Capítulo 5: "El cuarto secreto"

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Las clases de literatura habían culminado y un jovencito de cabello alborotado se encontraba recogiendo sus cuadernos para retirarse del aula, cuando en eso sintió la presencia de alguien junto a él.

Hola, Gokú, dijo la bella jovencita pelinegra lo más calmada posible.

Hola Milk, dijo el joven respondiéndole el saludo.

¿Puedo hablar contigo unos minutos?, dijo la bella pelinegra.

Siempre y cuando no terminemos peleando, está bien, dijo el joven de cabello alborotado.

Yo no pelearía contigo si tu no empezaras, dijo molesta la jovencita, pero luego al darse cuenta de su actitud, respiro profundamente y le dijo: disculpa, ¿podríamos hablar?.

Así está mejor preciosa, volvió a decir él joven provocando nuevamente ese cosquilleo dentro de la bella pelinegra.

Ambos jóvenes salieron del salón y se fueron hacia uno de los rincones del pasadizo:

Habla rápido, sabes que está prohibido hablar fuera de clases dos personas del sexo opuesto dijo el joven de cabello alborotado mirando hacia ambos lados viendo si alguien no los estaba espiando.

Si lo sé, pero quisiera saber ¿Qué hacían en la noche Vegueta y tú entrando a ese cuarto del fondo de su pasadizo con aspecto abandonando?, dijo la pelinegra con curiosidad.

Eso es algo que no te importa, dijo el jovencito.

¿Cómo que no?, no vaya hacer que por separar ambos sexos, en este lugar endemoniado se estén formando actitudes inapropiadas en los jóvenes, dijo preocupada la bella pelinegra.

¿Qué estás tratando de insinuar?, dijo molesto el jovencito. Para que lo sepas yo soy bien hombre al igual que todos los jóvenes de aquí o ¿quieres que te lo demuestre?, dijo el joven tomándole de las muñecas y haciéndola retroceder contra la pared, acercando su rostro muy cerca del de la jovencita.

No estúpido dijo la joven liberándose de su agarre y dándole tremendo puñetazo en el rostro, mientras su corazón al igual que el de él jovencito palpitaba a mil.

Golpeas muy duro, dijo Gokú, sobándose el rostro, ¿acaso prácticas artes marciales, boxeo o lucha libre?, dijo el joven con una sonrisa divertida.

Solo artes marciales estúpido, y eso te pasa por querer pasarte de listo conmigo, dijo Milk furiosa retirándose lo más rápido que pudo del lugar.

Vaya no solo es bella, sino también fuerte, como la chica que lucho conmigo ese último día en el gimnasio recordó el jovencito, mientras una absurda idea se le cruzo por la cabeza.

2 horas después:

No se puede insecto, como se te ocurre semejante idiotez, decía furioso Vegueta.

Vegueta tiene razón Gokú, entiendo que te guste la niña y la quieras tener a todo momento a tu lado, pero de ahí y traerla a nuestro cuarto secreto, dijo Piccolo.

Ya dejen de decir que me gusta, ¡eso no es cierto¡ yo solo la quiero traer, porque a ella le gustan las artes marciales y debe sentirse presa aquí sin poder practicarlas, decía entristecido el jovencito de cabello alborotado.

Mira Gokú si puedes traerla sin que nadie la vea cruzar la muralla hazlo, pero si te descubren tú serás el único responsable dijo Ten.

Está bien acepto esa condición, dijo él joven de cabello alborotado con una gran sonrisa.

En la noche:

Una bella pelinegra caminaba por los pasadizos oscuros donde se encontraba su habitación, cuando en eso escucho, que la llamaban por su nombre.

Milk, ven, ven. 

La joven al oír su nombre giro su rostro y pudo distinguir al dueño de la voz entonces se acerco rápidamente a este para ver que quería ahora el molestoso jovencito.

¿Y ahora que quieres?, dijo con molestia, la bella pelinegra.

Mostrarte algo, dijo con una bella sonrisa el joven de cabello alborotado.

¿Mostrarme algo?, se preguntaba intrigada la bella jovencita.

Sube la reja y salta yo te recibo acá para que no te lastimes, dijo el joven sonriendo con amabilidad.

La jovencita llevada por la curiosidad hizo caso a la propuesta del muchacho, subió ágilmente la reja y de un salto cayó en el piso, no siendo necesaria la ayuda del voluntarioso jovencito.

Vaya eres sorprendente, le dijo el joven con una de sus bellas sonrisas. Sígueme pero sin hacer ruido, dijo el joven.

Ambos jovencitos llegaron hasta el fondo del pasillo y abrieron la vieja puerta de madera, al entrar Milk, se encontró con Vegueta, Krilin, Piccolo, Yamcha y Ten, que se encontraban practicando artes marciales.

Este es el secreto guardado de este cuarto "El cuarto Secreto", aquí todas las noches antes de dormir venimos a practicar lo que nos gusta hacer, "las artes marciales", dijo el pelinegro con una de sus bellas sonrisas.

Es increíble, decía Milk, mirando unas viejas colchonetas tiradas en el piso que les servían de plataforma.

Haber linda, ahora que lo sabes, por culpa de este insecto, tendrás que guardar nuestro secreto, dijo Vegueta desafiante.

No se preocupen no diré nada pero a cambio quiero venir todas las noches a practicar con ustedes, dijo la bella pelinegra con una adorable sonrisa.

Que así sea, pero tendrás que venir con ropa más apropiada, dijo Piccolo, mirándola, ya que llevaba puesto vestido.

Por supuesto, pero por ahora me quedaré a verlos entrenar, dijo la bella jovencita sentándose en una silla vieja que había en el lugar, mirando atentamente las técnicas que usaban cada uno de los jovencitos.

Al siguiente día por la noche:

Vaya si que lucha muy bien, decía el joven de la cicatriz, observando como la bella pelinegra que llevaba puesto un tradicional traje chino de batalla, luchaba ágilmente con Gokú.

Si esos dos son tal para cual, y luego dicen que no se aman, dijo riendo Krilin.

Que ni te oigan amigo, porque son capaces de matarte, dijo riendo Ten.

Ahora es mi turno de luchar contigo niña, dijo Vegueta, mientras Gokú volvía con sus amigos.

¿De qué hablaban? dijo el inocente joven de cabello alborotado.

De lo bien que lucha la niña, parece no cansarse, dijo Piccolo, mirando a Vegueta luchar con ella.

Si es una excelente contrincante, dijo Gokú observándola luchar, mientras su corazón palpitaba al hacerlo.

Alguien más que quiera luchar conmigo decía con una bella sonrisa la jovencita

Ya no será mejor descansar, aunque mañana es sábado igual tenemos que levantarnos temprano dijo Piccolo.

Gokú acompaño a Milk hasta la muralla que separaba ambos pasadizos y antes de que ella subiera por la muralla se acercó a él y le dio un beso en la mejilla, seguido de un gracias, que dejo embobado al pobre jovencito.

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