—Me escucharás tú a mí, Jimin.
Fue entonces cuando el corazón de Jimin también se aceleró.
—¿Cómo puedes decir todo eso después de lo que hemos hecho por ti? ¿Un simple gracias? ¿Ochenta gracias? —Las lágrimas ya empezaban a salir a borbotones— ¿Eso es lo que hemos sido para ti? ¿Una ayuda? ¿Un consuelo?
>¡No entiendes nada! Jimin, no entiendes nada... —No sabía en qué orden decir las cosas, así que simplemente las soltaría— ¿Sabes por qué te apartaba siempre la mirada? Una vez apareciste en nuestra empresa.
Jimin quedó pensativo. Se acordaba. Ese día había ido a acompañar a Taehyung porque se celebraba uno de los aniversarios de la empresa. Había sido hacía relativamente poco, no más de dos años. El único día que Taehyung le había llevado a la empresa.
—Ese día yo trabajaba. Todavía era un principiante y no me enteraba hacia dónde tenía que ir. Estaba perdido. Y alguien me gritó desde un pasillo.
—Chaval... si encuentras el baño, avísame. —susurró Jimin, al mismo tiempo que Hoseok lo dijo. La frente de Jimin se arrugó.
—Me giré y vi a un hombre en silla de ruedas —siguió contando Hoseok—. Un hombre con una sonrisa preciosa en los labios. Vi tantas cosas en ese momento, que tuve que salir corriendo.
>Yo sólo quería volver a ver a aquel hombre. Y un día salí del supermercado, después de hacer la compra, como de costumbre, y un coche casi me atropelló. Unos segundos después de aquello, volví a oír la voz de aquel hombre. La reconocí al instante, pero era imposible. Cuando te miré... Jimin, eras tú.
Empezó a sollozar y Jimin guardó silencio, recordando cada momento.
—Jimin, ¿cómo puedes no darte cuenta de que estoy loco por ti?
Jimin se llevó una mano a la frente y se la acarició.
—Hoseok, no sabes qué dices...
—¡Tú no sabes qué dices! —se defendió él, elevando el tono de voz considerablemente, y dando un paso adelante— ¡Todo, todo de ti es absolutamente irremplazable! ¡Eres un vago de mierda, un bromista, un inoportuno, un pesado, eres ingenuo y estúpido! ¡Tienes menos años mentales que mi hermana!
Jimin se sintió ligeramente ofendido por eso último.
—Y desde el primer momento en que te vi... supe que me acabaría enamorando de ti.
—Hoseok... —dijo Jimin con dificultad.
—Tu sonrisa. Yo simplemente... no podía mirarla. Y menos cuando supe que tu corazón era de otra persona. Que esa sonrisa pertenecía a otra persona. Sentí que estaba abusando de ti.
Hizo una pequeña pausa para respirar, aunque sus lágrimas seguían cayendo y su voz temblando.
—Nunca se me ocurrió pensar que la persona que te estaba cuidando era la misma que me estaba arruinando la vida.
—Taehyung... —Jimin agachó la cabeza.
—Jimin, no lo aguanto más —susurró Hoseok, mirándolo a los ojos—. No quiero que vuelvas con él. No quiero que te vayas de mi lado. No ahora. No ahora que ya no puedo controlar mis sentimientos...
Jimin se mordió el labio inferior y aguantó las lágrimas que se le estaban empezando a acumular.
—Creo que sigues sin saber qué dices, Hoseok.
—¿Qué es lo que no entiendes?
—No, ¿qué es lo que no entiendes tú? —El tono de Jimin era muy tranquilo— El otro día quise que me miraras. Mírame ahora. Mira lo que soy. Soy una planta, Hoseok. Vivo porque puedo obtener oxígeno y comer, pero no hago nada más. Soy un gasto adicional, soy un estorbo y una carga para la persona que tiene que cuidar de mí.
Apoyó el codo en un brazo de la silla y la frente en su mano.
Hoseok sacó fuerzas para arrodillarse frente a Jimin y coger sus manos. Tanto las suyas como las de él temblaban.
—Se te olvida con quién estás hablando.
Jimin lo miró y cuando sus miradas se cruzaron, se acordó de su tío. Hoseok sonrió triste.
—Si te pido que te quedes con nosotros, es porque sé lo que supone que te quedes.
El mar se hizo escuchar más que nunca.
—Jimin... Puedo enamorarte. Dame más tiempo, puedo hacerlo.
Algo floreció dentro del estómago de Jimin. El calor que sentía en su pecho, que antes era agonizante, ahora era cálido. Su mirada buscó instintivamente los labios de Hoseok.
Apoyó las manos en sus hombros y se inclinó para darle el beso más dulce que había dado nunca. No sintió que debiera comparar, pero hacía años que un beso no le sabía tan real.
Hoseok cerró los ojos y subió los brazos para abrazar el cuello de Jimin y profundizar el beso. Eso obligó a Jimin a quitar sus brazos y por consecuente rodear el cuerpo de Hoseok con ellos.
Sus labios se rozaban muy lenta y pausadamente. Su narices chocaban de forma muy torpe y se manchaban de las lágrimas del otro.
Al separarse, se quedaron a pocos centímetros el uno del otro. Jimin envolvió la cara llorosa de Hoseok entre sus manos y acarició sus mejillas con los pulgares.
—Este no sabe a sangre... —susurró Hoseok, sonriendo.
—Perdóname, Hoseok. Malinterpreté tus intenciones, infravaloré tus sentimientos... Perdóname por haber sido tan gilipollas.
—Ya no puedo tratarte de usted y que todo suene menos ofensivo... Así que te diré que lo eres. Lo eres.
—Gracias por dejar lo de usted. —bromeó Jimin.
—Estaba deseando dejarlo...
Hoseok sacó su pañuelo de tela, aquel que había sido el provocante de todo, y limpió las lágrimas de Jimin.
—Creo que lo que te hace daño tiene la capacidad de curarte —dijo, y puso el pañuelo en las manos de Jimin—, y viceversa.
Jimin entendió a qué se refería y le fascinó cómo funcionaba el cerebro de Hoseok. Agarró el pañuelo con seguridad y le limpió las lágrimas al menor.
Después de hacerlo, ambos se quedaron mirándose, y como los dos tontos que eran, sonrieron.
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HopeMin ➼ Discapacidad
Fanfiction❝ Jimin sufrió un accidente al terminar sus estudios que lo dejó parapléjico de por vida. Pensó que mientras no perdiera a Taehyung, el amor de su vida, le daría igual perder el resto. Pero un día conoce a Hoseok, un chico algunos años menor que é...