En medio de la noche el castaño camino por las oscuras calles mientras por su mente pasaba todo lo acontecido en el día. Ver al rubio llorar le había llenado el pecho de furia, aquellas personas mayores que osaban a tener privilegios con su pareja y que nunca antes los reclamaron, recordó aquellos días cuando conocía a Sungmin y le brindaba clases de matemáticas en un solitario apartamento, la cara del menor cuando este le preguntaba sobre sus progenitores, aquellas respuestas vacías que lo hacían sentir como una mie**a por tocar el tema "la ultima vez que hable con ellos fue hace un año en mi cumpleaños, me mandaron dinero por mis 17 y me dijeron que fuera feliz ¿tu sabes que es la felicidad?" aquellos ojos demostraban el dolor que sentían, el saber que las navidades, años nuevos o cumpleaños para el rubio eran fechas sin importancia por la culpa de unos descuidados padres le hacían sentir repugnancia.
Años mas tarde eran una pareja, incluso tendrían un bebe. Aunque aun faltara mucho tiempo Kyuhyun estaría con el rubio pasara lo que pasara, el seria capaz de brindarle a Sungmin lo que nunca había tenido.... una familia.
Sin embargo ellos regresaron, quería a Sungmin mas que a nada en el mundo pero si algo no podía negar era que los mayores tenían razón, seguían siendo los padres y como tales tomarían las decisiones necesarias por el "bienestar" de su hijo ya que este aun era menor de edad. Pero aun así la cólera lo embriagaba ¿que se creían esas personas para querer apartarlo de su lado? ¿como eran capaces de siquiera proponerle un aborto al rubio?
Kyuhyun no era un hombre de resentimientos, el mismo se había dicho que guardarle rencor a las personas nunca seria bueno, inclusive se lo recomendaba a su amigo Jong Woon cuando este se guardaba rencor a si mismo por la trágica muerte de sus padres. Cuando Sungmin le dejo nunca pensó en odiarlo, lo decía, si...algunas veces incluso lo hirió pronunciando esas frías palabras, pero nunca lo sintió, nunca pudo odiar a la persona que durante tanto tiempo le había llenado la vida de felicidad y sonrisas. Ahora era momento de crecer, debía ser un hombre porque lo que se avecinaba no seria fácil, Sungmin no podía sobre esforzarse porque eso causaría daños en el embarazo y si algo amaba mas que al rubio era al pequeño ser que estaba yaciendo dentro del msimo.
El frio de la noche a travezo su pálida piel, freno frente a un restaurante y pidió una copa de vino. Cerro los ojos saboreando su sabor y los volvió a abrir cuando el licor paso por su garganta quemandola de una manera deliciosa.
Antes de armarse de valor pidió otra copa y tomo su móvil, haber tomado el numero de teléfono de su "suegro" fue fácil pero llamarlo requería de valentía y el aun no podía tenerla.
Otra copa mas se lleno, y así transcurrieron varios minutos, el alcohol no lograba el efecto que deseaba y maldiciendo en voz baja cancelo la cuenta de lo que había tomado y siguió pensando mientras con su dedo indice le daba vueltas al celular que tras una llamada posiblemente cambiara su vida.
-¿Buenas noches?-cuando se decidió las palabras se esfumaron de su garganta, cerro los ojos y la imagen del rubio llorando lo atrajo hacia la realidad
-Señor Lee
-¿Con quien hablo?
-Cho Kyuhyun
-¿De donde has sacado mi número?
-Lo tome del celular de Sungmin, aunque el no lo noto....necesito hablar con usted
-Ya quedo claro todo esta tarde-respondió con frialdad este-no tenemos nada de que hablar
-¿Puedo hacerle una pregunta?
-¿Cual es?
-¿Alguna vez a querido que su hijo sea feliz?