1 ¦ Coincidencia

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Taehyung impulsaba la silla de ruedas de Jimin.

Era la hora del paseo.

En verano salían a pasear poco, por las olas de calor que había siempre. Pero durante media hora, más o menos, estaban dando vueltas de acá para allá por la ciudad.

—Hoy hace mejor día. —sonrió Jimin, estirando los brazos.

—Eso parece... —Taehyung se veía cansado y decaído.

—Cielo, ¿quieres que paremos un poco? —Jimin giró la cabeza para mirarlo, preocupado — Puedo impulsarme yo.

—No, tranquilo... —Claramente quería decir "sí" — Pararemos un poco más adelante, donde el supermercado. Tengo que comprar leche.

Jimin sonrió y se acomodó de nuevo en su silla.

—Genial, cariño.

Cuando llegaron, Taehyung dejó a Jimin cerca de la barandilla que daba a la playa. Cruzó la carretera y se metió al supermercado.

Jimin llevó las manos a las ruedas de su silla para impulsarse un poco y acercarse más a la barandilla.

Respiró la brisa del mar, cerrando los ojos plácidamente, y así estuvo hasta que escuchó un grito a sus espaldas.

Antes de poder maniobrar para darse la vuelta y mirar qué había pasado, ya estaba oyendo gritos de lo que parecía ser el conductor de un coche.

—¡Mira por donde andas, inútil! ¡Casi te atropello!

Jimin consiguió girarse y, al hacerlo, vio a un chico joven recogiendo, apresurado, comida que se le había caído de la bolsa del supermercado. El conductor seguía gritándole cosas, pero él se limitaba a recoger lo más rápido posible el estropicio. Cuando ya hubo terminado, cogió la bolsa y se puso a salvo en la acera.

Fue hasta donde estaba Jimin y se apoyó en la barandilla para ver si le faltaba algo en la bolsa.

—Chico, yo que tú tendría más cuidado.

El chico miró hacia ambos lados para ver quién lo estaba hablando y luego bajó la mirada hacia Jimin.

Las mejillas se le enrojecieron.

—Siento haberle asustado. —dijo, e hizo una leve reverencia. Luego apartó la mirada.

—No te preocupes... ¿Te has hecho algo? —preguntó Jimin, y agachó la cabeza para buscar contacto visual con los ojos del chico — ¿Por qué te escondes?

El joven giró un poco más la cabeza hacia el lado contrario, ocultando más todavía su cara.

Jimin suspiró y luego sonrió de nuevo. Estaba acostumbrado a que la gente no pudiera mirarle. Llevaba en silla de ruedas desde hacía casi ocho años, así que ya nada le sorprendía.

—Chico, si me pudiera levantar para morderte lo haría, pero como no puedo... No tengas miedo. —Jimin empezó a reírse después de decir aquello, pero el chico ni se había inmutado.

—Señor, perdone... Soy algo tímido.

—¿Señor? —A Jimin le sonó hasta a insulto— ¿Cuántos años tienes, chaval?

—Dieciocho...

—¿Tan viejo me ves? —Se llevó las manos a la cabeza— Tengo veintiséis años, tampoco es para tanto.

El chico tragó saliva y se obligó a mirarlo de nuevo.

—Lo siento, ¡hasta luego!

Hizo otra reverencia y salió corriendo.

Jimin quedó asombrado y miró la figura del chico huir de él. Bajó la mirada al suelo y vio que se le había caído algo.

La cartera.

La recogió del suelo y, aunque no quiso ser cotilla, la abrió. Encontró algo de dinero, una foto suya y de una niña pequeña,... Buscaba algo que le sirviera como contacto para poder devolvérsela. Lo único que encontró fue su carnet de identidad.

Lo cogió con dos dedos y lo miró al contraluz.

—Jung... Ho Seok.

—¡Jimin! —Oyó gritar a Taehyung desde el otro lado de la carretera, que salía cargado con tres bolsas llenas de comida. Jimin guardó rápidamente la cartera de Hoseok en su bolsillo y sonrió hacia Taehyung.

—¡Ya has vuelto a comprar más de la cuenta!

—¡Luego bien que te comes la comida!

El corazón se le paró al ver que un coche casi lo atropella. La escena de Hoseok se había repetido. Las bolsas estaban en el suelo pero, por suerte, a Taehyung no se le había esparcido la comida por todo el asfalto.

—¡Hijo de puta, casi me atropellas! ¡A ver si miras por dónde vas! —Le empezó a gritar Taehyung.

Jimin se sintió un poco avergonzado, pues la culpa no era del conductor.

—Ya, ya... Recógelo rápido y ven.

Taehyung frunció el ceño en dirección a Jimin y tuvo ganas de decirle "pues ven y ayúdame", pero se mordió la lengua.

Ya una vez juntos, Jimin se colocó las bolsas en el regazo y las abrazó bien para que no se cayeran. Taehyung empujó su silla y se fueron camino a casa.

En casa, Taehyung se ocupaba de todo. Limpiaba, hacía la comida, arreglaba los desperfectos,... También era el único de los dos que trabajaba y, para colmo, no recibían ayudas por la discapacidad de Jimin. De hecho, en su bloque, no tenían una rampa para poder acceder al pórtal. Sólo había escaleras. Taehyung llevaba años luchando con la comunidad para que pusieran una rampa, pero no parecían hacerle caso nunca.

Llegaron a casa y Taehyung, aunque estaba agotadísimo, se puso a guardar toda la compra y a preparar la comida.

Jimin, como siempre, fue hasta el salón, encendió la tele y se quedó embobado mirándola por media hora. Luego se acordó de la cartera y la sacó de su bolsillo.

Miró bien el carnet de identidad de Hoseok y se dio cuenta de que tal vez no pudiera saber su número de móvil, pero ahora sabía su dirección. Sólo tendría que ir allí y devolvérsela.

Justo Taehyung lo avisó de que la cena ya estaba lista, así que se volvió a guardar la cartera y fue a cenar.

HopeMin ➼ DiscapacidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora