[...] 08:12, 31 de Diciembre del 2010. (Loft de Magnus Bane - Nueva York, Estados Unidos).
Despertar en una habitación desconocida era usualmente el temor de más de una persona. Contradictoriamente, en este caso, Alec se encontraba extrañado por reconocer los alrededores como la habitación que solía compartir con Magnus en su loft. Lo que terminó por sorprenderle fue ver en una silla cercana, la del tocador, a Jonathan, mirándole con bastante atención y con una expresión de alivio.
"¿Cómo pudiste torturarla así?" Fue lo primero que salió de sus labios.
Definitivamente Jonathan no esperaba esto. "¿A qué te-?"
"Tenía la altura de Clary, pero la decisión de la mirada de Izzy y la mataste," Alec negó con la cabeza. "¿Por qué harías algo así? Ya ni sé si quiero seguir en esto contigo."
"¿De qu-? ¡¿De qué hablas!?" Jonathan preguntó con más brusquedad de la que intencionaba. Esto no se suponía que debía pasar, bien advertido tenía que debía mantener ese aprecio que sentía Alec por él, no menguarlo. Sino lo perderían para siempre.
"Al principio pensé- pensé que era lo que necesitaba y tú no parecías tan- ahora, verte tan crudo, ver que no te importa hacerlo es- Esto me supera, Sebastian."
"Nunca me habías llamado Sebastian. No desde que empezó todo esto."
"Sebastian era un asesino, pensé que no estaba con un asesino. Claramente, me equivoqué."
Jonathan se sentía muy vulnerable, quizá demasiado. "No la asesiné, tampoco quería hacerlo. La tortura era necesaria para llegar a su parabatai y con ello a ti. Lo hice para salvarte, la Clave también te buscaba, ¡Joder, Alec! ¡No me puedes culpar así!"
"Prolongaste su sufrimiento con iratzes. Sebastian, una única runa de agonía hubiera sido suficiente. Lo hiciste porque quisiste, porque disfrutas el dolor ajeno, ¿O no?"
"Luzbel la había herido demasiado, necesitaba que viviera hasta que llegara su parabatai. Y yo no sé tanto de parabatais como tú... el plan no fue completamente mío, no tuve tiempo de pensar en algo más, necesitaba actuar o si no..."
Alec ya había tomado su decisión, no necesitaba escuchar más. Jamás había matado a nadie, sin incluir a los oscurecidos claro está, ni podía entender esas ganas sangrientas de herir a los demás. No podía concebir el hecho de que para el rubio fuera algo cotidiano y hasta entretenido. No podía entender por qué se había tomado la molestia de ocultar esto y recién mostrarse como realmente era. Pero la curiosidad le invadió y preguntó. "¿O si no...?"
"Te iba a perder," y dicho esto Jonathan se inclinó sobre la cama para besarle apasionadamente. "Quizá no fui tu primero, como el brujo," dijo tras separarse momentáneamente para subirse a horcajadas a la cama. "Pero, por favor, déjame ser el último."
Como cada vez que se encontraba con ese chico, Alec se dejó llevar por los besos y las caricias repartidos por todo su cuerpo. En un momento se separó y le puso una mano en el pecho a Jonathan. Su expresión era triste.
"¿Pasa algo?"
"Todas las personas que quise y creí que me querían terminaron siendo las peores, ¿Qué me garantiza que no eres igual?"
El rubio quería gritar, gritar que eso era obra de Lucifer. Que nadie podría odiar a un chico como Alec. Por sobre todo, quería gritar que estaba harto de eso, que no quería alimentar esa terrible baja autoestima. Pero si lo hacía oficialmente firmaría su sentencia de muerte ante Lucifer, traicionarle completamente. Además, si le contaba que desde un inicio sabía del plan y que por ello se acercó, podría afectar ese lazo que aún le mantenía 'protegido' de una completa influencia de Lucifer. "Nada lo hace. ¿Pero ese no es el punto? Te pido, arriésgate conmigo, una oportunidad." Estaba decidido a luego del ritual de unión contarle todo.
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Ya No Una Sombra Más
FanfictionAlexander Lightwood solía considerarse a sí mismo una sombra al lado de su parabatai, Jace, y de su hermana Isabelle. Gracias a diversos sucesos, conversaciones con sí mismo y a su novio Magnus Bane, ha logrado tener una estima hacia si mismo donde...