Capítulo XV

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10 llamadas perdidas. 6 de Helen. 3 de Kate y 1 de mi padre.
Decidí llamar a Hel y entregarle algunas noticias sin importancia, pero por la cantidad estaba satisfecha y no me despidió al no contestarle sus llamadas. No quise llamar a Kate ni tampoco a papá. Necesitaba estar tranquila y ellos no me estaban ayudando.
Venecia, Italia. La bota de Europa.
Bien, estábamos a 2 meses de terminar la gira y solo quedaba éste país y Norteamérica. Demasiado rápido ha pasado todo.
— ¿Hablarás con tu padre? — Escuché la voz de Kate desde el otro lado del teléfono. — Puede haber una solución para todo esto, Cloe.
Suspiré y miré por la ventana del comedor hacia el agua debajo del hotel. Parecía todo tan mágico que era imposible que me encontrase ahí.
— Estoy bien en el trabajo de Helen y lo sabes. — Respondí. — No me harás cambiar de opinión.
— Ambas estamos conscientes de que no aceptarás así nada más. Pero por otro lado, necesitas un diploma por si a Hel se le ocurre despacharte. Y eso no podré impedirlo solo por ser su amiga.
Me acomodé en mi asiento y dejé caer mi cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. Tenía razón. No estaría tranquila sin algo que me certificara como una profesional para trabajar. Pero tampoco quería hacerlo en ese instante cuando mi misión terminaría en 4 semanas.
— ¿Puedes pedirle un tiempo? — Resoplé. — Terminaré el trabajo en 2 meses y pensaré sobre entrar a la universidad. Si él puede esperar el tiempo suficiente entonces arreglaremos las cosas bien.
— Intentaré convencerlo. — Dijo. — No te aseguro nada tampoco. Pero si terminas todo para el final del verano entonces no habrá problema en plantearle un acuerdo.
Solté mis hombros y dije:
— Gracias, Kate.
— No tienes que agradecerme en nada, Hija.
Sonreí. — Sabes que no me gusta que me digas así.
La escuché reír y contestó:
— Es una manera de sentirme una madre de verdad aunque estemos separadas.
Imité su risa y abrí los ojos. Encontrándome con otro par observándome desde arriba.
El corazón se me detuvo al ver a Zayn detrás de mí. Me despedí de mi madre y él caminó a sentarse en el otro extremo de la mesa.
De un momento a otro, su mirada solo se encontraba centrada en mi celular y luego la subió hacia mi rostro. Totalmente avergonzada.
— ¿Tu madre? — Preguntó.
Desvié la mirada y asentí. Mi ropa estaba lavándose y solo tenía unos shorts y una sudadera encima. Pero aun así veía mi cuerpo tensarse cuando él estaba cerca.
— ¿Problemas? — Continuó. — Puedes relajarte si quieres. No sé por qué pero hoy creo que te ves diferente.
Mis mejillas enrojecieron y el nerviosismo comenzó a comerme la espalda. Él no era así.
— Diferente en el sentido de… — Pude pronunciar.
— Louis dijo que eras “cariñosa”.
El pecho me saltó. ¿Louis había dicho eso? Pensé en todas las veces que intentaba imitar al inocente de Niall en cada idea que se le cruzaba por la cabeza. Sonreí de lado al recordar el día luego de desmayarme, le había acariciado el cabello y él no esperaba tal afecto.
— ¿Te gusta Louis? — Soltó el moreno. — Solo quiero saber.
Antes de responderle un rotundo “no” en mi mente apareció otra palabra. El “Tal vez” no era una opción para mí. El señor de las zanahorias no podía gustarme.
— ¿Quién de nosotros te gusta? — Preguntó finalmente Zayn. Acomodando su cabeza sobre las palmas de sus manos y apoyando sus codos sobre la mesa. Junto con un leve punto de preocupación en su frente.
— ¿D-De qué hablas? A mi no…
— Son 4 meses, ____. Ya no puedes decir que no te agradamos.
Su rostro se fue acercando de a poco hacia el mío.
— Harry dijo algo el otro día… sobre un secreto que tenían entre ustedes dos…
— ¿U-Un secreto…? — Balbuceé.
Él asintió y sacó sus brazos de la mesa para apoyarlos sobre mis hombros. Forzó una sonrisa amable y bajó una de sus manos hasta mi muñeca derecha. Él intentaba llegar a mi celular.
— ¿Qué quieres? — Dije molesta.
Soltó un cansado suspiro y su mirada se dirigió hacia detrás de nosotros. Los demás deberían estar espiando, calculé.
Se devolvió a su posición en la silla y se cruzó de brazos. Su plan no había funcionado.
— ¿Aún intentas quitarme la fotografía? — Alcé la mirada. — Creí que ya no les importaba, que se las entregaría al final de la gira.
