(DISPONIBLE TAMBIÉN EN SUEÑOVELA)
[Borrador]
Curiosa, misteriosa y humana.
La vida normal de Ice empezó a cambiar cuando sucesos o más bien individuos misteriosos comenzaron a aparecer en su vida. Blak; Maximous Blak fue lo primero, el chico por...
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-¿Qué eres?- pregunto una voz femenina a mis espaldas, lo que me hizo sobresaltarme.
Era una voz no registrada en mi cerebro.
Me di vuelta para encarar a su procedente y me encontré con una chica de mi edad, pero ella era perfecta. Su cabello rojo caía en ondulaciones por sus hombros, sus ojos verdes eran muy impactantes, y la frutilla del pastel era que su cuerpo era esbelto, todo donde tenía que estar. Parecía una modelo.
-Te preguntaré de nuevo ¿que eres?- agregó, como si le estuviera hablando a una niña.
Al lado de ella yo era, bueno... muy normal. Más que en mi boca estaba el sandwich, y de la sorpresa de aquel encuentro, el sandwich aun estaba allí.
Dándome cuenta, me quite el sandwich y me compuse.
-Soy la nueva- comente, como si fuera lo más obvio, extendiéndole la mano, a lo que ella miro mi mano y con asco me miro de nuevo a los ojos.
-¿Tengo que repetirte la pregunta?- su tono era sarcástico y altanero. Eso le hubiera molestado si la chica no sería tan bella, o la conociera, o si ella no era una metaphoreis.
Y más vale prevenir que curar.
Al ver qué yo no respondía, solo rodó los ojos, y suspiro cansada. Para luego retirarse de la cocina.
"Siempre"
Cuando comprobé que se había marchado, seguí comiendo mi sandwich extrañada.
Creo que debería tener más cuidado, según May los metaphoreis pueden llegar a ser gente muy peligrosa.
Y le creo.
Cuando mi hambre ya fue saciada, me encamine de nuevo a mi habitación. Por lo que había aprendido de esta noche y la anterior, era que los metaphoreis no precisaban de la luz, de linternas. Su vista estaba capacitada por sí sola para ver en la oscuridad, y si yo usaba una linterna, claramente descubrirían que soy una humana. Así que hice un nuevo método. El tacto. Mi mano se colocó en la pared y seguí la dirección por donde había venido. O eso esperaba.
El plan era caminar hasta ver la gran escalera con su ventanal que reflejaba todo el pasillo cercano, así que si mis cálculos no fallaban, estaba en el camino correcto.
O eso creía.
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