Capítulo 23: Conflictos internos

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PARTE 1

Después de que Nanya y Ayuseya salieran de mi cuarto, me quedé solo con Shanteya para pensar en lo que acababa de hacer, a saber, el hecho obvio de haberme casado con una princesa extranjera y alguien con el título de Loca Destructora. Con eso dicho, tenía el presentimiento de que podía seleccionar mi propio título, des-afortunadamente, no sabía donde exactamente estaba escondida la lista con todos ellos. ¿Quizá el título aparecía dependiendo en el número de gente sabía de la existencia del título? De cualquier manera, eso no era lo que me preocupaba en el momento, si no toda la cosa esa de Dankyun, el prometido.

No importa como lo viera, había cavado mi propia tumba, y ya estaba con un pie en ella. Mi intención no era hacerme el objetivo de los tres reinos con Supremos bajos su mando, sin embargo, no estaba dispuesto a dejar que Ayuseya terminara ya sea muerta o maltratada.

"*Suspiro*..." Miré hacia afuera por la ventana y pensé en lo que había hecho y dicho.

A medio camino, pareciera como si hubiera logrado confundirme a mí mismo, pero la idea funcionó: pretender estar loco para conseguir que ellas miraran hacia otra posible solución. También estaba el pequeño factor de qué era lo que deseaban.

¿Podría esta cosa del matrimonio funcionar si no había verdaderos deseos de parte de los dos? Por otra parte, ¿cómo es que un dungeon se podía casar? Ugh... o, mejor dicho, ¿por qué? Pensé mientras miraba al sol que bajaba lentamente.

"Maestro, ¿hay algo que le moleste?" Preguntó Shanteya.

"¿Hm? Sólo me preguntaba si había hecho la elección correcta o si sólo me confundí y me lancé hacia un completo desastre..." Respondí.

"Pienso que es muy pronto para contestar esa pregunta, pero al final, ¿Se arrepiente de su lección?" Ella me preguntó.

¿Arrepentimiento? Hm... no, no lo creo. Sin importar lo mucho que intenté pensar en eso, no había ni la más mínima señal de arrepentimiento en mi corazón, con respecto a mi decisión. Quizá sería correcto decir que esto se sentía de alguna manera... ¿Bien? ¿Realmente quería casarme con ellas? Erm, no... espera... eso no es cierto. Quizá el arrepentimiento venía desde mi otra vida... Me perdí en mis propios sentimientos y pensamiento por unos pocos minutos.

"Creo que... Creo que tenía miedo de perderlas si no hacía nada. Sin embargo, ellas no son mis enamoradas, ¿por qué es que tengo esos pensamientos tan posesivos con ellas? ¿Acaso creía que podía cambiar la situación a algo mejor? Quizá..." Dije mientras revisaba mis pensamientos y decisiones una última vez.

"Si usted temía perderlas, entonces, ¿quizá mi Maestro tiene sentimientos de los cuáles ni usted se entera aun?" Ella preguntó.

"¿Sentimientos? Pero... Apenas y las conozco. Además, no soy exactamente de sus especies, ¡y no hemos salido en citas! Cuando hice esa tonta pregunta, sólo lo miré como una broma y quizá por un momento pensé en quitar a Dankyun de la espalda de Ayuseya y alejarlo de sus bragas, pero... ¿no es esto demasiado? ¿Qué tal si ellas amaban a alguien más? ¿Qué tal si..." Dije mientras me empecé a dar cuenta de que puse de cabeza sus vidas.

"¡Maestro!" Dijo Shanteya con un tono de voz elevado.

Parpadeé sorprendido y miré hacia ella. Estaba empezando a entrar en pánico, y ella me sacó de este.

"Maestro, algunas veces no son nuestras mentes las que toman las decisiones. No son nuestros corazones los que deciden en el asunto. No sé si mi Maestro ya había escuchado sobre esto, pero se dice que nuestras almas tienen la habilidad de escuchar las voces de los dioses, esta es la razón porque la que hay veces que hacemos algo que ni nuestras mentes ni nuestros corazones querían, esa es la decisión de nuestras almas al escuchar el consejo de los dioses. ¿Quizá eso le pasó, Maestro? Quizá pensándolo no llegaría a una decisión, quizá al escuchar su corazón le tomaría demasiado tiempo para darse cuenta de lo que debería hacer. Es por eso que su alma tomó la decisión por usted...". Ella me dijo con un tono de voz suave, que calmó el pánico en mi corazón.

Reencarné como una Academia MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora