«Últimamente, cada vez que me emborracho, algo loco me pasa...
Primero los strippers y ahora esto.
Anoche estaba en una despedida de soltera, que bien pudo haber sido la mía, porque hoy amanecí casada...
¡OH DIOS MÍO!
Estoy casada.
Eso era lo último que quería en la vida, quiero decir, nunca pensé en el matrimonio como algo que deseara, como una meta personal o como un sueño que tenía desde niña, porque nunca fue así, quiero decir que mi sueño de niña no era una boda grande de princesa... En fin, que ahora estoy perdida, ¿que se supone que debo hacer?
¡Ni siquiera puedo pedir una anulación del puto matrimonio porque ya fue consumado!
Los Dioses del Olimpo, Elvis, Freddy Mercury, Marilyn Monroe y los Beatles son los culpables.
Y lo peor de todo es que mi flamante y nuevo esposo está abrazándome, acariciando mi espalda, pacientemente esperando que me calme.
¿Puede ser peor?
Sí, siempre puede ser peor. Lo peor, realmente, es que a pesar de lo asustada que estoy, de verdad quiero estar con él, pero siento tanta rabia en este momento, por estar en esta situación y por sentirme al borde de un ataque de pánico, sumado a un ataque de ansiedad, estoy desesperándome, sintiéndome claustrofóbica e histérica.
Necesito... necesito...
Oh, Dioses de los novios controladores y manipuladores y los esposos insaciables, ¿qué me está haciendo?
¿Qué demonios?
¡NO! Déjame...»*******
Él la miraba atónito mientras Dharma gritaba enfurecida y golpeaba el pecho del hombre.
Bueno, pero que le pasa a Dhar, ¿por qué demonios está así? ¿Será que está histérica?
Eso tiene remedio... Y ella lo va a probar.
Levantó en brazos a su, ahora histérica, esposa. La llevó al baño, abrió la ducha con el agua fría a todo lo que daba y la metió debajo, esperando que el helado torrente de agua la calmara un poco.
Cuando al fin comenzó a calmarse un poco le preguntó:
-Pero bueno, ¿se puede saber qué te pasa?
-Tú... -Dharma clavaba un dedo, de manera acusadora, en el ancho pecho. -¡Te aprovechaste de mi borrachera y me engañaste para que me casara contigo!
-Yo no...
-¿Tu no qué? Yo nunca me he querido casar, eso nunca ha formado parte de mis planes, ni de mis sueños y mucho menos de mis metas... Pero si piensas que por un anillo vas a controlarme, ¡ESTÁS MUY EQUIVOCADO!
-Dharma...
Su tono de voz se había vuelto oscuro y peligroso.
-Dharma nada... Mira, no soy de las que cree en matrimonios eternos, ni mucho menos soy creyente de aguantar mierda de nadie, así que quiero que te quede claro que tan pronto como comiences con exigencias locas y fuera de lugar, me largo y te entenderás con mis abogados, ¿te queda lo suficientemente claro?
-Mira, Dharma, me casé contigo porque te quiero, porque estoy enamorado de ti, pero no pienses que te engañé, porque bien de acuerdo que estuviste, incluso escogiste quien nos casaría, así que déjate de histerismos, que ya no te quedan. Tampoco estás obligada a quedarte conmigo, si no quieres estar en este matrimonio nos divorciamos de una vez y santo remedio. Tal vez prefieras estar de stripper en stripper o quizá con alguien más. Yo se que quiero estar contigo, pero también estoy consciente de que esto, -dijo señalándolos a ambos de ida y de vuelta varias veces- quiero decir una relación y más aún un matrimonio, es una calle de doble vía y que ambos tenemos que querer lo mismo.
Entró a la ducha con los brazos extendidos y Dharma cabizbaja fue a refugiarse en él y comenzó a sollozar.
-Tengo miedo... ¿Y si no funciona?
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Somos las Bookwhores
RomanceIrish Thomas-Zimmerman es una lectora compulsiva, suele enamorarse perdidamente de los personajes de los libros que lee. Un día conoce un grupo de mujeres, un grupo en el que cae casi por casualidad, aunque ella piensa que todo es obra del destino...