Entrecerró los ojos y realizó un ademán con su cabeza para que el resto de los chicos se acercaran a nosotros.
Cada uno tomó una silla y alternadamente se sentaron alrededor de la mesa. Me sentí de la misma manera en la que me los encontré en el callejón tomando aquella evidencia. Insegura.
— Aún desconfía de nosotros. — Les habló Zayn. — Pensó que quería quitarle el estúpido teléfono.
— No seas mentiroso, Malik. — Dijo Louis. — En el fondo querías hacerlo.
Harry rió junto con Niall. Miré a Liam apoyando su cabeza en la palma de su mano mientras el codo quedaba en la superficie del mueble. Juntaba su mirada con la mía.
— ¿Qué están haciendo? — Les pregunté.
Todos quedaron en silencio y pude hacer desviar la atención de Liam hacia el suelo. Niall desordenó su cabello más nervioso de lo normal y Harry… bueno, Harry me sonreía de una manera diferente.
— Lou nos dijo sobre lo de tu padre. — Soltó Louis. — La universidad y todo eso.
Abrí los ojos, más por enterarme de que lo sabían que por quién les había contado. Desvié la mirada hacia la ventana y fruncí el ceño, levantándome de la mesa con más fuerza haciendo que la silla cayera al suelo.
— Cálmate, ____. — Me tocó Louis.
Me deshice de su toque con molestia y lo miré a los ojos. Esos ojos que me observaron por primera vez cuando estaba sentada en el sillón de la habitación de Harry. El teléfono volvió a sonar y lo descolgué furiosa. Se supone que no les contaría a los chicos.
— ¿Qué quieres ahora? — Le grité a mi padre.
— Y con esa actitud me recibes luego de concederte un tiempo. — Dijo con impresión.
Recogí la silla del piso y me separé del grupo de idiotas que estaban atentos a mi conversación. Caminé hacia el otro extremo del comedor cercana a la puerta de salida y me apoyé en la pared.
— Kate habló contigo. — No fue una pregunta.
— Esperaré hasta el final de tu viaje para que hablemos. — Suspiró. Luego dijo. — Tienes que pensar en lo que estás haciendo, ____. Toda tu vida no será solo The Next Time.
Me acomodé el cabello que caía por mi rostro y miré al techo aliviada. Él esperaría.
Deslicé mi cuerpo hacia el piso y me senté en él, aún con la mirada fija en el cielo de concreto.
— Perdón por lo de la otra vez. — Gemí con angustia. — Estaba enojada por todo, lo sabes.
Bajé mis ojos y pude observar a los chicos hablando seriamente desde el otro lado de la sala. Ellos realmente eran unos adolescentes raros.
— Siempre lo he tenido en cuenta, cariño. — Listo. Se había suavizado. — Y yo lo lamento por no estar cerca de ti.
Sonreí y sentí como él también lo hacía. Intuición de hija, supongo.
— Te quiero, Papá.
— Y yo a ti, Hija.
Y colgó. Como siempre lo hacía.
Dejé caer el teléfono junto con mi mano y relajé las piernas, estirándolas en el suelo mientras cerraba los ojos.
Luego de unos minutos sin mover ninguna articulación, sentí mis manos siendo jaladas por otras dos que me levantaban del suelo y no tuve oportunidad para rechazarlo. Abrí los ojos y solo podía ver el cabello rubio de Niall. Me tenía en su espalda.
— ¿Q-Qué haces? — Me sonrojé.
Soltó una risa y comenzó a correr. Atravesó toda recepción e ignorando a los camarógrafos de la entrada salió por la puerta principal. Escondí mi rostro en su espalda y me sostuve fuerte en su cuello. Estaba loco.
Corrió unas varias calles más allá y giraba en las esquinas para perder a los paparazis. No pude ver hasta donde me llevaba, pero al detenerse y soltarme delicadamente pude ver un callejón y nosotros dentro.
Iba a protestar algo, sin embargo, tapó mi boca con su mano y con la otra puso un dedo sobre sus labios.
— Espera hasta que se hayan ido. — Susurró.
Estaba en lo cierto. Un par de camarógrafos se detuvieron un momento apuntando sus aparatos hacia cualquier movimiento extraño que percibiesen, pero al no ver a nadie siguieron su camino.
Niall suspiró. — Si los chicos me encuentran estoy muerto, ____. Ellos ya no me permitirán dormir contigo.
Abrí los ojos sorprendida. ¿Si nos encuentran? ¿Ya no puede qué? No podía hablar, responderle, preguntarle cosas. Él seguía tapándome la boca.
— ¿Tendrías una cita conmigo? — Fue lo que dijo. Y por fin encontré al verdadero irlandés que se escondía tras una máscara de inocencia.

ENTREGA LA EVIDENCIA Y NADIE SALDRÁ HERIDO [One direction y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora