablar de forma más seria— Vamos, acábame de una vez por todas.

El encapotado se puso de pie a duras penas e intentó un nuevo ataque contra el demente de pelo verde. Embozó un grito de guerra mientras se arrojaba con todas sus fuerzas, pero su intentó fue interrumpido. El nuevo criminal arrojó pólvora contra el suelo, haciéndola estallar fuertemente. El alter ego de Bruce Wayne retrocedió al instante y se quedó observándolo.

—¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua un murciélago? Ja, ja, ja, ja.

—Te acabaré —dijo entredientes.

—Oh no, no lo harás.

El hombre sacó de la nada dos granadas, y arrojó una contra la pared que se encontraba detrás de Batman, haciendo estallar la mitad del departamento de Gordon. El cuerpo del murciélago salió volando por la explosión y fue a caer cerca del ventanal que daba al balcón. El fuego comenzó a cobrar fuerza por todos lados.

—Es hora de despedirnos, bicho volador. —Volvió a hablar y cuando finalizó, arrojó la otra granada a donde Batman se encontraba.

El hombre murciélago, al verla venir, se arrojó contra el ventanal, haciéndolo añicos, para evitar morir por la explosión. Cuando ésta estallo, una bola de fuego salió despedida en todas direcciones haciendo estallar los vidrios. La pequeña onda expansiva hizo que Batman cayera por el balcón al frío suelo de Gótica. Abrió su capa para amortiguar una caída que, de todas maneras, sería dolorosa; el techo de un coche detuvo el impacto.

De la oscuridad aparecieron Gordon y la señorita Vale, y corrieron hasta donde Batman se encontraba.

—¿Se encuentra bien? —le preguntó la chica.

—Mi casa... —se lamentó James mientras Batman lo miraba dolorido.

Se incorporó lentamente, gimiendo de dolor.

—Un nuevo criminal atacó —habló—. No creo que tenga que ver con la mafia, los ha matado a todos. Voy tras él. —Comenzó a caminar lentamente—. Llama a la policía.

Se alejó de la escena tomándose la herida hecha por el cuchillo, internándose en las oscuras calles de Ciudad Gótica.

El nuevo agresor se quedó dentro de la casa riendo sin cesar con todas sus fuerzas, unos minutos después, se dispuso a retirarse, cuando encontró unos papeles contra un rincón cerca de la puerta. Los tomó: eran los archivos de la policía. Se los colocó dentro del saco y abandonó la escena silbando fuertemente.


Batman: El Lado Oscuro De La JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora