24. Zapatillas voladoras.

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Brooke.

Me despertó el sonido de mi teléfono. Cameron se despertó sobresaltado y enseguida se paró. Cuando se fue me digné a ver el mensaje.

De: Homo sapiens mayor.

Para: Falla de condón.

¡EMERGENCIA! ADAMS, NIÑO, VACACIONES, TÍOS.

Todavía no había entendido lo que había dicho papá, sin darme cuenta pasó media hora, hasta que Sam empezó a gritar.

—¡ESTO NO PUEDE SER POSIBLE! —gritó Sam y me asomé a mirarla.

Ella estaba corriendo mientras bajaba las escaleras. Después de que bajó tres escalones se cayó.

Me empecé a reír como una estúpida mientras ella rodaba por las escaleras. Cuando llegó al suelo hizo una pose "sexy".

—Digna siempre —dije riéndome un poco más despacio que antes.

Ella ignoró mi comentario y se fue a la cocina, sin que se diera cuenta estaba detrás de ella.

—¡NICHOLAS! —gritó y yo me escondí detrás de una pared.

—Tranquilizate mujer. —Le dijo Nicholas a Sam.

—¡Pero es que no! —exclamó, como Nicholas no decía nada siguió hablando—. ¿Sabes cambiar pañales?

Me asomé un poco a ver. Nicholas tenía los ojos abiertos como platos.

—¿Estás embarazada? —preguntó todavía con los ojos muy abiertos.

—¿Qué?, ¡No! —Sam se reía y Nicholas lo miraba serio.

—¿Entonces? —preguntó Nicholas mientas tomaba agua.

—Mamá esta embarazada —dijo Sam y Nicholas le tiró todo el agua que tenia en la boca a Sam—, Iugh, eres asqueroso Nick.

Después de eso entendí todo.

Aplaudan, Brooke Adams al fin entiende algo.

Cállate mini yo.

Sam y Nicholas van a tener un hermano. Ay, más Adams.

De: Falla de condón.

Para: Homo sapiens mayor.

¡¿Cómo no me dijiste antes que Sam va a tener un hermano?!

De: Homo sapiens mayor.

Para: Falla de condón.

Tú fuiste la que no entendió nada. Tu tía nos pidió que la cuidaramos mientras su esposo estuviera de viaje de trabajo.

Mierda.

Amber.

Brooke nos contó lo de la madre de Sam y que vamos a estar solos por una larga temporada.

—¡¿QUIÉN NO ES INÚTIL Y SABE COCINAR?! —grité tirada en el sofá.

Nadie respondio, luego escuché a alguien corriendo y al rato cayendo encima de mí.

—¡MALDITA SEA! —grité tratando de moverme—. ¡¿QUÉ A CASO UNA NO PUEDE ESTAR ECHADA EN EL SOFÁ EN PAZ?!

—No —Respondió una voz femenina, que reconocí como Brooke.

Y en ese momento, en que estaba siendo aplastada y quedándome sin aire, pensé.

Damas y caballeros, Amber Adams pensó. Un aplauso por favor.

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