6 ¦ Locura

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Sábado.

Hoseok tardó unos minutos más de lo previsto en bajar.

Cuando salió del portal, ya empezó a escuchar las quejas de Jimin.

—No sé para qué insisto en que soy joven si no quiero tener nada que ver con esta nueva juventud...

Hoseok sonrió.

—Siento haberme demorado tanto. —se disculpó, poniéndose frente a Jimin y haciendo una reverencia.

—Deberíamos darnos los teléfonos, para estas cosas.

Con aquel comentario, ambos estaban dando por sentado que se iban a seguir viendo. ¿Eran ya amigos o estaban en proceso de serlo?

Sin pensárselo dos veces, se dieron los teléfonos para evitar futuras confusiones y empezaron a pasear.

Los sábados Taehyung trabajaba también todo el día, así que la casa se quedaría vacía otro día más.

Jimin estaba dispuesto a llevar a Hoseok a aquel sitio del que le había hablado.

Miró sus pies instintivamente para ver si llevaba buen calzado.

—Te deberías haber puesto mejor calzado. —le dijo, apenado.

—No se preocupe —Le sorprendió el ánimo con el que lo dijo y miró hacia Hoseok, quien le devolvió la mirada—. No me importa si andamos mucho.

El hecho de que Hoseok ya fuera capaz de mirarlo a los ojos hacía que le doliera un poco el pecho.

Siguieron su camino y después de tres cuartos de hora, llegaron al sitio.

Jimin oía a los pies de Hoseok gritar, pero este no cambiaba su animada expresión.

El sitio al que había que llegar era un barranco que daba al mar.

—Entonces...

—Es aquí, sí. —afirmó Jimin. Cerró los ojos y respiró profundamente.

—Jimin, yo... Si no quiere hablar de ello no...

—Para algo te he traído, ¿no?

—Sí, pero...

—No tienes que preocuparte tanto. Han pasado casi ocho años de aquello. Fui a mi respectiva terapia, tanto física como psicológica, y ya no hay ningún sentimiento negativo que me revoque mirar un barranco.

Hoseok asintió y guardó silencio. El mayor se tomó su tiempo para empezar a hablar.

—Él era muy atlético. Le encantaba participar en las maratones del instituto, iba a todas las excursiones que tuvieran alguna actividad física implicada,... En definitiva, una cabra loca.

>Aquel día algunos chicos de su clase estaban jugando a la pelota justo... donde estás tú ahora mismo.

Hoseok miró sus pies y sintió que su estómago daba un vuelco.

—Yo nunca había hablado con él. Lo miraba desde la lejanía, lo adoraba en secreto... —Jimin paró un momento para inspirar— Y fue a partir de ese día que empezamos a hablar.

—Perdone que le interrumpa... ¿Está hablando de su ex-novio?

—Mi novio.

Hoseok se tragó la lengua.

—¿Tanto años lleva conociéndolo?

—Así es. Empezamos a salir poco después de que ocurriera aquello.

Al ver la mirada confusa de Hoseok, se dio cuenta de que no le había explicado "aquello" aún.

—La pelota se escapó y fue directa al barranco. Él, por sus huevos, tenía que cogerla. Era el más atlético de todos, ¿cómo no iba a poder cogerla?

Jimin hizo una pausa que sonó más dramática de lo que quería. Hoseok tragó saliva, imaginándose cómo seguía la historia.

Los ojos de Jimin se humedecieron. Era la primera vez después de la terapia que las palabras no salían de su garganta. No podían salir.

Hoseok no soportó aquello durante más tiempo.

—Corrió hasta él para protegerlo.

Jimin levantó la vista y clavó sus ojos en los de Hoseok. Esta vez el menor se obligó a no apartarle la mirada. Tampoco quería.

Los labios de Jimin temblaron, gesticulando las palabras que decía Hoseok, como si fueran las suyas propias.

—Lo intentó salvar y cayeron los dos al vacío.

El pecho de Hoseok estaba ardiendo. Jimin había sido capaz de dar su vida por la persona que amaba. Le conmovió mucho aquel acto, tanto que sus ojos también se habían humedecido.

Fue Jimin quien apartó la mirada para mirar al horizonte.

Hoseok se acercó a él y con las manos temblorosas se agachó y lo abrazó. Era una postura muy incómoda, pero a Hoseok no le importaba; cuando alguien necesita un abrazo, lo necesita.

—Jimin... No tiene por qué aguantarse, puede llorar todo lo que quiera.

El mayor le dio una palmada suave en el hombro.

—No pasa nada —Sus ojos ya no tenían lágrimas, se habían desvanecido. Ya había llorado suficiente años atrás—. Terminaré de contar la historia.

Hoseok se apartó y se quedó al lado de su silla.

—Nos llevaron al hospital nada más nos rescataron. Ambos estuvimos ingresados un largo tiempo, pero a él le dieron el alta antes que a mí. Mucho antes. Vino a visitarme, porque le habían dicho que yo le había salvado la vida. Hasta entonces ni siquiera me conocía, o eso pensaba yo.

Hoseok frunció el ceño.

—Entró a la habitación tímido, una faceta suya que nunca había visto. Llevaba muletas y algunas escayolas. Se acercó hasta mi camilla y se sentó en la silla.

>Estuvimos hablando durante largo rato. Para mí, aquello era un sueño hecho realidad. No solo el estar hablando con él, sino el verlo con vida, el verlo de una pieza.

>Estaba loco, pero no me importaba, con tal de que esa locura le hubiera salvado la vida.

Guardaron un silencio.

Hoseok tenía tantas, tantas preguntas... Y todas le parecían entrometidas e inapropiadas.

—Y bueno —fue a finalizar Jimin, animándose un poco—, me quedé así, en silla de ruedas. Tres meses después, me declaré a Taehyung y me correspondió. Podría decir que gracias a ese suceso hoy por hoy estamos juntos.

Jimin sonrió, pero a Hoseok no le acababa de convencer aquel comentario.

—¿Le mereció la pena?

No quiso que Jimin malinterpretara aquella pregunta, y agradeció que no lo hiciera, pues Jimin se quedó mirándolo, diciéndole todo con la mirada.

Hoseok entendió entonces el amor que Jimin sentía por Taehyung. Después de tantos años, si todavía era capaz de responder de esa forma a aquella pregunta, era porque en ningún momento había dudado.

Su corazón dio un vuelco y no supo si lo había hecho porque deseaba que alguien lo llegara a amar algún día de aquella forma, o porque aquella faceta de Jimin le parecía hermosa.

HopeMin ➼ DiscapacidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora