Las vegas y sus consecuencias...

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La mañana de spa había sido magnifica; tratamientos, masajes y manos y pies hermosos, suaves y cuidados… Era como ser princesa por un día, Potter se sentía maravillosamente bien, al igual que sus amigas, eso se notaba nada más de verlas. Lucían todas radiantes y sonrientes, incluso Dharma, quien a pesar de su mirada triste, se veía todo lo feliz y relajada que podía estar.

Esto de ser novia a punto de casarse le estaba gustando, sobre todo porque sus amigas estaban con ella en todo el proceso y gracias a ellas no se había vuelto loca y tendría todo lo que siempre soñó en su boda y estaba segura que sería incluso mejor que en sus mejores sueños… Y todo gracias a esas chicas que estaban allí con ella, como siempre habían estado desde que se conocieron.

Al salir del spa Irish parecía un general, dictando instrucciones, Potter la tomó del brazo.

-Gracias, Puchu, yo me hubiese conformado con pasar la noche hablando con ustedes en el departamento, pero esto… Es perfecto, de una manera que nunca soñé. Gracias –Potter le susurraba estas palabras al oído de Irish con los ojos amenazando con derramarse.

-No tienes nada que agradecerme, para ustedes siempre voy a querer lo mejor, lo más caro, lo más nuevo, cualquier cosa es poco para lo que ustedes se merecen por soportarme y por quererme, pero más que eso, porque las quiero como a mi vida, porque son esas personas que nunca me defraudan.

-Ay, Puchu… -Y Potter rompió a llorar en el pasillo.

-¿Qué tienes? ¿Qué pasa?

-Estoy sentimental, porque esto ha sido muy bonito.

-Que tonta, Potts –Irish sonreía amplia y sinceramente –Quiero que disfrutes y seas feliz, no que llores.

Abrazó a su amiga, le besó la frente y luego la separó, le limpió las lágrimas y siguieron a las demás al restaurant.

*******

Alex pululaba alrededor de su oficina en otro de sus hoteles, el Embassy Suites, Michelle lo miraba con mala cara, mientras él hablaba por teléfono.

Terminó la llamada.

-Pero bueno, ¿me vas a decir qué te pasa, o por qué estamos aquí?

-Estamos buscando a alguien.

-¿Una mujer? –Preguntó la modelo.

-Sí, pero no una mujer cualquiera.

-¿Ah, sí? Interesante. ¿Qué tiene esta de especial? –Dijo la rubia levantando una ceja

-Que estoy enamorado de ella.

-¿QUE TU QUEEEEEEEE?

-Oye, no grites. Tengo dolor de cabeza.

-¿Es verdad eso que acabas de decir?

-Sí y necesito localizarla para decírselo a ella también, creo que es justo que lo sepa, ¿no?

-Y yo que pensé que este día nunca llegaría –Dijo soltando una pequeña risa – Alexander Williams enamorado y persiguiendo a una mujer, arrastrándose por ella, desolado porque por primera vez en la historia, desde que el mundo es mundo, nunca, jamás, nadie había osado a resistírsele –Agregó irónica.

-Deja la burla Michelle, ayúdame a buscarla, ¿quieres?

-No te atrevas a pedirme esa clase de favores, porque me los cobro caros, ¿okey? –La rubia lo miraba calculadora y con una sonrisa socarrona en su hermoso y perfecto rostro. –Cuéntame exactamente qué buscamos y te ayudo, pero ya sabes…

-No está sola, vino con un grupo de amigas a celebrar la despedida de soltera de una de ellas… Irish está con ella.

-Ah, así que esa amiga loca que tienes la conoce…

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