Capitulo XXXV

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—¿Renuncias?

El silencio que vino después de aquella pregunta penetró cada pared de la oficina, ahuyentando cada pedazo de fuerza que dentro de mí quedaba.

Helen entrecerró los ojos, volteó y dejó caer su peso sobre el asiento frente a su escritorio. Entrelazó sus dedos de las manos con más fuerza de lo normal y luego de unos segundos parecidos a una eternidad, habló.

— Pensé que seguirías aquí luego de conocer tu nuevo ascenso, ¿De verdad no quieres ser la siguiente directora de The Next Time?

Si. Por supuesto que quería tener esa oportunidad y decirle al mundo que yo era la jefa de toda la editorial. Lo deseaba desde que tuve acceso a sus instalaciones.

Pero, no era suficiente.

Un mundo tan complicado como el de Helen no me incluía, no podría ingresar tan fácil y mantenerme con la dedicación necesaria luego de todo lo que pasé. Aprendí a reír, disfrutar de la vida, también lloré, pero me hizo dar cuenta de demasiadas cosas que dejé por alto al conocer al estúpido grupo que me tenía de mal humor cada día. Podía pensar libremente, y de aquellas maneras en que disfruté, saqué una conclusión.

Yo ya no era parte de The Next Time desde que llegué a Inglaterra persiguiendo a One Direction.

Tomé aire y preparé mi corazón para la última decisión que daría en esa oficina.

— Exacto —Dije—. Dejaré mi lugar y los privilegios determinados a mi asistente.

Los ojos de Hel se abrieron de par en par. No podían estar creyendo lo que acababa de hacer.

Le había cedido mi puesto de directora a Will.

— ¿¡Estás loca!?

El grito de Will pudo haberse escuchado por toda la calle, íbamos caminando-corriendo en dirección a mi casa. Le conté sobre su nuevo puesto en la revista luego de que saliera dándole un fuerte portazo de despedida en la, ahora, ex-oficina de Hel, y aún a cuadras de ahí seguía sin creerlo.

— ¡Has rechazado su puesto! —Continuó exclamando—. ¡Por Dios, lo has rechazado!

Doblamos una esquina y yo seguía sin hablar ni una palabra, me habían comido la lengua los ratones. Pero eso no fue lo que me hizo detener frente a una tienda de electrónicos. Fue la televisión.

— “El famoso grupo británico-irlandés One Direction, ha llegado a Nueva York ésta mañana para dar un concierto especial a todas sus fanáticas que los han esperado por horas…”

One Direction.

La cámara en un comienzo enfocó directamente a la multitud de chicas y chicos que intentaban hacerse un espacio entre los guardias de seguridad del aeropuerto, llorando, gritando, todo lo que yo podía ver desde el otro lado de la cámara cada día con ellos. Después, pudo verse llegar un avión privado y una de las puertas abrirse, los gritos aumentaron y miré el centro de la cámara.

El primero en salir fue Niall, con el gorro trasero de su polar encima y lentes oscuros cubriendo sus ojos. Ni si quiera saludó o algo. El siguiente en salir fue Liam, de la misma manera que el rubio. Continuaron desbordando totalmente iguales sin hacer un leve contacto con sus fanáticas y la prensa, algo que no había visto hace mucho tiempo.

— Estás preocupada por ellos, ¿No? —Acertó Will sacándome de ese trance.

Volteé la mirada hacia él y pude ver su rostro apenado. Traté de sonreír y dije:

— Son unos idiotas.

Media vuelta y continué caminando hacia mi hogar.

Al abrir la puerta, me encontraría con Kate y probablemente me haría el cuestionario infaltable de cada visita a Helen. Pero cuando entré a casa con Will atrás, ella no estaba ahí.

ENTREGA LA EVIDENCIA Y NADIE SALDRÁ HERIDO [One direction y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora