Episodio 6

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No la había matado, gracias a Dios

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No la había matado, gracias a Dios.
Respiraba, por un momento me quedé mirando sus rasgos, su piel gloriosamente blanca, como nunca antes había visto una, era como si hubiese pasado toda su vida encerrada, era muy delgada y todavía no entendía cómo ella había podido atarme por dos días en su piso, su pequeño gato redondeada por todas partes.
—Creo que tienes hambre, amigo —ahora actuaba como si fuese parte de aquí, como si nunca hubiese pasado, pero ella tenía que estar bien y dejarme ir.
La cargue y no me había dado cuenta del gran moño que enrollaba su cabello, su cabello era castaño con algunas iluminaciones rubias, parecía natural, era evidente que ella no era una mujer fiel al aspecto físico, pero no era fea, solo mal arreglada, y aunque nunca fuese el prototipo de mujer que me gustaba, ella era simpática.
Camine hacia las puertas donde ella había entrado antes corriendo y me topé con el baño y luego camine encontrándome con una habitación vacía, sólo había una colcha donde se suponía que ella dormía.
— ¿Cómo puedes dormir aquí? —Dije y baje mi cabeza para mirarla ella tenía sus grandes ojos verdes abiertos.
—Creí que te habías ido —dijo con un tono rasposo, sus labios estaban completamente morados y no rosados como antes.
— ¿Te sientes bien? —Pregunté.
— ¡Puedes largarte de una maldita vez, ya estás libre puedes irte! —resopló.
Había pasado de ser demente a una mujer racional, con cuidado la baje.
—Estaré esperando la orden de arresto —dijo.
Por Dios no lo haría y no sabía porque.
No lo voy hacer, pero sólo con la condición que me respondas algo —más que una insinuación era como una orden, ahora que estaba suelto me sentía poderoso, la frase varonil "Una mujer nunca tiene la misma fuerza que un hombre", me hacía sentir poderoso y avergonzado a la vez por lo que había pasado horas antes.
—Solo apresúrate —dijo y deshizo su moño, me quede sin palabras, su cabello era larguísimo llegaba dos manos más abajo de su trasero.
—Wau, tienes un cabello largo.
—Nunca me lo he cortado y eres la primera persona que lo nota —no cabe duda de que ella jamás habían interactuado con alguien, en este poco tiempo me lo había demostrado, camine un poco hacia la cocina de espalda, pero no sé en qué momento todo se volvió negro, como aquella vez.

—Veo que ya has despertado — no dios mío, no otra vez.
— ¿Otra vez, por favor chica? —Dije y ella sonrió un poco.
—La puerta estuvo abierta, sólo tenías que correr el pestillo y el pomo a la derecha y podrías salir muy tranquilo a tu apartamento, pero no quisiste, quieres quedarte aquí, pero me gusta cómo te ves amarrado —dijo y yo no sé, pero ahora esta situación no era tan desagradables.
—Pero...— no tenía nada que decir.
—Te comprendo —esperó y caminó hacia a mí— ahora tienes las manos libres, puedes hacer lo que quieras —replicó.
—Por favor, suéltame —dije y ella negó.
—Yo lo decido, ahora tengo que escribir en mi blog spot o no habrá paga —su largo cabello estaba suelto y su tapada ropa de color rojo la hacía ver linda.
No puede pensar en eso.
Cuando quieras puedes irte, sólo si consigues la salida— dijo y note que mi soga estaba ligeramente amarrada, me levanté de la silla y camine hacia donde ella.
—Ahora es mi momento de ser el demente aquí —dije y cuando ella volteo la tenía en mis manos.


Ella esta demente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora