Dharma caminaba sonriente, pero con el paso del que será ejecutado.
Máximo Cagliani, que estaba siendo entrevistado por otra periodista, con la que coqueteaba abiertamente, miró hacia Dharma que venía caminando hacia él.
Su mirada de incredulidad, su expresión de estupefacción hablaban de lo sorprendido que estaba, incluso había dejado la frase que estaba diciendo a la mitad. De repente sonrió, su mirada cambió, era una mirada oscura, pero traviesa.
Dejó a la periodista con la que hablaba y se dirigió hacia Dharma.
Ésta se paralizó.
La periodista que entrevistaba hace un momento a Máximo exigía su atención, pero él ya no la escuchaba, solo tenía cabeza para una cosa, besar a la mujer frente a él.
-¡Dios, como te he extrañado! –Le dijo Máximo a Dharma a manera de saludo
-No metas a Dios en esto, estoy aquí por trabajo.
-Como siempre, el trabajo primero, ¿no?
-¿Puedo entrevistarte y dejamos la conversación incómoda para otro momento?
-¿Cuando? Yo necesito respuestas Dharma.
-Luego de las entrevistas.
-Está bien, entonces comencemos de una vez, dispara.
-¿No estabas en una entrevista con aquella periodista que parece que se la fueran a llevar los caballos del infierno? Se serio Max, pórtate bien, termina tu entrevista con la otra periodista y luego vienes conmigo.
-Vale, vale…
Haciendo caso al consejo de su antigua novia se dejó entrevistar por la otra periodista, luego por Dharma y luego por otros periodistas más.
Mientras tanto Dharma entrevistó al resto de los nuevos talentos y otros jugadores más con eficacia y profesionalismo.
Así pasó la mañana entre entrevistas y entrevistas.
Alex estaba en el bar, comió un sándwich, miró deportes en la pantalla de la tv de la barra, se tomó varias limonadas, hizo algunas llamadas, incluso se reunió allí con un inversionista. Al llegar la hora de la comida vio entrar a Dharma en el bar con un hombre.
Al acabar con las entrevistas ella salió de la sala de conferencias y se dirigieron al bar. Dharma solo pensaba que quería aclarar la situación con Máximo, no quería malos entendidos.
Se sentaron en una mesa, mientras la cabeza de Dharma daba vueltas alrededor de lo que estaba sintiendo.
Se sentía mareada, confundida, sentía que había hecho algo mal, pero sin saber el qué.
Máximo tomó su mano que estaba sobre la mesa y entrelazó sus dedos.
-Ahora estoy aquí Dhar. No pretendo interferir en tu carrera, ni ser una distracción, solo quiero que estemos juntos. –Máximo no se andaba con rodeos, miraba a Dharma directamente a los ojos con una expresión realmente dulce. –Estuvimos juntos durante todo el período escolar y la universidad y luego tú te vas y yo me quedo vacío, teniendo que soportar la vida sin ti… No ha sido fácil.
-Max… No, por favor –La tristeza en Dharma era casi palpable –Fue lo mejor en aquel entonces, desde eso hemos crecido, como personas, profesionalmente, hemos ido por caminos distintos, cambiando lo que éramos y ahora lo único que puedo ofrecerte es mi amistad.
-Yo no quiero tu amistad, Dhar. Te quiero a ti –Besó la palma de la mano de la chica
Alex, los miraba desde la barra y sentía como la rabia se iba acumulando dentro de si.
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Somos las Bookwhores
RomanceIrish Thomas-Zimmerman es una lectora compulsiva, suele enamorarse perdidamente de los personajes de los libros que lee. Un día conoce un grupo de mujeres, un grupo en el que cae casi por casualidad, aunque ella piensa que todo es obra del destino...