Prologo

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Habían pasado ya cuatro años desde que la vi, ojalá pudiera retroceder el tiempo y hacer las cosas bien, pero...no puedo. Las cosas que le hice, jamás me lo perdonaré.

Tal vez ella seguiría conmigo, tal vez ella sería mí esposa, tal vez...no existe el tal vez.
Me odio porque perdí mi hogar, mi mejor amiga, la que siempre me protegió de todos los que creían que yo era un modesto, cuando tenían razón. Nunca supe valorarla, hasta que la di por perdida, hasta que vi, que no baja de aquellas escaleras eléctricas del aeropuerto, hasta que no la vi enfrente de mi. Ahí es cuando por fin, abrí los ojos y pude ver, todo el daño que le cause.

En los primeros dos años, me aleje de las malas amistades para después, meterme a un hospital para los alcohólicos y drogadictos, fue difícil pero lo logré. Y los dos últimos años, he ido al psicólogo para mejorar mi temperamento. Aunque no se porque lo hago, si ya no está...Ya no está.

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Hace cuatro años que me alejo de todo mal que me causaba al estar en Nueva York, perdí contacto con Zel, desde las primeras semanas de la universidad.

Al pasar el tiempo me di cuenta, el al quedarme en California, fue la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo, mi vida estaba muy bien y mejoro cuando me enteré que estaba embarazada de mí amor de verano, Nash. Fue alguna locura, al tener a  mi primer hijo, Axel, se parecía a ambos en muchas formas, saco mi cabello rizado, solo que en castaño, los ojos azules de Nash, mis pestañas largas y chinas, su hermosa nariz y su hermosa sonrisa.

Mi madre se emociono mucho al saber la noticia, fue el mejor día de mi vida, poco tiempo después de salir de la universidad, fue ahí cuando Nash, me propuso matrimonio, fue otro de los días más emocionantes que he vivido, todo iba muy bien, nos casamos, compramos un departamento que sería perfecto hasta que encontráramos una hermosa casa. Todo era como un cuento de hadas, hasta que...después de tres años me enteré que nuevamente, estaba embarazada, esto era muy hermoso, mi niño cumpliría tres años y tendría un hermanito para jugar, decidí contarle a mi esposo haciéndole una  cena, prepare todo para la gran noticia, pero...mi esposo nunca llegó, espere toda la noche hasta que recibí una llamada...había muerto en un accidente, mi mundo se desplomaba, todo lo bueno, estaba a punto de caerse, como enfrentaría los gastos del departamento, cuidaría a próximos mi hijos si no tengo el apoyo de Nash. Después de dos meses de pensar en lo que haría, decidí regresar a Nueva York, con mi madre, mientras busco un trabajo para poder pagar una casa o por lo menos un departamento.

Tengo miedo de encontrármelo y ver en lo que se ha convertido.

De

Ojos azul cíelo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora