¿Coincidencia o destino?

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Alejandro hablaba con Irish, como todas las mañanas, mientras compartían un café, esa mañana Alejandro tenía noticias importantes para la chica.

-Oye, debo decirte algo... Se que me has reclamado porque he estado misterioso toda la semana y también se que sabes que escondo algo, pero antes debo esperar que llegue tu mocca o me caerás con todo.

-Habla Alejandro o te juro que...

-Tranquila, por favor no saques todo ese carácter agresivo progresivo tuyo conmigo, no antes de que me explique bien, ¿si? -Alejandro la miraba con cara del gato con botas mientras hacía un puchero.

-Sabes que eres de todo, menos masculino cuando pones esa cara? -Le dijo Irish enfurruñada ante tanto rodeo.

Los llamaron por los altavoces para avisar que el pedido de ellos estaba listo. Hablaron de tonterías mientras comían. Después de tomarse su café, comerse dos donas rellenas de chocolate y bañadas en chocolate Irish tenía un bigote que era una mezcla de el mocca más la cobertura de chocolate de las donas que hacía un fuerte choque con su ropa negra y su ceño fruncido.

-Como sigas así vas a tener arrugas en la frente antes de los treinta -Alejandro tocó con un dedo su ceño mientras decía eso, la única respuesta de Irish fue un manotazo en la mano de Alejandro.

-Dime de una vez por todas lo que me has estado escondiendo. -Exigió Irish ya de mejor humor por haber metido cantidades ingentes de azúcar a su organismo.

-Bonita...

-¿Cuantas veces te voy a decir que "bonita" es nombre de perro? Deja de llamarme así.

-Está bien, me voy a tu país a vivir, por un año, quizás más... -Alejandro dijo esto tan rápido que no estaba segura si lo había escuchado.

Irish se quedó inmóvil e inexpresiva por unos minutos.

-¿Queeeeeeeeeeee? ¿Me dejas sola? ¡No puede ser! ¡No te puedes ir! ¿Quien va a cuidar que no me meta en problemas ni sea demasiado imbécil? No. No te puedes ir, te lo prohíbo -Irish lo miró con cara de niña indefensa mientras hacía un mohín, sentía la cara roja y le picaban los ojos.

-Tengo que hacerlo, bebé. Es por trabajo.

De fondo sonaba Euphoria, de Loreen.

Irish miraba a todos lados, a ver si veía una cámara escondida o algo. Y ahí estaba, una cámara, un camarógrafo y una chica morena con muchas curvas hablándole a la cámara, en la calle, frente a la ventana donde estaban ellos.

-¿Me estás jodiendo Alejandro? ¿Estamos en la jodida cámara escondida o algo así?

-¿QUÉ? ¡NO! -Alejandro estalló en carcajadas- No es cámara escondida, de verdad me voy...

-Pero, ya va... ¿Has dicho que te vas a mi país? Yo soy de aquí, nunca he vivido en ningún otro país y mis padres también son de aquí...

-Me voy a Irlanda, Irish, ¿entiendes?

-¡Oh! ¿Y no puedo ir contigo?

-No, cariño. Pero seguiré siendo tu mejor amigo así me vaya al fin del mundo.

Esa tarde, Irish aún se sentía abatida. Fue a la librería a buscar los libros que le había comprado Alejandro como despedida, esa era su manera de hacer las paces. De pronto se fijó en una chica, era la misma que estaba frente a la cámara, frente a su ventana (bueno la ventana del café) esa mañana.

Irish tenía una potente e infalible memoria, podía recordar cualquier clase de datos, números, fechas de cumpleaños y otras cosas que no tenían importancia o utilidad alguna, al menos en apariencia.

Volvía a sonar Euphoria y pensó que la canción la perseguía ese día.

Se acercó un poco más y se percató que habían otras dos chicas más. Escuchó que hablaban de un libro que ella había leído recientemente y sin pensarlo se metió en la conversación sin siquiera pedir permiso ni sentir vergüenza alguna. 

No se percató de lo que había hecho hasta que miró las caras de sorpresa de las tres chicas, la miraban como diciendo «¿Te conocemos?» Entonces Irish sonrió.

Y así comenzó lo que después se convertiría en una sólida amistad basada en libros.

**********

Ahora es tiempo de conocer a estas cuatro chicas. ¿Quieren conocerlas?

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