CAPÍTULO 15

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-Multimedia: Víctor y Mandy-




— ¡No! —siento mi cara arder.

— ¿Entonces por qué te has puesto así?

Me encojo de hombros ligeramente, sin saber que contestarle. No voy a admitir que sentí celos. ¡Ay Dios, sigo enamorada de él!

Y al no contestar, sus cejas se alzan con un fingido escepticismo.

—Ven vamos a tomar algo y a relajarnos... Necesitamos hablar.

—¿Dónde? No pienso entrar ahí, con esa tía dentro. —Víctor pone los ojos en blanco.

—Está bien. Tú decides. ¿En tu casa? ¿Vamos a Mozzarella? ¿A una cafetería?...

Descarto ir a algún bar, porque no tenemos intimidad para hablar sobre el don, rodeados de tanta gente. Y en casa tampoco, porque hay demasiada intimidad. Me lo pienso unos segundos.

—Sube. —Le indico, mientras entro en mi coche.

Tiene razón tenemos que hablar, además acaba de dejar a esa mujer plantada para estar conmigo, y solucionar esto.

Víctor pasa la corta trayectoria de unos 10 minutos, en silencio. En cuanto he cogido la dirección al río, se ha tensado. Cuando llegamos a Asenjo, me observa detenidamente. Mete sus manos en los bolsillos.

— Estuve aquí antes de ir al hotel, pensando en todo lo que nos ha pasado...

—Mandy, lo siento por mentirte... De verdad que lo siento.

—Tranquilo, se me ha pasado el cabreo. Y no estoy enfadada contigo ya. —ambos empezamos a caminar

—Gracias. Puedes preguntarme todo lo que quieras, te prometo que voy a decirte siempre la verdad. —le sonrío, él observa alrededor — ¿Qué hacemos aquí?

—Bueno, creo que es un buen sitio para hablar de todo el misterio este.

— Si, tienes razón. Sentémonos aquí. —Nos sentamos en un banco cerca del río. Y no puedo evitar preguntarle lo más importante en este momento.

— ¿Me escuchas?

—No. —Levanta su mano en forma de juramento — Lo juro. Desde el accidente nada.

—¿Me escuchabas todo? ¿TOOODO?

—Si — cierro los ojos apesadumbrada. ¡Ay Dios! Lo sabe todo.

— ¿Era de ese accidente, de lo que te quería prevenir Iván?

—Quiero pensar que si. Espero que sí. ¿Y tú me oyes a mí?

—No— digo negando con la cabeza también. — solo el primer día. Y el último.

— ¿Cómo estás del golpe en la cabeza?

—Bien. Hoy ya me he quitado el collarín. Y en un par de días vuelvo al trabajo.

—Me alegro. — Suspira profundamente —Quiero que vayamos a la casa esa, a investigar. Si te parece bien, claro.

—Vale. ¿Por qué crees que te concedió ese don? —le pregunto de camino a la vieja casa.

—No lo sé. En ese sueño, ambos prometimos lo mismo. Iván dijo a Laura que siempre la protegería. Tú eres su sobrina, supongo formas parte de ella. Iván también te debe de cuidar.

Conectada a ti.    \#wattys2016/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora