Capitulo XIV

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— ¿Ahora te encuentras mejor? — Dijo Lou, suspirando. — ¿Qué es lo último que recuerdas?
Lou estaba al borde de mi cama al día siguiente. Pensé en su pregunta. Me encontraba en mi habitación, apenas despertando con un leve dolor de cabeza. Puede que haya estado enferma, pero no podré olvidar nunca las palabras de Zayn a solo centímetros de mi rostro. “Lo único en que pienso todo el maldito día es en verte lejos de ellos y cerca de mí”
Los síntomas del resfrío habían cesado. La luz del sol penetraba con fuerza las cortinas, haciendo que el cabello de Lou parezca totalmente blanco y tuviese que entrecerrar mis ojos para ver con claridad.
— ¿Qué me ocurrió? — Digo con un hilo de voz.
— Sucede, pequeña. — Dice. — Que mi enfermero no te mantuvo en cama cuando se suponía que debías de estar durmiendo. Al contrario, me habló de que conversaron un poco con la posibilidad de quedar contagiado en un 99%. Luego te dejó en la cama cuando te desmayaste.
Volví a cerrar los ojos para retener los leves recuerdos del rostro de Zayn. Él se encontraba totalmente diferente a cuando le veía en compañía de alguien. Y antes de caer desmayada le dije que estaba perdonado.
— ¿____? — Dijo una voz desde la puerta. — ¿Puedo pasar?
Abrí mis ojos y una cabellera castaña con ojos azulados corrieron al ver asentir a Lou.
— ¿Ahora está sana? ¿No nos pegará nada? — Preguntó Louis.
La estilista le negó con la cabeza y el chico sonrió, dejándonos ver lo tan entusiasmado que se encontraba al saber que podía volver a acercárseme. Se arremangó la camisa rayada. Lou se retiró de la cama, y todo su peso cayó encima de mi cuerpo. No bruscamente, por supuesto.
Louis era el inmaduro del grupo, pero aún tenía una pisca de respeto hacia los enfermos.
Se recostó al lado derecho y sonrió mientras me abrazaba con fuerza. “Louis te ve como si su única meta fuera preocuparse por ti”. Sonreí.
Levanté una mano libre y acaricié su cabello. Él levantó la vista sorprendido. Tal parece ser que no fue lo que esperaba que hiciese.
— ¡Ella es mía, Tommo! — Gritó otra persona desde la puerta. — Vete a molestar a otro lado.
Cuando me senté, el brillo de la ventana no me dejo prepararme para que otro par de brazos me enrollasen. Pensé en Niall. Pero cuando un leve dolor en mi cuello apareció, solté un chillido al descubrir de quién se trataba.
— ¿Podrías dejar de morderme, Harry? — Dije. 
— ¿Por qué debo de hacerlo? Esa marca significa que eres de mi propiedad y de nadie más. — Respondió. — Incluso no importa que a todo el grupo les guste… estar contigo.
Vaciló un poco al final de la oración. Louis lo golpeó en la cabeza y mis mejillas cobraron vida.
— Basta de reconciliaciones. — Dijo Lou. Apuntando al par. — Ustedes dos, los quiero en el pasillo con la ropa que les dejé en sus habitaciones. Ahora.
Ambos asintieron y se despidieron de mí con una sonrisa. Se sentían intimidados cuando Lou los desafiaba.
Me encorvé en el colchón y toda la energía de sus abrazos penetró en mi cuerpo. Me estiré por un momento y sentí la pequeña risa de Lou a mi lado.
— ¿Qué? — Dije. 
Ella negó con la cabeza y llamó a uno de sus ayudantes. En un par de minutos ya tenía el conjunto de ropa frente a mí. Solo faltaba ponérmelo.
Estábamos a comienzos de primavera, eso significaba, que el calor ya se notaba en el aire.

Un vestido blanco de flores color sandía llegaba hasta por encima de mis rodillas. Un chaleco corto café oscuro. Sandalias del color de las flores y un bolso pequeño color café claro, acompañado con brazaletes y un collar. 
— ¿No crees que me dará un poco de frío? — Le pregunté al salir del baño.
Me arrojó unas calzas color piel, riendo por debajo al apuntar a mis rodillas.
— Olvidé tus cicatrices. — Dijo. — El frío no te será importante.
Cuando estaba lista para salir, el teléfono sonó en mi velador. A esta hora de la mañana, y Helen estaba llamando. Tomé el teléfono y al ver el nombre de la llamada me paralicé. El sonido era el de mi jefa, pero su nombre era diferente.
Stephen. Mi padre.
Hace año y medio, lo único que quería era recibir una llamada suya. Pero luego de que llamase por las siguientes 3 veces no eran precisamente para saludarme o algo así. Siempre eran noticias malas.
Con la piel de gallina atendí el teléfono, con Lou esperándome en la puerta y viendo como pasaba cada uno de los chicos hacia el ascensor.
— ¿Hola? — Intenté decir.
— ____... — Escuché su ronca voz. — Creo que sabes porqué estoy llamándote…
No necesité escuchar lo siguiente para que sintiera mi pecho endurecer. Algo estaba pasando.
— Necesito que dejes lo que estés haciendo, llames a Helen para que te dé un par de días de descanso y regreses a casa por unos asuntos.
Por el rabillo del ojo pude divisar a Zayn pasando por la puerta abierta de mi habitación y por una décima de segundo sus ojos se juntaron con los míos. Lou le gritó que fuera más gentil al saludar y volví a concentrarme en la conversación de mi padre.
— ¿Qué asuntos? — Le pregunté.
Escuché que se acomodaba la garganta y me preparé. — Entrarás a la universidad.

Cuando terminé mis estudios, papá nunca pronunció algo sobre que debía de seguir estudiando. Incluso pensé que se sentía feliz de que trabajase con alguien que pueda darme un buen sueldo y sobresalir por mi intelectual. Solo que ahora, ese pensamiento estaba muy contorsionado cuando me llamó.
— No puedo ir. — Dije finalmente.
— ____... Sé que no quieres hacer esto, pero una niña como tú también debe obtener su título.
Cerré los ojos y comencé a enfadarme. Ellos siempre decían que querían tener a alguien profesional como hija, pero al final siempre ganaba entregándoles como evidencia mis ganancias como parte de The Next Time.
— No me metas en esto otra vez, Stephen. — Él odiaba que lo llamase así. — Me siento bien en donde estoy.
— Pensé que ya eras adulta. — Contratacó. — Que podías cuidar a toda la familia con un buen título.
— Pues pensaste mal. — Reprimí un grito ahogado y continué. — Ya tengo la edad suficiente para decidir por mí misma. Y si estarás tan ocupado más adelante que tendrás que llamar a tu hija para solucionar un problema, entonces no mereces ser llamado un padre preocupado.
Y lo solté. Casi todo un año esperando por decir eso y al fin lo había hecho.
— ___, estás confundiendo las cosas. Esto no se trata de lo que tú quieras, se trata de lo que tu madre…
— No, Stephen. Esto no se trata de mí, tienes razón. Pero no se trata tampoco de lo que Kate quiera. Estás muy ciego para ver que tu estúpido trabajo nos ha separado a todos, incluso llego a pensar que solo estoy hablando por mamá cuando digo “Los extrañaré”. — Solté un sollozo y sentí acercarse a Lou. — Adopta otra hija, no lo sé. Pero métete en la cabeza que yo nunca entraré en ese lugar. Aunque tenga que vivir siempre viajando en solitario como tú.
Y corté.
Papá siempre era el que cortaba primero. Decía que tenía planes y debía de salir rápido, pero esta vez, esta mísera vez, yo lo había dejado con las palabras en la boca.
Apagué el teléfono por si intentaba volver a llamar y lo arrojé al cajón del velador. No quería escuchar tampoco a Kate, me intentaría persuadir o algo por el estilo.
Las manos de Lou me tomaron por los hombros y me voltearon hacia ella. No la podía ver muy bien debido a las lágrimas asomándose en mis ojos. Pero no me quebré ante ella. Con un pastañeo las sequé y me dirigí hacia la salida corriendo.
— ¡____! — La escuché gritar.
No volvería a llorar en frente de ellos. Ya tenía suficiente.
Corrí por los pasillos hacia la escalera de emergencia y bajé al vestíbulo. Los chicos estaban esperándonos sentados en los sofás y al verme, mi enojo apareció de la nada.
— ¿Qué sucedió? — Preguntó Liam.
Lou emergió de repente del ascensor y la miré apenada.
— ____, dime que te ocurre. — Dijo.
El grupo se miraron entre ellos y fruncí el ceño. No estaba enojada con ellos. Me regañaba a mí misma por dentro intentando parecer fuerte.
Los grito de las fans era lo único que se podía escuchar entre todo el edificio. Oprimí cualquier sentimiento de pena mezclada con angustia hacia ellos y Lou finalmente se me acercó.
— ¿Qué necesitas? — Me preguntó. — ¿Era tu padre?
Desvié mi mirada de sus ojos. Ella siempre terminaría ganando si me observaba de esa manera tan especial.
Al final, le asentí con la cabeza y todo el grupo se levantó de sus asientos. Caminaron hacia mí y yo retrocedí un paso. No quería hablar de eso justo antes de un concierto.
— Vámonos. — Dije. — Miles de chicas esperan a sus príncipes británicos.
Disimulé una sonrisa y caminé hacia fuera del hotel. Ellos saludaron al público y yo me desvié del camino de los camarógrafos para no ser acosada. Uno de ellos se me acercó de chismoso al verme desinteresada por el grupo, ordenó su grabadora y me apuntó.
— ¿Podemos hacerte unas preguntas? — Dijo en alemán.
El nerviosismo me comía la espalda. Excepto por la vez que bajé en pijama y fui rodeada de cámaras, nunca había sido entrevistada. Además, hablar en otro idioma no era mi fuerte. No sabía mucho alemán, pero entendí su consulta. Le negué con la cabeza.
— ¿Hablas inglés? — Me preguntó finalmente.
Le asentí y su curiosidad se elevó por los aires. No debí responderle.
— ¿Por qué una chica como tú sale del mismo hotel que One Direction?
Otra vez. La prensa estará dando rumores sobre quién era yo realmente.
— Yo… pues… — Intenté decir algo, pero los nervios me mataban.
Sentí un jalón por el brazo y vi a Lou tirándome en camino hacia un carro.
— ¡Espera un momento! ¿Quién eres? — Gritó el periodista.
Lo miré por unos segundos y una sonrisa apareció en su cara. Su trabajo estaba hecho, tenía la misma mirada cuando yo encontraba información valiosa.
Entramos en el auto con más brusquedad que nunca y vi la mirada furiosa de Lou atravesarme.
— ¿Estás loca? ¡No debiste hablar con él! — Dijo mientras levantaba sus brazos. — ¿Acaso no sabes quién era?
Abrí los ojos más de lo normal mientras el conductor giraba en una esquina. ¿Por qué tendría que saberlo?
— ¿No? ¡Es un caza-rumores, ____! ¡De ahora en adelante estarán atentos a cualquier chica que salga del hotel junto con ellos!
Encogí mis hombros. Lou parecía mi madre regañándome, aunque por un lado la encontraba divertida cuando el ceño de su frente se fruncía.
— Lo siento. — Dije desviando la mirada hacia la ventana.
Suspiró y dejó caer su peso libremente sobre el asiento. Los chicos estaban en otro automóvil adelante, y ahora podría contarle mi conversación anterior.
— Fue mi padre. — Susurré.
Ella abrió los ojos y el enojo desapareció. — ¿Él? ¿Qué te dijo?
— Quiere que entre a la universidad.
— ¿Eso es un problema? — Alzó una ceja. — Deberías de hacerlo. Solo estás viajando por Europa.
— Tengo 18, Lou. Puedo decidir que hacer.
Negó con la cabeza y dijo:
— Yo a tu edad lo único que deseaba era entrar en esa etapa. Si no obtienes un título no podrás trabajar en ningún lugar. Desperdiciarás tu vida.
Había algo de razón en eso. Excepto que no sabía realmente porqué estaba viajando por Europa. Y que si lo supiese estaría decepcionada de mí. Dejé hasta ese punto la conversación y Lou dejó de preguntar. Al parecer con eso estaba más que satisfecha.
Llegamos al lugar del concierto y acerté, el frío estaba matándome los muslos. Entramos por la puerta trasera y los seguí hasta sus camerinos. Cada uno tenía un trato especial en sus cabellos, rostros y manos. Niall tiró de mí en un instante y me sentó en su regazo, diciéndome que no había otro lugar donde hacerlo.
— Solo lo haces para tocarla, pervertido. — Soltó Harry. — Si quieres tocarla solo haz esto.
Me levantó de la cintura y posó mi peso sobre su hombro, dejándome con los pelos de punta al ver su espalda desnuda.
— ¿Qué haces? ¡Suéltame! — Grité golpeándolo. — ¡Harry, bájame ahora!
Comenzó a reír junto con Louis, Niall y el disimulado de Liam, aunque en varias ocasiones pude ver una leve sonrisa de parte de Zayn. Finalmente me soltó y acomodé mi vestido con disgusto.
Todo el público, camarógrafos y la prensa estaban esperando la salida de One Direction al escenario, mientras que yo solo me divertía con ellos tras bambalinas como nunca lo había hecho. Era todo perfecto. 
Y entonces recordé mi trabajo, el porqué estaba en ese lugar y a la persona que estaría llamando furiosa en ese momento. Helen.

ENTREGA LA EVIDENCIA Y NADIE SALDRÁ HERIDO [One direction y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora