Capítulo XXX

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5 Días para Nueva York. Llegamos a Los Ángeles. En todo el corto viaje tuve la oportunidad de estar sola, ya que Lou prefirió entregarme su asiento en el sector de pasajeros de segunda clase en vez de primera; “Te relajarás”, fue lo que dijo. Antes de dejar Denver me dejó una blusa salmón pastel, unos shorts rasgados y botines de taco alto encima de mi cama; su querido outfit.

Había Directioners, fans por todos lados y esquinas del aeropuerto. No dejaban caminar, hacer un espacio, observar, respirar, nada. Por un momento pensé en gritarles a cada una de ellas que me no tendrían ventaja alguna solo por pedirles un autógrafo o un abrazo, ya que muy en el fondo logré sentirme celosa de tanto llamado de atención.

Vi a Harry junto a Louis conversando con varias chicas norteamericanas y sobretodo, latinas. Conocí a una de ellas en The Next Time, se llamaba Florencia, aunque luego cambió su nombre por Antonia. “Flan” era como le decían; un sobrenombre raro, pero le gustaba y era realmente amigable.

Regresando donde dejé al par Stylinson, no ocurrió nada interesante, nada, nada… hasta ese instante en que el castaño tomó una de las cámaras de las chicas y apuntó al de rulos frente a él, rodeando con su brazo la cintura de una fanática.

No sé que sucedió, pero en el interior de mi mente creí conocer por primera vez la palabra “celos”. Eso no me estaba sucediendo a mí.

— ¿Perdona? —Escuché la voz de Liam a mis espaldas—. ¿Tú también quieres una fotografía?

Volteé con rapidez y me sentí increíblemente observada por un grupo grande de chicas que se encontraban a su alrededor. No creo que me hayan visto de una buena manera luego de ser de la atención de uno de sus ídolos.

— No te asustes, pequeña —Dijo otra vez—. A veces puedes tener alguna superioridad para los demás en mostrar nuestra fotografía.

Alargó su mano y le pidió a una de las fans tomarla con la cámara integrada al iPhone que traía consigo. Se acercó lo suficiente para rodear mi cintura con una de sus manos y disimuladamente me aproximó lo que más pudo hacia él. No sabía si seguirle el juego y posar, o simplemente mirarlo incrédula. Ninguna de las dos opciones anteriores fueron aceptadas, ya que en un rápido movimiento los dedos de Liam jugaron con los lados sensibles de mi cadera, dándome cosquilleos que se transformaron en sonrisas verdaderas.

Reí por unos diez segundos, los necesarios para que más de cinco fotos fuesen tomadas y guardadas. “Liam hace reír a una fan”, sería el titular esa tarde. Y yo pensé, «No soy una fan».

Lo empujé cuidadosamente de no ser tan dura y él solo rió, caminó hacia la chica que tenía el iPhone con la fotografía dentro y agradeció su disposición con un gran abrazo.

Cuando estaba dispuesta a girar sobre mí misma y ser invisible otra vez, un fuerte brazo me rodeó por el cuello, atrayéndome hacia su cuerpo.

— ¿No le pedirás su número, Liam? —Dijo Zayn, a solo centímetros de mi oído—. Siempre les preguntas al final de cada fotografía para guardarlo en tu móvil, ¿No crees que es una falta no seguir la tradición?

Creí escuchar muchos «Ooh» por las chicas alrededor y comentarios sobre mí a solo segundos de estallar.

Liam observó con gran seriedad el rostro de Zayn, estaba sonriendo y eso lo estaba molestando al parecer.

— ¿No lo harás? Bien, —Continuó el moreno—. Entonces yo lo haré.

Su extremidad dejó de tocar mi cuerpo y me hizo voltear hacia él, se inclinó un poco y con una sonrisa en el rostro susurró:

— Me encantaría besarte en este momento, y como no puedo hacerlo solo dame tu número. Lo necesito.

No escuché nada más después de la palabra “momento”, ¡Quería besarme! Con todo y su bipolaridad hizo que mis mejillas se encendieran en un dos por tres, se alejó unos centímetros y extrajo de sus bolsillos otro teléfono móvil en sus manos.

ENTREGA LA EVIDENCIA Y NADIE SALDRÁ HERIDO [One direction y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora