Batman vs Bane

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Aquella figura deformada que aparentaba medir centenares de metros de ancho y de alto, se acercaba a toda velocidad hacia donde Batman se encontraba. El murciélago todavía continuaba con la mano izquierda extendida y el gancho clavado en el ventanal, y en la otra cargaba con el cuerpo desmayado de Lew Moxon; por acto reflejo, soltó al corrupto mafioso justo antes de ser alcanzado por el monstruo. Sintió un fuerte dolor abdominal, y sus costillas se salvaron de ser quebradas gracias al resistente traje. Pero nada pudo impedir que saliera despedido unos metros hacia atrás; el gancho que aún colgaba se tensó por el impacto y arrancó parte del techo que chocó contra el suelo con un fuerte estruendo, provocando una pequeña columna de humo.

Batman intentó ponerse de pie a duras penas, el dolor lo estaba matando; la embestida había sido demasiado potente e inesperada que apenas había tenido tiempo de cubrirse. Pero lo logró, y allí estaba otra vez parado, expectante, en guardia, esperando a que su agresor atacara nuevamente. Y entonces, la figura violenta y demacrada por el veneno, hizo su aparición por en medio de la humareda. Ahora podía verlo con más claridad, traía puesta una especie de musculosa rajada en varias partes, en cambio, sus anchos pantalones habían resistido a sus músculos. Pero lo que más le llamó la atención fue aquella máscara, como la que llevan los luchadores de lucha libre: negra, con la cara marcada en blanco y los ojos pintados de un rojo intenso. Sus pasos retumbaban por todo el lugar estremeciendo al hombre murciélago; sus botas avanzaban lentas y poderosas. Se detuvo a unos metros de él y lo miró mientras tensaba aún más sus enormes brazos.

—Al fin nos encontramos. —Su voz sonaba apagada y sin fuerza detrás de la máscara.

—¿Qué eres?

—Soy el soldado perfecto en este escuadrón de la muerte. Mi nombre es Bane. —Sonó como Baaaaneeee—. Estoy aquí para hacerte pedazos.

—¿Trabajas para la mafia? —Continuaba expectante, sabía que no tenía oportunidad en un combate cuerpo a cuerpo.

—No importa para quién trabajo, lo que importa es lo que te pasará. —Hizo una pausa y avanzó un paso—. De donde vengo, los murciélagos son el terror, asustan. Y tú como eres uno de ellos, voy a acabarte y, así, te demostraré que no eres más que un simple animal; voy a demostrarle al mundo que no hay que temerte, sino que es a mí a quién hay que temer.

El musculoso se tomó la remera por el cuello y se la arrancó en mil pedazos. Aquel cuerpo era una armadura de guerra hecha de piel. Cerró sus puños y se preparó para atacar; y así lo hizo. Tomó a Batman por la cintura y lo elevó por los aires, para luego estamparlo contra el suelo. Éste gritó de dolor, pero no había tiempo para ello, Bane volvería a atacar. Abrió los ojos y vio un puño acercarse violentamente contra su cara; alcanzó a correrse justo a tiempo y le clavó en el cuello las afiladas puntas triangulares que tenía en sus guantes. El monstruo se llevó la mano al cuello y Batman aprovechó la oportunidad para zafarse. Se puso de pie y le encestó una patada en las costillas. Pero nada ocurrió, entonces, la criatura colosal se puso de pie mientras la sangre brotaba de la herida.

—Ja, ja, ja, ¿crees que puedes hacerme daño?

Revoleó un puñetazo pero Batman se agachó justo a tiempo, a continuación, le tomó el brazo e intentó rompérselo, pero su maniobra fue en vano; era imposible hacerle daño, Bane tenía razón, pero ¿por qué? Aquel superhombre reía sin parar, era invencible. De pronto, le dio una patada en el pecho, haciendo que Batman volara contra la vieja pared. Se había incrustado en ésta rompiendo los ladrillos en pedacitos. Intentó volver a la batalla pero la criatura musculosa atacó de nuevo; esta vez, se arrojó sobre él con vehemencia, y ambos traspasaron la pared dejando un enorme hueco.

El murciélago apenas podía mover su cuerpo; todo le ardía, todo le dolía. De la nada, oyó una bocina muy próxima a donde se encontraba, giró la cabeza -como pudo- y vio como un automóvil pasaba rozando. Estaban tirados en medio de la calle, y los autos pasaban zumbando cerca de ellos.

Bane ya se había puesto de pie dispuesto a continuar con esta pelea dispareja, entonces, con su superfuerza tomó un coche que se había detenido, con intenciones de arrojárselo a Batman; el vehículo crujió al ser levantado por los aires.

Desde el suelo, la situación no alentaba a mejorar, pero, para la fortuna del encapotado, traía un batarang en su cinturón, el cual arrojó a la cabeza de Bane haciéndolo trastabillar. Pero el musculoso no perdió el equilibrio y arremetió lleno de furia. El intrépido hombre murciélago lanzó, una vez más, su gancho y apretó el botón justo cuando el vehículo caía donde él se encontraba; Batman se estampó contra la puerta delantera de un automóvil, abollándolo por completo. Pero nada había terminado aún, Bane no iba a detenerse, él quería verlo aplastado como una cucaracha. Lo levantó del suelo tomándolo por el cuello. Un hilillo de sangre caía de la boca del encapotado, gemía de dolor.

—Sabes muy bien que éste es el final. —Lo puso a cara a cara—. Voy a quebrarte y nada te salvara esta vez.

En ese momento, se oyó una brusca frenada detrás de él. Bane giró la cabeza y vio a una bella mujer salir de un auto con una cámara de fotos en su mano, ésta la levantó y fotografió la escena que tenía adelante.

—¡Déjalo! —gritó desesperada— ¡Lo matarás!

—Es lo que va a ocurrir, señorita.

Pero entonces, algo inesperado ocurrió: la bestia comenzó a estremecerse violentamente, su cuerpo se sacudía sin parar. Dejó caer a Batman, quien cayó si fuerzas al pavimento. Bane empezó a perder sus músculos, y a achicarse en forma; estaba volviendo a ser quien era en realidad. El débil hombre que antes había sido Bane, yacía tirado y sin fuerzas en medio de la calle.

—Entonces, esto es lo que eres en realidad. —Batman hablaba aún en el suelo junto a él, todavía se tomaba el cuello—. Moxon está allí dentro. —Ahora miraba a la reportera.

Sin previo aviso, una ametralladora sonó del otro lado de la calle. Las balas golpearon contra el auto que se encontraba detrás del murciélago. La figura del Guasón emergió de las sombras de la noche.

—Ja, ja, ja, ja, ja.

La joven se acercó a Batman y lo levantó con todas sus fuerzas. Ambos unieron fuerzas y se internaron dentro de la fábrica una vez más. Al entrar, vieron el cuerpo de Lew Moxon tirado en medio del lugar. El murciélago, lo levantó, no sin ayuda de Vicky Vale.

—Dejé el auto allí —dijo preocupada.

—No te preocupes, yo traje el mío. —La sonrisa que se dibujó en sus labios estaba lejos de transmitir algo bueno—. Acércate a mí —dijo tomándola por la cintura.

Entonces, ambos se elevaron en el aire y salieron volando -gracias al batgancho- por el roto ventanal.

—Ja, ja, ja, ja, ¡casi lo matas! —reía y gritaba saltando alrededor del hombre moribundo.

Estiró su mano y tomó la de él para ayudarlo a incorporarse— ¿Sabes?, yo puedo ayudarte a que lo logres. —Le tomó la cara y le habló al oído—. Yo puedo darte la superfuerza eterna ja, ja, ja.

—¿Por qué debería confiar en ti? —Su voz apenas era audible.

—Yo seré quien te entregue a Batman.

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Batman: El Lado Oscuro De La JusticiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora