30 ¦ Realidad

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El día esperado llegó.

Era viernes por la mañana y Hoseok tenía un examen importante. Había conseguido centrarse únicamente en sus estudios, para no pensar en nada más, y lo llevaba muy estudiado.

Jimin lo tenía todo preparado. Había hablado con Namjoon y, a la tarde, este ya tendría el coche listo con todo lo necesario para llevarlos a donde Jimin quería.

A toda su familia le pareció un regalo muy tierno, así que todos quisieron colaborar. Jinna preparó comida para que cenaran, Luda ayudó a buscar los sacos de dormir y Namjoon se aprendió de memoria la ruta de ida y vuelta.

Al día siguiente Namjoon los recogería de nuevo por la mañana mientras Jinna y Luda preparaban su fiesta de cumpleaños, con ayuda de Yoongi. Luego irían a casa y pasarían el día todos juntos. Por la noche, acompañarían a Jinna al aeropuerto para despedirla.

El examen de Hoseok salió regular. Había estudiado mucho, pero realmente le había quedado poco. Y todo por culpa de sus pensamientos, de lo mucho que le daba vueltas a una única cosa que lo tenía amargado.

El haber estado evitando a Jimin toda la semana le había afectado mucho.

Hoseok llegó a casa y saludó a su familia, que estaba en el salón viendo la televisión. Todos quisieron saber qué tal había ido su examen, pero Hoseok decidió ir directo a su habitación.

Jimin leía un libro en su silla. Hoseok dejó la mochila sobre la cama, sin saludarle siquiera, pero Jimin tampoco esperaba que le hablara así de repente.

El menor se sentó en la cama y apoyó la espalda en la pared. Miró hacia el techo y suspiró, agotado. Al día siguiente sería su cumpleaños, su madre se iría de nuevo, y Jimin... ¿Qué haría Jimin con su vida?

Le entró un bajón supremo y sintió ganas de llorar, pero no con Jimin delante. Lo miró de reojo. Se veía tan adulto leyendo... Era una imagen que a Hoseok volvía loco.

Jimin se pispó de que lo estaba mirando, y desvió su mirada del libro. Hoseok reaccionó rápido y apartó la mirada, pero aun así se notaba que lo había estado mirando.

El pelirrojo quiso hacer alguna broma sobre ello, pero se abstuvo. No quería cagarla todavía más cuando ni siquiera sabía con qué la había cagado.

Sobre las ocho de la tarde, Namjoon hizo acto de presencia en la habitación de su hijo. Se encontró a Jimin metido en su libro y a Hoseok haciendo más de lo mismo.

—¡MANOS ARRIBA! —gritó Namjoon, haciendo que Hoseok lanzase el libro por los aires— ¡MANOS ARRIBA Y NADIE SALDRÁ HERIDO!

Namjoon corrió hacia Hoseok y le agarró de las muñecas. Hizo que se bajara de su cama y se quedara de pie frente a Jimin. Este dejó el libro en la mesa tranquilamente y tomó las muñecas de Hoseok para juntarlas en su espalda.

—¿Qué esta pasando? —preguntó el menor, desconcertado.

—Una palabra más y piso el libro. —lo amenazó Namjoon, poniendo el pie encima de la portada del libro que Hoseok estaba leyendo y acababa de asesinar. Su hijo tragó saliva y cerró el pico.

Namjoon le enrolló una cinta en los ojos y la ató con fuerza. Acto seguido, le hizo una señal a Jimin y este lo siguió por el pasillo hasta la puerta de casa. Namjoon siguió empujando a Hoseok hasta el ascensor.

Jimin, Namjoon, Hoseok y... un niño pequeño se subió en el piso segundo. Él sólo quería bajar a jugar con sus amigos, y se había topado con un parapléjico y un hombre agarrando con fuerza a un chico con los ojos vendados.

Definición gráfica de trauma.

El primero en entrar al coche fue Hoseok, empujado y abrochado por su padre. Luego este mismo ayudó a Jimin a levantarse de la silla y sentarse también en los asientos de atrás. Plegó la silla, la guardó en el maletero y se subió a su asiento.

—¿Qué esta pasando? ¿Por qué no puedo ver nada?

—Si vuelves a decir algo, estrello el coche. —Namjoon fue tajante. Jimin tuvo que reprimir su risa.

—Papá... —Hoseok sabía que no obtendría respuesta, pero preguntarle a Jimin no era una opción.

La música hizo el viaje más ameno para Jimin y Namjoon, que no podían hablar. Hoseok por suerte se durmió.

Llegaron al cabo de media hora.

Namjoon se aseguró de que Jimin tenía todo lo necesario una vez habían salido del coche y entonces le quitó a Hoseok la cinta.

Al chico le molestó la luz al principio, pero después de unos segundos se acostumbró. A su alrededor había un montón de arena, un descampado.

—¿Qué lugar es est...? —se interrumpió a sí mismo cuando escuchó el sonido del mar.

—Hale, adiós, Hoseoki. —se despidió su padre, dándole un beso en la frente. Enseguida se subió al coche, arrancó y se fue.

Hoseok estaba alucinando. No entendía nada de nada. Estaba allí, con Jimin, sin respuestas, sin ganas de estar con él, sin nada.

Observó que alrededor de la silla de Jimin había unas cuantas bolsas, dos sacos de dormir, una gran esterilla...

—¿Quieres saber? —le preguntó Jimin, con una sonrisa. Hoseok apartó la mirada — Eres tan pesado con la mirada... No seas desagradecido y ayúdame a llevar todo esto.

Hoseok, por sus modales, obedeció y contribuyó, pero sólo por eso. Jimin lo guió hasta el lugar donde él iba siempre de pequeño. Llegaron a la arena y, para sorpresa de Jimin, la silla avanzaba bastante bien por ese terreno.

Dejaron las cosas en el suelo y se quedaron mirando al horizonte.

—Hoseok, he hecho esto porque quería hablar contigo.

El corazón del menor empezó a acelerarse. Tragó saliva.

—Para ello necesito que me prestes atención, que no me evites.

—Hable lo que quiera, le escucharé.

Jimin respiró hondo.

—Ayer Taehyung me llamó por teléfono. Me dijo que estaba muy arrepentido, que había estado esperando a que yo lo llamara, pero que no había podido aguantar más.

Hoseok quiso arrancarse las orejas cuando escuchó aquello.

—Nadie lo sabe. Sólo tú. Hoseok —llamó su atención —, estoy pensando volver con él. Aún no he vuelto a casa, y ya es hora. Hablaremos sobre este tema, solucionaremos las cosas... Ya no tendréis que cuidar de mí. Os agradezco mucho todo lo que habéis hecho hasta ahora, no sabéis cuánto. Es algo que repetiré una infinidad de veces si es necesario. Pero Jinna se irá y vuestras vidas seguirán como hasta ahora. Nadie me ha echado aún, y considero eso muy hospitalario y caritativo, pero no me puedo quedar para siempre, ¿no?

Hoseok intentó mirar a los ojos a Jimin, pero le daba miedo. Le daba miedo explotar. Seguramente explotase. Lo haría. Explotaría.

—Hoseok, me echo a mí mismo de tu vida después de mañana.

—No.

La sonrisa de Jimin decayó. Hoseok lo miró. Sus labios sangrarían por estar mordiéndoselos de aquella forma, sus ojos retenían más lágrimas de las que había retenido nunca.

Explotó.

HopeMin ➼ DiscapacidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora