Sungmin se levantó del suelo después de agotar la última lagrima que produjeron sus ojos, estaba tan cansado...solo, con la criatura que hasta ahora estaba formándose en su interior, estaba en una crisis, sus padres no lo querían, sus amigos de colegio no eran sus amigos y su Kyuhyun ya no era suyo.
Hasta ahora después de cuatro largas horas quejándose de su perdida comprendió que era la realidad, la triste realidad que él había elegido por el bien de la persona que amaba. Para el rubio era mejor que el castaño le tomara desprecio, así haría una vida aparte con alguien de su categoría y estudiaría lo que de verdad quería estudiar, viajaría por todo el mundo, entonces cuando estuviera listo se casaría y tendría hijos.
3 semanas antes de todo lo sucedido Sungmin pensaba que era el protagonista de esa historia, que él se iba a casar con Kyuhyun e iban a tener hermosos hijos. El rubio sobo su vientre sonriendo, habían concebido el primero solo por un error de hora y fecha, y allí se encontraba, inmune a todo dentro de su ser.
Cuando creciera el rubio le diría cuan maravilloso que era su padre a la criatura, le contaría como se conocieron y cuando llego el amor, le contaría a su hijo o hija cuanto le dolió la partida de aquella persona y cuanto lo amaba.
Kyuhyun era su regalo
Un regalo que después de tanto pensarlo paso a manos de otras personas, pero solo aquel pensamiento le provocaba nauseas. "Kyuhyun con... no mejor no" negó con su cabeza borrando la imagen de él que era su hombre en brazos de otra persona.
Todo había acabado tan de repente como comenzó, el rubio miro la foto de ambos que yacía en su mesa central de la sala ¿y todos los besos? ¿Y todas las palabras llenas de amor? ¿Y todos los te amo que alguna vez pronunciaron mientras se convertían en uno?, todo eso, todo se había ido como una hoja reseca en el viento de la estación de otoño.
Sungmin giro su cuerpo mirando el apartamento por última vez, una de las últimas veces antes de que desapareciera por completo de la vida de Kyuhyun
Tantos recuerdos...
Tantos momentos que pasaron juntos en ese lugar, cuando el mayor mentía por quedarse durmiendo a su lado, cuando de películas pasaban a sonrisas, besos y quizás algo más. Cuando menos lo pensó las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos color miel.
Era tan dura la despedida
El ahora probablemente lo odiara, Sungmin quiso salir corriendo y gritar cuán importante era el castaño en su vida pero entonces recordó aquella personita que estaba en su vientre y simplemente dejo que el silencio fuera la reina de sus emociones mientras gritaba y lloraba internamente por la perdida.
Ahora debía subir su rostro, seguir adelante y hacer todo lo posible porque su hijo o hija estuviera en las mejores condiciones
Porque ese sería el único recuerdo
El único recuerdo de la persona que amo, ama y amara hasta que cierre sus ojos yendo al otro mundo.
Porque nadie, absolutamente nadie
Puede superar lo que un día Cho Kyuhyun logro con paciencia, y devotación.
Sungmin comprendió algo mientras miraba la gran ventana de su apartamento, Kyuhyun siempre le había amado y ahora que ya no era posible que siguieran juntos tal vez y solo tal vez algún día las cosas vuelvan a ser como antes.
Aunque en ese momento, justo cuando la lluvia que se había ido volvió a caer, el rubio comprendió que su futuro solo no sería tan fácil
- Ahora solo somos tu y yo bebe-y diciendo esto entro a su habitación cerrando los ojos