Capítulo VIII.

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— ¡____! ¡____! — Gritó Louis desde una tienda en las calles de Madrid. — ¡Mira lo que encontré!

Me acerqué hacia él avergonzada por los transeúntes que deberían de pensar que él estaba loco y miré por el ventanal.

Había todo tipo de peluches inimaginables, desde los más conocidos a los típicos animales que se encontraban en ferias o algún premio por un juego, de muchos tamaños y colores. Era el paraíso de todo niño.

Puede que sea mayor de edad, lo podía admitir, pero ver un pequeño conejo con una zanahoria entre gigantescos osos de gran tamaño, me hizo querer comprarlo, me sentía identificada con aquel peluche.

No quería que ellos supiesen que me había gustado, por lo que solo asentí con la mirada cuando Lou preguntó si seguíamos y dejé al conejo entre los osos.

Un grupo de chicas se amontonaron de repente para saludar y tomarse fotos con ellos, lo que era de esperarse si One Direction estaba en la ciudad. Pero para disimular un poco que se encontraban ahí, Lou los había vestido casualmente para pasar desapercibidos aunque ese grupo de fans los retrasarían unos minutos.

Tomé esa oportunidad y regresé a la tienda de peluches, el conejo aún seguía ahí y lo compré finalmente.

Cuando salí de la tienda, mi teléfono sonó. No era el timbre de Helen, así que lo saqué del bolso y me fijé en el número.

Era mi madre.

— ¿Kate? — Dije impresionada.

— ¡Cloe! — Respondió ella.

A Kate nunca le gustaron las formalidades en los nombres como cuando yo le decía “mamá” al ser pequeña o ella misma llamarme ____, Cloe era mucho más corto decía, y para mí, Kate era más cercano.

— ¡Feliz Cumpleaños mi cielo! — Gritó con fuerza. — ¡Lamento no haberte llamado antes!

Suspiré con una sonrisa, Kate siempre me hacía perdonarla con un simple “Lo lamento” o un “Prometo no volver a hacerlo”, y ahora que había llamado para recompensarlo era suficiente.

— ¿Dónde estás ahora? — Me preguntó.

Hel le había dicho sobre mi nuevo trabajo siguiendo a One Direction, pero nadie sabía cuan cerca me encontraba de ellos.

— En Madrid, España. ¿Tú dónde estás?

Rio un poco y dijo. — Estoy fuera de la Casablanca reportando una fuerte ola de frío, cariño. Allá en Madrid debe de estar helando también, ¿O no?

Sonreí, por primera vez lo había hecho por instinto propio, no porque necesitase hacerlo frente a los demás.

— Estamos casi en el mismo paralelo, Kate. — Reí.

Escuché su nombre detrás de ella y dijo. — Bueno, 18 años es un gran paso. Ahora puedes vivir donde quieras, cariño. Estaré rezando para que Helen te suba de puesto, mucha suerte.

Cortas, así eran nuestras conversaciones.

— Si, lo sé. A veces creo que quiere estresarme.

Volvió a reír y dijo. — Te quiero, Hija.

— Y yo a ti, Madre.

Y cortó. Volvería a escuchar su voz en un largo tiempo más, así eran nuestras vidas.

— ¿Dónde estabas? — Me preguntó una preocupada Lou cuando llegué al hotel. — Pensamos que te habían raptado o algo por el estilo.

Me dio un abrazo y me observó brevemente el rostro, ella parecía una madre al entenderme solo con la mirada. Niall corrió hacia mí y ella levantó una de sus manos para detenerlo al instante, dejando al resto de los chicos expectantes ante tal reacción.

ENTREGA LA EVIDENCIA Y NADIE SALDRÁ HERIDO [One direction y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora