[...] 13:01, 20 de Diciembre del 2010. (Taki's - Nueva York, Estados Unidos).
"¿Puedo tomarte una foto?"
"¿Para qué?"
"Es la prueba para mi amigo ateo de que los ángeles existen."
Mikaël se rio sonoramente del intento de coqueteo de la chica a su costado. Era la mesera, bastante bonita, con un cuerpo escultural, de piel clara, cabello rubio y ojos avellana carentes de pupila, aun así no era su tipo. Miró a su alrededor, aquel famoso Taki's, no habría problema con su respuesta. "Parte ángel me temo, pero eso ya lo sabías por las runas, ¿No?"
La mesera se encogió de hombros. "Siempre había querido intentarlo."
"Comprendo."
"Aquí te va otra: me gustan los hombres como mi café: calientes y dulces," le guiñó un ojo. "¿Ya sabes qué pedir?"
De nuevo Mikaël se rio de la mala frase de coqueteo. "Una hamburguesa de res con mangos encurtidos, una ensalada César, dos porciones de tacos felices y un poco de pay de limón," dijo de memoria antes de añadir. "Todo eso para llevar. Y una cosa más, también aprecio a los hombres dulces y calientes. Un café así, por favor."
"Buenos gustos, amigo mío," la hada apuntó todo en su libreta. "Si quieres una recomendación personal: por la esquina, dos mesas a la derecha. Uno de mis rubios favoritos está esperando a alguien desde hace un tiempo, quizá le puedas hacer compañía."
Con interés, Mikaël dirigió la mirada hacia donde le indicaron. Un rubio de piel bronceada y lentes oscuros estaba revisando algo en su móvil. Llevaba ropa abrigadora por las fechas pero aun así un cuerpo trabajado asomaba. Pensó por unos segundos en acercarse a saludar pero de pronto su vista fue cubierta con un saco azul brillante. El rubio se quitó los lentes y reveló los ojos dorados más hermosos que Mikaël había visto en su vida, los de su ex, Alex.
El hada observó a la bruja un tanto aburrido. "Llegas tarde."
"¡Lo siento! Vi como un mundano estúpido amenazaba a alguien más pequeño y-"
"No pudiste evitar entrometerte, ¿Te logró hacer daño?"
Steph negó con su cabeza. "No tenía ninguna oportunidad, aunque en un momento en vez de golpearle golpee la pared y-"
"Cómo no lo imaginé..." Alex cogió las manos de la contraria con las suyas, los nudillos sangraban. "Pudiste arreglarlo con tu magia."
"Pero en ese caso sería injusto."
"Por supuesto que dirías algo así."
La bruja de cabello morado asintió. "No me gusta abusar de mis poderes," hizo un suave chasquido y sus manos se curaron. "Pero bueno, vinimos a hablar de negocios."
"En efecto."
"Primero, aquí tienes. Es de la amatista de la semana pasada." Le entregó una caja de terciopelo azul marino.
Alex la abrió. Dentro había una argolla pequeña con tres incrustaciones de la gema violeta, tenía forma de Luna. Se la colocó en uno de los agujeros de su oído izquierdo. "¿Queda bien?"
"Bastante," una mesera respondió por Steph, deslizando una taza de macciato y otra de mocaccino. "Un regalo después de una tardanza, típico."
Un rubor se extendió por el rostro de la pelimorada. "No fue mi intención..."
"Eso dicen siempre, ¿Eh, Xan? Si cambias de opinión acerca de ésta, por allá tienes un admirador."
"No me llames Xan si no quieres ser llamada Li," Kaelie frunció el ceño. "Y antes de ir a por cualquier chico debo de acabar con trabajo aquí, si nos disculpas..."
ESTÁS LEYENDO
Ya No Una Sombra Más
FanfictionAlexander Lightwood solía considerarse a sí mismo una sombra al lado de su parabatai, Jace, y de su hermana Isabelle. Gracias a diversos sucesos, conversaciones con sí mismo y a su novio Magnus Bane, ha logrado tener una estima hacia si mismo donde...