5 ¦ Agresividad

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Ya estaban de nuevo en el portal del edificio donde vivía Hoseok, dispuestos a despedirse después de aquella salida tan inesperada.

—¿Está bien si volvemos a vernos?

Aquella pregunta retumbó en la cabeza de Jimin. Pero únicamente en su cabeza, porque Hoseok no había abierto la boca. Habían sido imaginaciones suyas.

—Señ... Jimin —se corrigió Hoseok a tiempo—. Muchas gracias por el paseo.

Esta vez Jimin se aseguró de leer bien sus labios para corroborar que realmente lo había dicho.

—Gracias a ti, Hoseok —Cuando pronunció su nombre, a Hoseok se le puso la piel de gallina—. Necesitaba un respiro últimamente... Ya sabes, la rutina.

—Entiendo...

No supo por qué de repente, pero Hoseok se acababa de dar cuenta de la posible situación de Jimin. No sintió pena, sino una terrible empatía hacia él. Se lo imaginó en casa, aburrido, sin trabajo que hacer...

Tan desesperado debía de estar como para querer pasear con él.

Pero Hoseok no estaba del todo en lo cierto, aunque eso, claramente, él no lo sabía. Pues Jimin no insistía en conocerle porque estuviera desesperado, sino porque le había parecido un chico muy interesante y hacía tiempo que no conocía a nadie nuevo.

—Si quiere... —Hoseok alzó la voz para hacer que Jimin se detuviera— Podemos pasear también el sábado.

Jimin entrecerró los ojos y sonrió. Hoseok apartó la mirada.

—Por supuesto. —respondió.

***

—¿A dónde sales tanto estos días? —le preguntó Taehyung mientras le servía el café.

—Salgo a pasear. —Jimin cogió la taza y se la llevó a los labios para soplar.

—Hace años que no sales a pasear sin mí... ¿A qué se debe esto? —Taehyung se empezó a reír, tal vez para ocultar su evidente preocupación.

—Me apetece cambiar un poco.

—Bueno, si sales de casa más a menudo, me rayas menos el parqué.

Taehyung siguió riéndose, pero se había pasado. Había vuelto a ser demasiado grosero.

Jimin perdió las fuerzas repentinamente y la taza se escurrió accidentalmente de sus dedos, cayendo contra el suelo y dejándolo todo perdido de café y trozos de porcelana. Taehyung suspiró.

Lo peor es que no lo había hecho a propósito. Nunca haría trabajar más de la cuenta a Taehyung, porque ya trabajaba bastante.

—Se me han ido las fuerzas... Lo siento.

Pareció sonar a excusa, porque la mano de Taehyung fue directa a la mejilla derecha del menor. Fue tal la hostia que le dio, que hasta consiguió mover la silla.

En años. Habían pasado años desde que Jimin y Taehyung se conocían y nunca, nunca, habían llegado a las manos.

Jimin se acarició la mejilla, sorprendido. Le empezaba a arder.

—Se me ha ido la paciencia... Lo siento. No quería pegarte, perdóname.

La sonrisa de Taehyung nunca le había parecido tan sádica como en aquel momento.

Se quedó quieto mientras él recogía, sin decir una sola palabra. No quería ni sacar el tema de la hostia; tenía miedo de que le fuera a dar otra. No parecía de muy buen humor.

—Voy a salir un rato, no me esperes para la cena. Te dejaré algo para que sólo tengas que meterlo al microondas.

Jimin asintió y quiso volver a disculparse, pero no pudo. Taehyung se apresuró y salió de casa en un abrir y cerrar de ojos.

Jimin se paseó con la silla por el salón y una repentina cólera atizó su cabeza.

—¿Por qué me ha pegado?

Ahora sí aprovechó para rallar bien el parqué.

¿Hasta qué punto habían llegado en el que las bromas de Taehyung le hacían daño a Jimin? ¿Se había cansado ya de su forma de ser?

Pero Jimin sabía desde siempre cómo era Taehyung... ¿Por qué le chocaba tanto ahora?

Taehyung era el chico de la clase de al lado. Aquel al que no podía dejar de mirar. Corría nada más salía de clase sólo para coger su mismo autobús, que ni siquiera era el que le llevaba a su casa. Luego cogía el verdadero autobús y mientras viajaba, escuchaba las canciones que le recordaban a él.

Jimin estaba loco por Taehyung.

Sabía que tenía una personalidad un poco fría, sarcástica, malévola. Pero era sobre todo el alma de la fiesta, trabajador, carismático. Y eso a Jimin le encantaba. Le atraía muchísimo...

Taehyung le había alumbrado y, al mismo tiempo, destrozado la vida.

Fue en el último año de instituto cuando ocurrió.

HopeMin ➼ DiscapacidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora