Episodio 23

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Aurora

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Aurora

Decir que estaba nerviosa era lo mínimo, estaba aterrorizada, hoy Frank me presentaría a su padre y a su madre, él me contó que no eran tan malos, pero siempre saldrían con sus comentarios incómodos, desde que me dijo ayer eso, yo estaba más que nerviosa, tenía que buscar un atuendo casual y elegante, como los que yo usaba. Abrí mi armario y no tenía ningún atuendo elegante, mi estrés aumentó enseguida, tomé mi teléfono y mire algunas páginas de ropa, pero ningún atuendo era el adecuado, no tenía amigas, como en las películas que se ayudaban, estaba perdida, caminando de un lado a otro una idea se me fundo en la cabeza.

Cassie.

Aunque no nos tratábamos de maravilla, ella podría ayudarme, vestía mejor que yo, habíamos intercambiado números un día, así que no veía porque. Dos pitidos después se escuchó un:

— ¿Hola?—su acento inglés me gustaba.

—Uhm, Cassie, soy yo, Aurora, necesitó... —enseguida me respondió.

— ¡Vaya! Aurora, jamás pensé que me llamarías, ¿necesitas mi ayuda? ¿Pasa algo?—ya sabía porque desesperaba a Frank.

—Necesito que me ayudes con algo importante, es que yo no soy buena en eso de la ropa —le dije y se escuchaba algo de bulla en el fondo.

—Está bien, ¿estás en casa? —me preguntó y yo asentí como estúpida como si ella me estuviera viendo.

—S-sí.

—Dame media hora y ya llegó allá —colgó y yo seguí mirando, qué podía hacer.

Media hora después.

—Sólo necesitas esto —Cassie había traído un vestido rojo, demasiado revelador y escotado, esto no me gustaba.

—No, es demasiado... no me favorece —le dije y ella soltó una carcajada.

—Vamos Aurora, sabes que eres linda y este vestido te lo demostrara, sólo déjalo en mis manos —dijo y yo todavía no estaba segura.

—Es que no puedo, es demasiado para mí, no es mi estilo.

— ¿Quieres caerle bien a los padres de Frank?

Obvio, eso lo quería.

—Sí, pero...

—Pero nada, sólo debes hacerme caso, yo los conozco muy bien — ¿qué podía hacer yo contra eso?

—Está bien —me rendí.

Ella me mostró el vestido nuevamente.

—Ahora cambiante.

Fui al baño y tomé el vestido, no estaba convencida, pero debía hacerlo, me quite la ropa, pase el vestido por mi cuerpo, ¡Dios!, me llegaba arriba de las rodillas, y tenía unas tiras en la parte superior, además era demasiado negado al cuerpo, no parecía yo. Salí lo más penosa del baño y Cassie tenía una sonrisa.

—Le he dicho a Frank que te estoy ayudando con la ropa, y me ha regañado, dijo que no te pusiera ropa de perra —yo solté una carcajada.

—Pero mira, ese vestido te queda hermoso, tu piel es muy blanca y te hace ver linda, no sé por qué no lo querías.

—Es que me siento incomoda —le dije.

—No te preocupes luego te acostumbraras, sólo necesitas maquillarte y buscar un buen par de zapatos.

Mire el reloj y eran las seis.

— ¡Cielos!, falta una hora.

—No te preocupes ya llegan los zapatos, ahora sólo falta el maquillaje y el peinado —me dijo.

—Yo no uso maquillajes —ella me miró.

—Será sencillo —dijo y tomó una cartera que estaba repleta de cosas.

Cremas por aquí, labial, lápices, colores por todos lados.

—Listo —dijo y me miré en el espejo.

—Wow —solté, me veía diferente, me veía bien.

—Estás hermosa.

—Ahora tu peinado, esa hermosa melena te la dejamos suelta.

—Está bien.

—Tengo curiosidad, ¿Cómo haces para tener ese cabello tan largo? —me dijo.

—Sólo me crece y lo poco cortó, siempre fue así desde niña —le dije.

—Me encanta tu cabello.

Después de muchas cosas, ya me estaba durmiendo, esto de arreglarse no era lo mío. Sonó el timbre y Cassie abrió la puerta.

—Ya han llegado los zapatos.

Los pague, eran blancos. La puerta sonó de nuevo y Cassie volvió abrirla.

—Frank —me tensé un poco, no sabía por qué él no me había visto, entonces cuando entró a la puerta y me miró se quedó pálido. Se rascó la nuca.

—Wow, Aurora estás... estás...

—Hermosa —soltó Cassie.

—Hermosa, estás hermosa, esa palabra no te llega ni a los pies —dijo y se acercó a mí.

—Bueno tórtolos, yo me voy, ya me van hacer vomitar corazones —dijo Cassie.

—Muchas Gracias —le dije a Cassie y ella hizo un ademán con las manos.

— No te preocupes, para eso están las amigas —dijo y salió por la puerta.

— ¿Y entonces? —le dije a Frank y él pasó sus manos por mi cintura.

—Debería hacer más cenas seguidas.

—Frank —le regañé, él sonrió y me beso.

— ¿Nos vamos? —pregunté.

—Nos vamos.

Ella esta demente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora