Episodio 17

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Frank

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Frank

El sonido de la sirena de la ambulancia y los paramédicos atendiendo a Aurora, todo este tiempo nunca me di cuenta, ni sé en qué pensaba, estaba tan concentrado en la manera de cómo permanecer a su lado, que no miré cómo se encontraba ella, lo mal que podía estar pasándolo, sólo lo dejé pasar. Aunque tener miedo es malo, ahora lo tengo, tengo miedo de perder a la única persona que he querido de una manera diferente y con la cual me siento bien.

— ¿Es usted familiar de la paciente? —me pregunta el médico cuando la suben en la camilla.

—No, soy su amigo —digo, podría decirse que éramos amigo, bueno, eso era lo que yo quería.

—Debe esperar hasta que le den más información de su estado —me informó.

—Está bien —miró una plantilla que tenía y se enfocó de nuevo en mí —.Deme su nombre, por favor.

—Frank Williams —dije metiendo mis manos en mis bolsillos, fue cuando me di cuenta de la ropa que tenía. Obviamente por la hora, pero eso no me importaba.

Me senté en una de las sillas; los segundos, minutos y horas parecieron eternos, sólo veía personas llorar, otras caminar con agujas en sus manos, algunas personas llorando y mujeres que entraban con dolores de parto. Sólo esperaba que me dieran información de aquella chica blanca de cabello largo... rapunzel.

Había pasado mucho tiempo y no recibía nada, me estaba preocupando. Una doctora rubia y algo madura pasó corriendo al mismo lugar donde había pasado el doctor. Me incline y puse mis codos en mis rodillas, tocaba con mis dedos el puente de mi nariz.

— ¿Es usted Frank Williams? —escuché decir y me levanté de mi posición. Era la misma Doctora que vi hace un momento.

—Sí, ¿por qué?

Ella acomodo un poco sus gafas.

— ¿Qué relación tiene con Aurora? —preguntó.

—Somos amigos.

— ¿Cómo se conocieron? —vamos, ¿es esto un interrogatorio?

— ¿Quién es usted? —le pregunté.

—Soy la doctora que ha llevado el caso de Aurora desde hace mucho tiempo —dijo y, ¿qué?

— ¿Aurora padece de alguna enfermedad? —pregunté.

—Sí, una muy grave, pero yo quiero saber cómo se conoció con ella —de todo lo que me dijo sólo pude enfocarme en cuál era esa enfermedad grave.

Le conté la extrovertida y loca manera de cómo nos conocimos y por qué quería estar cerca de ella. Pero ahora era el turno de ella explicarme qué pasaba con Aurora.

—Verás, Aurora nunca ha sido una chica comunicativa, tuvo una adolescencia no muy fácil y siempre estuvo encerrada en su caparazón. Pero más allá de todo, Aurora heredó el cáncer de sus padres, es algo que no se pudo evitar, pero se registró cuando tenía catorce años — dijo y yo no podía creerlo, Aurora con cáncer.

— ¿De qué tipo? —pregunté algo mareado, todo esto me tenía así, mareado.

—Leucemia, el famoso cáncer en la sangre.

Yo había escuchado de ella, sabía que podía matar a una persona, pero, ¿moriría Aurora?, eso era lo que más me aterraba.

— ¿Morirá? —ella puso sus labios en una muy marcada línea.

—Aurora más que una antigua paciente, es más como una hija, y cuando hicimos la cría de células madres, todo funcionó bien, yo fui su donante y estuvo hasta ahora bien —me tranquilicé un poco —. Pero hace unos meses Aurora presentó demasiado frío, debilidad y sangrado nasal, sabíamos que tenía que ver con su enfermedad y decidimos tratarla y descubrimos lo que menos quería.

No puede ser.

—Las células madres han dejado de reproducirse y el tiempo de Aurora es corto, a menos... —no siguió, era como si se hubiese perdido.

— ¿A menos que? —ayudé para que siguiera.

—A menos de que ella pueda volver a reproducirlas y todo vuelva a funcionar, pero eso sería un milagro.

—Dios mío, así de grave es —pase mis manos por mi cabello, no podía creerlo.

— ¿Quieres verla? —preguntó y yo asentí continuamente.

Ahí estaba ella, llena de aparatos que monitorean la información de su cuerpo; su piel demasiado blanca, sus profundas ojeras y su largo cabello alrededor, parecía un ángel lastimando. Aquella chica, demente y recatada, que conocí y al mismo tiempo no conocía nada... eso me llenaba de miedo. Sus ojos empezaron abrirse y su mirada enferma se hizo presente.

— ¿Qué haces aquí, Frank? —preguntó con una voz quebrada.

—Quiero estar aquí, junto a ti —dije y ella miró hacia otro lado.

—Debes irte y no volver a buscarme —dijo.

—No puedo, simplemente quiero estar junto a ti y ni tú, ni nadie, me alejara de ti.

— ¿Por qué me haces esto?, ¿porque quieres estar junto a mí?, no entiendes que no fui buena contigo —trató de gritar pero sus fuerzas se lo impedían.

—Porque... porque creo que estoy enamorado de ti, y no sé cuándo, ni cómo, pasó.

—Estás loco, Frank. Es sólo una confusión, deberías irte y buscar a otra chica —dijo.

—Sé que es tu manera de alejarme porque estas enferma, pero no me quiero ir, no lo deseo.

— ¿Ya te dijeron que estoy enferma? —su tono era débil y se mostraba molesta...

—Sí, pero no me importa.

Ella respiró un poco.

—Estás loco —dijo y yo asentí. Quería besarla en esos momentos y lo hice.

Me incliné, tomé sus débiles hombros, beseaquellos fríos y morados labios de los que había empezado a enamorarme.

Ella esta demente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora