4 de Julio del 2015Despierto de golpe asustada, todo es oscuro y no veo nada. El olor a tierra húmeda impregna mi olfato.
¿Donde estoy? No recuerdo absolutamente nada y empiezo a hiperventilar asustada.
Tanteo a mi alrededor para averiguar algo, sintiendo la tierra en mis manos a cada lugar donde toco, estoy encerrada o atrapada en algún sitio pequeño bajo tierra.
¿Cómo he llegado aquí?
Oigo como unos pasos se acercan y grito con todas mis fuerzas.
—¿Me oyen? ¡Ayúdenme! — nadie responde y poco después el polvo empieza a traspasar la tabla de madera que tengo encima. Están echándome tierra. — ¡estoy aquí!
Me están enterrando viva y no puedo hacer nada para evitarlo. Nadie oye mis gritos a pleno pulmón. El oxígeno empieza a faltar, sintiendo como me mareo.
El sonido de la llamada del móvil me despierta atontada y pensando en la pesadilla que acabo de tener. Me cuesta respirar y parecía tan real que aún siento ese olor a tierra húmeda en mis fosas nasales.
Miro la pantalla y veo la foto de mi hermana en la llamada entrante.
— Dime Paula — mi voz suena ronca.
—No me digas que aún sigues en la cama con Víctor. — me levanto bruscamente, acordándome que hoy llegaba al pueblo y que tenía que ir recogerla a la estación.
— ¡OSTRAS! — la risa de Paula se oye a través del altavoz — ¡Ya voy! No me tardo.
Me levanto corriendo en busca de ropa que ponerme.
Víctor se ha despertado para ir al trabajo y yo no me he enterado quedándome dormida.
— Me visto y salgo. Llego en 15 minutos a lo mucho.
— Tranquila, aquí seguiré esperando...
Toco el claxon de Blue haciendo que Paula levante la mirada y me localize, acercándose con una gran sonrisa. Aparco rápidamente y salgo del coche para darle un gran abrazo.
— Disculpa me he quedado dormida en una horrible pesadilla.
— Me lo he imaginado. Tu nunca llegas tarde...
Le doy una amable sonrisa y metemos sus maletas al maletero para ir a casa de nuestra tía.
— ¡Que ganas tenía de volverte a ver, teta! — exclamo entusiasmada.
—¡Y yo! Pero cuéntame cosas — su amplia sonrisa me llena de vitalidad — Ponme al día.
Y de camino a casa le cuento todas las novedades del pueblo, por lo que he pasado durante la fiesta del hotel y los presentimientos futuros del tío Iván. Sin olvidarme de mencionar a Víctor.
— Así que ahora vives con tu amado Víctor — Paula bromea inocentemente.
— Dormía con él — enfatizo — de mientras acababan las obras.
—¿Pero ya se han acabado no?
— Si. Esta misma semana, pero con el trabajo no me ha dado tiempo de llevar mi ropa a casa. — Al llegar aparco delante de la casa. — ¡Bienvenida!
Ambas salimos y Paula observa con la boca abierta el nuevo aspecto de la casa.
Le hemos dado también una nueva capa de pintura con el mismo color y parece totalmente nueva.
— Es como la recordaba — dice emocionada.
—Ven, te la voy a enseñar. — Abro la puerta y entramos dentro.
La esencia de la casa sigue igual, ya que tan sólo hemos dado unas capas de pintura y cambiado algunos muebles, además de la reforma del porche y de la cocina.
— ¡Qué bonito! — unos toques a la puerta llaman nuestra atención.
— Disculpa señora — Ángel y Alfonso entran por la puerta — venimos a recoger lo que nos queda de trastos.
— Claro, adelante. Ellos son los que han hecho todo este trabajo— le explico a Paula.
—¿una compradora? — pregunta Alfonso. —¿ Ya ha vendido la casa?
— No ella es mi hermana. — Paula les saluda cortésmente. — ha venido de vacaciones.
— ¿No vas a vender la casa verdad Mandy? — pregunta algo enfadada.
— No. Tengo aquí a mis amigos, mi trabajo y mi novio. — la mirada de Alfonso no me gusta nada, no sé porqué parece enfadado. —Así que nos quedaremos la casa como tú querías.
— Me alegro de que se queden en el pueblo, jefa — Ángel sonríe abiertamente.
— Además si nos la quedamos, ¡tendremos también el dinero de la herencia y la casa!
— Bueno, nosotros recogemos y nos marchamos. — la voz de Alfonso suena seca.
— Un placer trabajar con usted jefa — se despide Ángel de mí , y le hace un guiño a Paula al salir de casa.
Ambas nos miramos y reímos.
— El primer día aquí y ya has ligado...
— Ya sabes Mandy, atraigo a todos los hombres....
Entre risas y cachondeo organizamos las maletas de Paula y ponemos en orden el resto de la casa.
Al cabo de un rato empiezo a sentirme algo acalorada y me siento al sofá a descansar.
— ¿Estás bien? — pregunta Paula preocupada. — Estás blanca.
— No me encuentro bien. Estoy algo mareada.
— Descansa. — va a la cocina y vuelve con un vaso de agua— Toma, bébelo. Está haciendo mucho calor.
—Con las prisas no me a dado tiempo a desayunar. — le explico tras beber el agua, las palabras me cuestan en salir— Será que me siento así por eso.
— ¿ Tienes algo en la nevera?
Niego con la cabeza, ya que no me salen las palabras. Me siento muy mareada. Debe de haberme dado un golpe de calor muy fuerte.
— Ahora mismo nos vamos a comer algo — Paula me extiende la mano y me levanto para ir a la cafetería a por un buen desayuno.
En cuanto me pongo de pie toda la habitación se pone a dar vueltas sobre mi haciéndome perder el equilibrio cayendo al suelo desorientada.
— ¡¿Mandy?! — exclama Paula.
Todo a mi alrededor se vuelve negro.
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¡Hola mis amados lectores!
Aquí sigo, espero que os guste mi nuevo capitulo. ♥
Nuevamente gracias por los votos y comentarios me alegran y animan muchísimo.Se os quiere lectores.
Nota: disculpad la tardanza, en una semana acabo de currar y espero actualizar más seguido. Además de que la historia ya está llegando a su fin y espero hacerlo seguido para la recta final.
Un besazo enorme y gracias por la paciencia.Steffy
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Conectada a ti. \#wattys2016/
Romance¿Qué pasa cuando el chico que te gusta es capaz de escuchar tu mente? Esa pregunta me la hago todos los días. Lo peor de mi situación, es que se comunica conmigo telepáticamente. Ya sé, no es algo normal. Pero no estoy dispuesta a que pueda indagar...