Capitulo XVII

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Para mi penúltimo día en Venecia, decidí llevar puesto uno de mis conjuntos de ropa en la maleta.

Con una polera de tirantes con mostacillas amarillas, debajo de una falda a la cintura de leopardo y sobreprotegida por una chaqueta blanca y botas negras, salía de mi habitación a toda prisa para no tener que ver a nadie.

El ascensor se abrió y entré en él a toda prisa. Ninguno de los chicos apareció.

Cuando llegué a recepción los camarógrafos me apuntaron pensando en que se trataba de alguno de ellos y se decepcionaron al ver que me encontraba sola. Lou me indicó que si yo actuaba como si fuese una turista no saldría en las noticias o chismes en internet.

Helen llamó en la mañana felicitándome por obtener el tiempo necesario para seguir con mi trabajo, aunque ella debía de estar agradecida de que mi padre accediera solo para que le entregase la evidencia de mi celular.

Caminé por el mismo callejón donde Niall me pidió salir y no pude evitar sentirme mal al no verlo otra vez acostado a mi lado al despertar. Sería difícil tener que evitarlo luego de mi decisión.

El teléfono sonó y me detuve en la calle para sacarlo del bolso. Miré el número y todas mis preocupaciones se esfumaron por completo junto con la aparición de una maravillosa idea.

— ¡Will!

— ¡Te extrañé demasiado! — Grité cuando mi mejor amigo entró por la puerta del hotel arrojándome en sus brazos.

Hablé con Will sobre ser un ayudante en mi trabajo, por su puesto él accedió luego de contarle por todo lo que había pasado en este tiempo y llamamos a Hel después. Costó convencerla pero con un “El pack siempre es mejor” accedió a enviarlo conmigo en el siguiente vuelo.

Estaba muy feliz, él fue el primero en ser amable conmigo cuando entré a al revista y ambos comentábamos las noticias que llegaban por internet o por correo de los chicos. Tenía 24 años. Joven pero muy inteligente, además de un chico muy guapo. Nunca sentí atracción por él, eso estaba comentado. Siempre lo consideré como un fiel amigo y él también siente lo mismo por mí.

— Pensé que explotarías a la hora de estar con ellos, Little ____. — Dijo con su voz suave.

Negué con la cabeza con una gran sonrisa y dije. — Nadie puede hacerme estallar tan fácilmente, Will. Eso tenlo por seguro.

Ambos reímos y al terminar, él miró por encima de mí y sonrió.

— Así que quieres… darles celos. — Soltó.

— ¿¡Qué!? ¡No! — Dije golpeándolo levemente en el hombro. — Tú sabes que contigo todo es diferente.

Asintió y no lo resistí más. Abracé su pecho con tanta fuerza que tuvo que devolvérmelo para ganar un poco de aire. Junto con Will esa era nuestra manera de saludarnos luego de tanto tiempo. Una tradición.

Posicionó su rostro en mi hombro con mi cabello y susurró:

— No me sueltes hasta que yo te diga.

Aflojé el agarre pero no lo solté. ¿Por qué decía eso?

— Es una gran escena de novios para el público de estrellas atrás.

Mi pecho saltó y las pulsaciones incrementaron con rapidez. ¿Nos estaban observando?

Will me soltó despacio y disimulé una sonrisa para que ellos captaran mi felicidad. Volteé a encontrarlos y cada uno desvió su mirada, intentando no ser descubiertos al ver nuestro cercano rencuentro.

— ¿Entonces? ¿Cuál será mi habitación? — Dijo mi amigo tomando de mi mano.

Solté una risita y lo guie hacia la encargada de los archivos. Tardó unos cinco minutos y ya estaba anotado como cliente hasta el siguiente día. Todo perfecto.

ENTREGA LA EVIDENCIA Y NADIE SALDRÁ HERIDO [One direction y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora