—¡YA, VÁYANSE AL INSTITUTO O SI NO LLAMÓ A LA POLICÍA!—gritó nuestra hermosa y adorable madre.
Ahora que lo pienso, siempre grita.
—¡NOSOTROS SOMOS LA LEY!—gritaron los gemelos.
—¡FUERA! ¡SHU SHU! —los echó papá con una escoba.
Cuando estábamos todos fuera de la casa, nuestros padres cerraron la puerta, y botaron nuestras mochilas por la ventana.
—¡NOSOTROS LOS AMABAMOS!—gritamos al unísono.
—¡NOSOTROS NO! —gritaron nuestros padres.
Al estar caminando, Cody se fue al medio de la calle "haciendo un baile sensual", aunque parecía un pez fuera del agua.
—Por Dios que feo baila este hombre —dije alejandome de él.
—Sí —mi hermana me dio la razón y chocamos los cinco.
Cody siguió caminando y bailando por medio de la calle, hasta que apareció un auto, y el corrió asustado a los brazos de Cameron.
—Eres un bebé llorón Cody —rió Cameron.
—Soy un bebé llorón sexy —se movió extrañamente, recorriendo su cuerpo con las manos. Ew.
¿Por qué no me diste hermanos normales Jesús?
—Eres repugnante —se quejó Amber, y paso caminando a lo diva.
—Por lo menos yo no finjo algo que no soy —respondió Cody.
Con Cameron nos miramos, y asentimos.
—¡Turn down for what!—cantamos juntos, y Cody se puso a bailar al medio de nosotros.
—Todos sabemos que yo no finjo nada —se excusó.
—Y todos sabemos que eres una Adams, que estas malditamente loca, y odias esos tacones con tu vida —respondí.
—Es cierto, los odio —tomó los tacones, se los sacó y de su mochila tomó un par de zapatillas—. Mucho mejor.
Volvió la antigua Amber.
Seguimos caminando hasta llegar al Instituto, al cual entramos.
— ¿Es mi idea o todos nos miran? —susurró Cameron.
—No, no es tu idea. Nos miran.—Afirmé.
—¿A donde tenemos que ir?—preguntó Amber.
—Sala 18, química —murmuró Cody.
Todos, protegiendonos los unos a los otros de las miradas, caminamos por el pasillo hasta llegar a otro pasillo, y de ese pasillo a otro.
—Creo que nos perdimos —dijo Cameron.
—¿Te parece? —bufé.
Sonó el timbre. Genial.
Seguimos dando vueltas, hasta que llegamos a una puerta con un 18 pintado en ella.
Entramos como si nada, y todos nos miraron.
—¿Ustedes son los nuevos?—preguntó una vieja cuarentona.
Es la profesora.
Gracias consciencia.
—Sí —contestó Amber.
—Son los Adams ¿Cierto?
—Sí, somos los Adams—contestamos al unísono.
—Presentense —sugirió la vieja.
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Los Adams
HumorEllos son los Adams. Una familia, un poco rara, divertida y loca. Porque, sí hablamos de los Adams, hablamos de desastre. Esta rara familia, llegará a revolucionar Los Ángeles. ¿Éstas preparado para acompañarlos?