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La verdad sea dicha -Parte 1-

Irish sucumbió ante el abrazo de sus amigas y lloró. Lloró como una niña, como hacía años no se lo permitía. Lloró porque estaba confundida, porque le frustraba no saber como se sentía, por sentir rencor y no poder odiar como las personas normales, lloró por ser débil, pero también para ser fuerte, ahí entre los brazos de Tai y sintiendo como Dharma acariciaba su espalda reconfortándola.

Dharma envió un mensaje de texto a Potter: «Irish está mal, ¿puedes traer algo que la anime?»

Después de un rato Irish levantó la cabeza del pecho de Tai y miró a sus amigas con ojos rojos y llorosos.

Potter venía de camino a casa, se detuvo en una librería que quedaba cerca. Miraba los libros que estaban en las estanterías cuando llegó el mensaje de Dharma y como una señal del destino apareció ante sus ojos la solución, sabía que eso animaría a Irish.

-Les debo una explicación y se las daré en un momento, pero debo esperar que llegue Potter, cuando estemos todas les diré todo, desde por qué le di sus números a los chicos, hasta por qué estoy así. Solo les pido que esperen y que hagamos esto más llevadero, no he comido nada, así que prepararé un manjar para la ocasión, mientras ustedes abren alguna botella de vino, buscan mantas y se acomodan en la terraza. –Dijo Irish con voz temblorosa al mismo tiempo que se levantaba.

Las chicas se pusieron manos a la obra, Dharma se acercó a la cocina.

-¿Qué harás para comer o picar o lo que sea? Es para saber cual vino iría mejor. –Preguntó Dharma

-Un merlot iría perfecto, esta noche tendremos una pijamada –Dijo Irish mientras forzaba una sonrisa.

Tai iba entrando a la cocina

-Mantas y almohadas en la terraza, listo. ¿Te ayudo en algo? –Preguntó Tai -

Sí, mientras Dharma busca el vino, tu saca todo el helado que haya en la nevera. Yo haré sirope de chocolate y buscaré galletas y frutas. Haremos una ensalada de chocolate. Sacó oreos americanas y las trituró, fresas, manzanas picadas en cuadritos, buscó chocolate en barra y lo picó en trozos. Unió todo y luego lo repartió en 4 bowls a los que les colocó el helado y el sirope y se los llevaron entre ella y Tai mientras entraban en la terraza.

En ese momento entró Potter y Dharma que venía con dos botellas de vino le dijo que se cambiara, se pusiera el pijama y trajera cuatro copas de vino a la terraza.

Potter tomó el iPod de Irish y colocó música en aleatorio, comenzó a sonar “Per me importante” de Tiromancino y parecía puesta a propósito, calzaba tan bien al momento, como anillo al dedo. Entonces tomó las cuatro copas y algo que le había traído a Irish, para animarla.

Se unió a las chicas, se sirvieron las copas de vino mientras tomaban la primera cucharada de su “ensalada de chocolate”

-¿Quieren disparar sus preguntas o quieren que les cuente por mi parte? –Preguntó Irish mirando a las chicas.

-Cuéntanos tú –Dijo Potter

-Si tenemos alguna pregunta que hacerte, al final, te preguntaremos –Añadió Tai.

-Suéltalo –Dijo Dharma.

-Tengo problemas de entendimiento con mi madre, se que tal vez les parezca una tontería, pero tal vez si les cuento a fondo puedan entender como me siento. –Comenzó a decir Irish

Todas asentían, mientras escuchaban con atención, no sabían a que venía todo eso.

-Recuerdo que cuando era una niña mi madre me besaba en la frente antes de acostarse, supongo que ella pensaba que dormía, pero siempre he sufrido de insomnio, para aquel entonces solo fingía que dormía y luego podía imaginar un mundo de fantasía entre las sombras que creaban los árboles del exterior y que se movían por mi cuarto –Sonrió un poco al recordar –Tenía una imaginación muy potente, luego comencé a crecer y los besos en la frente comenzaron a escasear, hasta que ya no hubo más de estos. Me hice una adolescente bastante rebelde y problemática, sobre todo porque nunca me callaba lo que pensaba o sentía. Ella me hizo pensar que estaba mal mostrar cariño a otros, que se podían burlar de ti si lo hacías y yo le creí, al final tuvo razón.