¿Y mi regalo?

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No sé como había llegado a mi cama. Solo sabía que era domingo y eso solo significaba una cosa, poder dormir tooodo lo que quisiera.

Miré la hora en el móvil que estaba en mi mesilla y vi que eran las doce y media.
Mis tripas rugían pero no me quería levantar.

*Insertar voz de tele tienda*

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Saqué mi baúl que tenía en la mesita de noche y cogí una tableta de chocolate.

Empecé a comer y mientras miraba los Whatsapp.

Robert

Me vas a decir para que me pediste un esqueleto? Me debes una respuesta

Jordan

Pequeña tenemos que quedar algún día, te echo de menos :(

Nathan

Sabes? La broma que me gastaste ayer fue muy buena. Sabes creo que te mereces un premio. Cuando te despiertes envíame un Whatsapp.

Le respondí a Robert, diciéndole que ya la contaría mañana, a Jordán, diciéndole que cuando él quisiera y a Nathan diciéndole que ya había despertado.

A los pocos segundos mi móvil vibró bajo la almohada.

Era Nathan diciéndome que fuera a su habitación.

A regañadientes me levanté de la cama, me puse unas mallas deportivas, una camiseta básica gris de algodón y unas deportivas blancas. Me lavé la cara, cepillé los dientes, peiné mi pelo en una coleta alta y pasé a su balcón saltando desde el mío.

Su habitación estaba a oscuras pero por la luz que entraba por la ventana pude ver a Nathan sentado en el borde de la cama solo con los boxers...

-Hola Alice, te estaba esperando

-Nat, no es que me moleste ni nada pero ¿Qué haces en boxers? Como entre alguien de tu familia le da algo

-No te preocupes no están, se fueron a no sé donde así que estamos solos.
Siéntate a mi lado ¿si?

Con desconfianza, hice lo que me mandó.

-Sabes Alice, dijo acercándose a mí, me has dejado en ridículo ayer. Tienes que pagar las consecuencias no crees

-Nat, te quiero mucho pero lo tengo todo grabado en mi móvil y como me hagas algo, en menos de 3 minutos todo el mundo lo tendrá en su poder.

-Vaya Alice, juegas duro, en un movimiento rápido, me tumbó en su cama y él se puso a horcajadas cerca de mi pelvis, tal como a mí me gusta, añadió susurrando en mi oído.

-Nathan, dije susurrando al igual que él, ¿sabes? Esto es divertido, sonreí y lo empecé a besar de la forma más salvaje y caliente que pude.

Mis besos siguieron hasta su cuello donde conseguí dejarle una marca.

Victoriosa, sonreí pero no sabía cómo parar. Los besos de Nathan eran cada vez más exigentes. Había despertado a la bestia. Por suerte mi móvil sonó en mi bolsillo. La persona que me estaba llamando era Jordan. Una sonrisa asomó por mis labios. La cual desconcertó a Nathan.

*Llamada telefónica*

-Hola pequeña

-H-Hola Jordán que tal?

-¿Y tu por qué tartamudeas? ¿Qué estabas haciendo pillina?

-N-nada, tape el móvil con la mano para evitar que Jordán me escuchara y susurré un "Nathan estate quieto".

-Y dime Jordán, ¿Qué me querías?

-Bueno, quería quedar contigo pequeña, si no te molesta claro.

-Claro que no me molesta, dime lugar y hora.

-Vale te lo digo después por Whatsapp que parece que ahora estas muy ocupada. Recuerda usa...

Jordán no pudo acabar porque ya había colgado.

Me giré hacia Nat el cual tenía una expresión neutra.

-¿Pasa algo Nathan?

-¿Quién es Jordán? ¿En el chico que te salió a defender el otro día?

-¿Volvemos a empezar con los celos? Ya te digo desde ahora que Jordán es como un hermano para mí así que no te preocupes ¿vale?

Me senté en el regazo de Nat y lo empecé a besar. A los pocos segundos me separe de él lo justo para poder mirarlo a los ojos.

-Te quiero a ti y solo a ti así que no tengas celos ¿vale?

-Vale vale, pero levántate de encima de mí sino me obligarás a acabar lo que empezamos antes.

-Vale, me voy a casa que mis padres van llegar ahora y aún tengo que hablar con Jordan.

-Vale, pásatelo bien con Jordan dijo Nathan con una sonrisa sincera

-Gracias Nat y aun me debes ese regalo que me dijiste, añadí con una sonrisa pícara.

-No lo dudes y ahora vete.

Salté desde su balcón al mío, me acosté en mi cama y entonces mi móvil vibró.

Pensé que sería Jordán así que lo cogí pero no era lo que me esperaba o mejor dicho quien yo me esperaba.

Prisión escolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora