9 ¦ Comodidad

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Hoseok vio a Jimin desde la ventana y suspiró, apenado.

—Luda, te has puesto muy pesada.

—Hobi, eres un tonto. Señor Jimin es nuestro amigo. —se quejó Luda. Le encantaba escucharse hablar.

—Es mi amigo, pero no por eso...

—¿No por eso qué? —Apareció Jinna por la puerta del salón.

Hoseok se mordió el labio y bajó  la mirada al suelo. No tenía sentido nada de lo que iba a decir.

Jinna se acercó a él y le acarició el hombro con cariño. Hoseok miró a su madre.

—Papá tiene muchas ganas de conocerlo, y yo también.

Una cálida sonrisa se abrió paso entre los labios de Jinna.

—Mamá —intervino Luda, metiéndose donde no debía, como era costumbre—, Hobi nos habla mucho de él.

Hoseok sintió que su cara se estaba poniendo roja.

—Luda, no he hablado tanto de él. Sólo os he contado algunas cosas.

—Pero me dijiste que era muy gua...

Hoseok tapó la boca de su hermana con rapidez y Jinna se empezó a reír.

—Oye, ¿y Jimin? —preguntó Namjoon, asomando la cabeza por el salón.

Todos se miraron y maldijeron.

Hoseok se apresuró y salió a la calle. Y ahí le esperaba Jimin, donde siempre, para quejarse.

—Me has hecho esperar siete minutos y treinta y cuatro segundos.

—Por lo menos he bajado... —respondió Hoseok, haciendo un pequeño puchero.

Cuando Jimin fue a subir por la rampa, Hoseok se dignó a empujarle un poco. Si no, seguramente hubiera muerto intentando subirla.

Pero Jimin no tenía quejas para eso, era una rampa algo jodida, pero era una rampa.

Ya en la puerta de la casa Hoseok miró a Jimin lo más serio que pudo.

—Ni que fuera a conocer a mis suegros... ¿A qué tanta seriedad?

—Por favor, trate a mis padres con respeto y... Le ruego que crea que son normales, a pesar de todo lo que hagan.

Jimin sonrió.

—Me pides que los trate con respeto y luego los llamas raros.

—Son mis padres... Yo puedo decir lo que quiera de ellos. —se justificó, y fue a llamar al timbre.

—Hoseok.

Este se quedó quieto y giró la cabeza.

—Los trataré como si fueran los míos, no te preocupes.

Hoseok suspiró y, por un momento, le entró curiosidad acerca de los padres de Jimin.

Antes de tocar el timbre, Luda ya estaba abriendo la puerta.

—¡Bienvenido a casa, Señor Jimin!

Jimin no se esperaba aquel recibimiento, y se sorprendió más todavía cuando Luda se subió a su silla para sentarse encima de él y abrazarlo.

Jimin empezó a reírse y la abrazó  de vuelta. Hoseok tuvo que coger en brazos a su hermana para quitársela de encima. Una vez la niña estaba en el suelo, Jimin le dio unas palmaditas en la cabeza.

—¿Cómo te llamas, pequeña?

—L-U-D-A. —deletreó ella.

—Encantado de conocerte, Luda. Yo soy Jimin.

HopeMin ➼ DiscapacidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora